El enviado especial del Grupo Nación conversó con el consultor político sobre las elecciones que se realizarán este domingo en el vecino país. El mismo calificó a estos comicios de atípicos y raros.
- POR FELIPE GOROSO
- Enviado Especial
El consultor político Mario Riorda, en una entrevista exclusiva con el Grupo Nación, dio detalles de las elecciones presidenciales de Argentina que se realizarán este domingo 27 de noviembre. Los candidatos presidenciales, Mauricio Macri (Juntos por el Cambio), Alberto Fernández (Frente de Todos), Roberto Lavagna (Consenso Federal), Nicolás del Caño (Frente de Izquierda y de Trabajadores), Juan José Gómez (Frente Nos) y José Luis Espert (Unite por la Libertad y la Dignidad), cerraron sus campañas este viernes y ahora rige la veda electoral en Argentina. Riorda se refirió a estas campañas electorales como atípicas y con muchas novedades inéditas, como el cambio de roles entre el oficialismo y la oposición.
Por otra parte, el consultor político habló de la situación de crisis en algunos países de la región y sostuvo que América Latina está en una olla a presión, que está estallando, y uno de los principales factores es la toma de decisiones de mandatarios que cuentan con picos de popularidad por el piso.
–¿Cuál es su opinión sobre las campañas que ya culminaron para las elecciones presidenciales de Argentina?
–Ya estamos en plena veda electoral, a la espera de una campaña bastante atípica en la que hubo varias cosas muy novedosas e inéditas. En primer lugar hubo un oficialismo que literalmente ofició, valga la redundancia, como opositor invirtiendo sus roles y un opositor que se convirtió de alguna manera en un opositor que actuó gestando algo así como actos, actitudes o posturas que tienen que ver con una transición de hecho. Sin embargo, hay que ser prudentes, hay que esperar los resultados que puedan darse el día domingo, pero pareciera ser que no está en juego quién gana, sino tan solo una diferencia de quien gana, que en este caso se estima que pueda ser Alberto Fernández, que replicando valores que más o menos pueden ser cercanos a los que obtuvo ya en agosto en las primarias.
–Otro tema que preocupa tiene que ver con la transición. ¿Quién se ocupa de la economía en la transición?, porque actualmente tenemos los reclamos de la oposición, que dice que el presidente está más preocupado en su campaña que en gobernar, sobre todo lo que tiene que ver con la economía.
–Es evidente que la economía no solo le corresponde al gobierno, sino también a instituciones que gestionan estos procesos como el Banco Central, por ejemplo. Sin embargo, es muy curioso, gran parte de la dinámica discursiva argentina del debate cotidiano tiene que ver con el cese del dólar. El día de ayer (jueves) pasó algo muy interesante con la cola de 200 a 300 personas queriendo comprar dólares.
No se trata del gran inversor, las grandes especulaciones del sistema financiero, sino preferentemente de actores individuales, de actores de la clase media que ayer atesoró en promedio 1.500 dólares por persona; y hoy probablemente esto aumente no solamente la cantidad de personas comprando, sino también la cotización del dólar y genere un estado especulativo al final de campaña que también pone en interrogantes lo que va a pasar el día lunes. Sin embargo, es muy curioso porque decía que por ejemplo la cotización del dólar o la movida económica o la ración con el FMI (Fondo Monetario Internacional), se le pedían muchas más precisiones al propio Alberto Fernández que al propio presidente (Mauricio Macri), y esto genera estas rarezas que vuelvo a insistir que lo denomino como inversión de rol; el presidente actuando de opositor y el opositor actuando como presidente.
–¿Cuál es su análisis sobre la crisis regional?, ¿podrías explicar lo que está pasando a nivel regional?
–La realidad de América Latina se inscribe en una especie de olla a presión. Lo vengo diciendo hace mucho tiempo y sin que haya pasado a ninguna instancia de lo que sería una convulsión social como en estos días ha pasado en Ecuador, como pasó en Chile, como pasó con cosas muy distintas en México, y como potencialmente podría pasar prácticamente en cualquier país de la región. Me parece que asistimos a una época de consensos precarios. En términos medios cualquier gobernante o presidente actual mide 25 a 40 puntos más o menos de aprobación.
