“Zona Gris del Desarrollo Agro-rural del Paraguay - Aportes para la agricultura familiar e indí­gena”, se denomina un libro que es de la autoría del inge­niero agrónomo Isidoro Enri­que Rodríguez. El profesional visitó la redacción de La Nación para hablarnos sobre la impor­tancia de darle un enfoque más participativo a los programas de políticas públicas en el sec­tor rural para lograr el desarro­llo agrario nacional.

El Ing. Rodríguez elaboró un material teórico-práctico que es producto de 43 años de expe­riencia profesional, realizado con la colaboración de la Edito­rial en Alianza. El autor es inge­niero agrónomo, promoción 1974. Trabajó con el ministro Hernando Bertoni en el gabi­nete técnico. Se desempeñó como planificador de proyec­tos de cooperación interna­cional para el desarrollo. Fue becado a EEUU para la maes­tría en Economía Agrícola.

El Ing. Rodríguez identificó que existe una interpretación sesgada, tanto de la academia, las empresas, como de los polí­ticos. El profesional reflexiona desde el punto de vista inter­medio entre la lógica capita­lista de producción y el socia­lismo y su estatismo. En este sentido, considera que siem­pre predomina un sector de interés, dependiendo de quién genera el conocimiento.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

Como ejemplo de esta “zona gris” menciona: “Las empre­sas y sus programas de respon­sabilidad social, que impulsan tecnologías válidas para ellos, en pequeñas fincas (trans­génicos, híbridos, maquina­ria, rubros). Las impulsan de acuerdo a su interés sesgado, son medias verdades, esas medias verdades son la zona gris”, explica el ingeniero Rodríguez. “Esta es una zona gris muy preocupante”, dijo, ya que la agricultura familiar está compuesta por unas 240.000 familias, que son la principal fuente de alimentos inocuos, orgánicos, y estas están per­diendo sus tierras por la inca­pacidad de seguir siendo com­petitivas”, explicó.

“Otra zona gris se da cuando hay complicaciones y con­frontaciones entre un sistema productivo orgánico y un sis­tema productivo convencio­nal. Ejemplo: en Barbero (San Pedro) hay productores de cedrón orgánico que ahora están siendo perjudicados por la derivación de productos quí­micos, en pequeñas fincas”, indicó. “Otro limitante se da cuando las instituciones de desarrollo encaran estos pro­yectos desde sus escritorios”, indicó el agrónomo.

Dijo que es vital que el sector público desarrolle la tecnolo­gía apropiada y no se sesgue con la tecnología de la revolución verde, sostiene el ingeniero. En este libro plantea que este paradigma debe cambiar si es que el objetivo es salvar la agri­cultura familiar, sentenció el experto.

Déjanos tus comentarios en Voiz