La gestión del ministro del Interior, Juan Ernesto Villamayor, se encuentra marcada por varios “errores y fracasos” desde su designación al cargo. Sin embargo, a pesar de todo continúa en el cargo con la bendición del mandatario Mario Abdo Benítez, quien hace caso omiso a los constantes pedidos de la ciudadanía y autoridades políticas de destituir al funcionario de Estado.
Ante cada conflicto en el sector de la seguridad, el colorado recurre a su ya famoso y repetitivo discurso “no estoy pegado a cargo alguno”, pero hasta la fecha, con todos los antecedentes en contra de su administración, no se ha dignado a presentar su renuncia, aguardando que el mandatario tome la decisión de destituirlo. La semana entrante se tratará en el Senado un pedido de interpelación en su contra.
Su primer desacierto cometió apenas a unos meses de asumir la cartera de seguridad al imponer cambios en la estructura de trabajo del Grupo Lince, tratando así de descabezar al “caballo de batalla” contra los motochorros. No “midió” que estos agentes ya se habían ganado el cariño de toda la ciudadanía por los resultados positivos. Villamayor había indicado que los agentes debían actuar sin “máscaras” y con identificativos. Después los linces quedaron sin recursos de la EBY. Esto provocó la reducción de forma drástica de la presencia de los agentes en las calles.
Muchos otros eventos se sumaron a la pesada “cruz” que hoy lleva sobre sus espaldas, que hacen que lo vean como uno de los más cuestionados del equipo de Mario Abdo (ver infografía).