El señor Tomás Núñez, líder campesino del departamento de Concepción, llegó desde la ciudad de Concepción hasta la redacción de La Nación para hacer pública una denuncia contra el intendente de Con­cepción, Alejandro Urbieta, y su secretario David Ramírez porque supuestamente orquestaron y montaron un caso de abuso a un adolescente al solo efecto de incriminar al periodista Édgar Chila­vert. Este último está injus­tamente preso desde hace un año, alegó.

En octubre del 2018, don Tomás presentó la denuncia contra el comunicador por abuso sexual del menor. Sin embargo, luego su hijo le con­fesó que el hecho no ocurrió y que David Ramírez –secreta­rio del intendente– y un amigo cercano de la familia lo con­vencieron para denunciar el caso. “Al conversar con mi hijo me dijo que el caso no existía”, afirmó. “Le utilizaron a mi hijo porque David Ramírez sabía cómo iba a reaccionar, enton­ces le utilizó a mi hijo y a todos nosotros. Todo fue lavado de cerebro”, añadió.

La madre del adolescente, Alberta Osorio, indicó además que fueron engañados por el intendente y quienes trabajan de cerca con él en el munici­pio para llevar adelante el caso de abuso. “Nosotros empeza­mos a investigar; nosotros ya entendimos que a mi hijo no le pasó nada, pero los aboga­dos declararon que mi hijo fue violado, que no solo fue abuso”, lamentó.

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El comunicador, antes de ir preso, denunciaba casos de corrupción en el puerto de Concepción en su programa radial “Tarde Rebelde”, por radio Aquidabán. Fue dete­nido en octubre del año pasado luego de un allanamiento.

“A mí me dejaron sin contacto con mi hijo (vino a vivir a San Lorenzo) y me contraria­ron con él. Le dijeron que me dieron G. 350 millones y que estaba feliz de la vida en Con­cepción”, sostuvo.

En los estudios realizados al niño no se encontraron seña­les de abuso, indicaron. El niño quedó incomunicado por unos meses luego de darse la denun­cia para evitar la exposición de la víctima por órdenes que recibió su padre.

El progenitor indicó que le acercó pruebas a la fiscala Karina Sánchez sobre las sos­pechas de que todo habría sido diseñado por políticos, pero no aceptó. Lo mismo ocurrió con algunas juezas.

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