Lo que sucedía también en el 2007, tenemos caídas récords de popularidades especialmente de las nuevas derechas que han asumido. Me refiero al caso de Lenín Moreno (Ecuador), al caso de Jair Bolsonaro en Brasil, o al caso de Iván Duque en Colombia, que han tenido desplome en su popularidad en un promedio de dos meses, lo cual es un hecho sumamente significativo de la precariedad de los consensos que antes aludía. Hay situaciones como la de Chile con una baja rotación de élites que genera esta olla a presión de manera agravada que corta las chances de aspiraciones de la clase media, que además como si fuera poco en un país que se ha preciado de una alta calidad institucional ha dejado traslucir una serie de escándalos o procesos de corrupción que generan fuertes niveles no tan solo de asimetría, sino de privilegios de la clase dominante. Todo esto va generando un cóctel muy complejo de analizar, a lo cual también se mezcla un debate ideológico regional, que si la influencia de Venezuela y Rusia y la cantidad de discursos simplificadores de uno y otro lado.
Me parece que no debemos dejar de considerar esas simplificaciones, pero me parece que hay que poner el foco mucho más allá de las complejidades sociales de cada país, y también, por qué no, en la irresponsabilidad manifiesta de los gobernantes. Tanto Piñera como Lenín Moreno han tomado decisiones trascendentes con picos de popularidad en el piso. Por ejemplo, Lenín Moreno tomó sus decisiones con 15% de imagen positiva y con 80% de rechazo. Me parece que está más cerca de ser una postura de kamikaze que la de un presidente que pueda entender los niveles de sufrimiento y, por qué no, de pesimismo que en términos promedios están teniendo las sociedades en América Latina, justo en un ciclo económico que no tiene nada expansivo, sino contractivo, por lo menos en términos comparativos como fue hace una década.
–Teníamos al Chile que nos generaba satisfacción de unas atípicas alternancias, incluso de niveles ideológicos. ¿Qué es eso de la baja rotación de liderazgo en Chile?, ¿por qué un país que tiene alternancias puede tener estas dificultades?
–Por ejemplo, Piñera hoy, no me refiero poscrisis, me refiero antes de la crisis, tenía un nivel de aprobación que estaba cerca del 20%, con un nivel de rechazo superior al 70%, esto implica que prácticamente está muy cerca de una situación de crisis, donde pone en jaque el sistema de valores que sostiene en este caso la legitimidad de su gobierno. Por lo tanto, cualquier medida que no esté atado a la prudencia es una especie de suicidio político y es el primer punto a considerar. Luego sí hay variables en el sistema chileno que son muy particulares y exclusivas. Chile tiene la menor taza de rotación de élites.
Por ejemplo, el sistema educativo de Chile, junto con el colombiano, es un sistema absolutamente excluyente, y literalmente en términos de oportunidades hay chilenos de primera y chilenos de segunda en función de dónde estudian. Y me refiero no tan solo a universidades, que son costosísimas, sino también ya al inicio de la educación primaria. Entonces, este tipo de cosas, sumado al factor excluyente que tienen los sistemas de pensiones en Chile, que en algún momento exportaron a nivel internacional como modelo. Argentina la había adoptado en el año 98. Argentina dejó el 50% de los jubilados en condición de jubilarse fuera del sistema. Chile siguió manteniendo ese sistema con una taza de exclusiones enorme, con una dificultad de acceso por ejemplo en el sistema de salud. Entonces claramente este fenómeno en un proceso donde el crecimiento como mínimo es discreto o en todo caso hay circunstancias con descrecimiento, donde la desigualdad se ve más, donde cualquier hecho de escándalos genera un punto de inicio de revueltas, me parece que implican situaciones de complejidad que pareciera ser que muchas veces las presidencias o los gobernantes en general no están considerando o directamente no quieren considerar.
PERFIL
MARIO RIORDA
Fecha de Nacimiento: 15 de mayo (47 años)
Nacionalidad: Argentina
Estudios: Es licenciado en Ciencia Política por la Universidad Católica de Córdoba, magíster en Política y Gestión Pública por la Universidad Empresarial Siglo 21 en colaboración con la Universidad de Georgetown de Estados Unidos de América, y doctorando en Comunicación Social, con especialidad en asuntos públicos, por la Universidad Austral de Argentina.
Actividad profesional: Trabajó en más de 100 procesos electorales en Argentina y en otros países latinoamericanos, asesorando a gobiernos y partidos políticos acerca de la planificación estratégica de la comunicación política, legitimación de procesos de políticas públicas, construcción de visiones de gobierno, diseño de estrategias electorales, gestión de comunicación en situaciones de crisis públicas y en actividades de capacitación.