- POR RICARDO RIVAS
- Corresponsal en Argentina
Mauricio Macri, el derrotado presidente argentino que finalizará su mandato el próximo 10 de diciembre, se reunió con su sucesor, Alberto Fernández, triunfador en los comicios que ayer. Se conocen desde muchos años. No son amigos. Tampoco se sabe si tienen buena o mala relación.
Sin embargo, los escasos testigos de ese momento histórico e inhabitual dicen que Alberto, en el momento de los saludos, le expresó un deseo con perfume de propuesta: “Hermano, no hablemos más del pasado. Hablemos del futuro”. Nadie comentó la respuesta de Mauricio. Algo sugiere que es complicado no hacerlo. Fernández querrá saber qué habrá de encontrar cuando inicie su gestión y Macri deberá responder con información precisa que será una forma de balance de los cuatro años pasados entre el 2015 y estos días. No será fácil.
Desde las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), del último 11 de agosto, el Banco Central (BCRA) perdió –según coincidentes reportes oficiales y privados– unos US$ 22.000 millones, lo que implica, al decir de calificados analistas y observadores, que la autoridad monetaria atesora unos US$ 11.000 millones “de libre disponibilidad”. De allí que, claramente, el presidente electo demandó en campaña “cuidar las reservas”.
El pasado, inmediato o no, siempre vuelve y volverá. “Acordaron una transición ordenada”, comentaron los portavoces cercanos a las dos partes. Es creíble. Voceros gubernamentales precisaron que el ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, y el de Interior, Rogelio Frigerio, serán los interlocutores gubernamentales ante el equipo de Fernández que, antes de retirarse, designó a sus colaboradores Santiago Cafiero, Eduardo “Wado” De Pedro, Gustavo Béliz y Vilma Ibarra para que, en su nombre, reclamen información y datos detallados. El jefe de Estado electo se retiró del despacho presidencial 50 minutos después de ingresar en él. De la Casa Rosada, unos minutos más tarde.
Pero, más allá de estos primeros pasos transicionales, algunas observaciones son posibles.
En el nuevo mapa político argentino queda claro que de las cinco provincias con mayor peso electoral en este país, el triunfante Frente de Todos lidera solo la provincia de Buenos Aires. En las cuatro restantes –Córdoba, Santa Fe, Mendoza y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA)– triunfó el presidente Macri en la compulsa nacional en tanto que quienes en ellas gobiernan son, en el caso de las dos primeras, peronistas autónomos y, en las dos últimas, pertenecientes al frente Juntos por el Cambio. Esos cinco distritos, además, son los más relevantes desde la perspectiva económica y financiera.