El juez penal de Garan­tías Miguel Tadeo Fernández comu­nicó a la Cámara de Diputa­dos la imputación del parla­mentario Miguel Cuevas, del movimiento Colorado Añe­tete, por los delitos de enri­quecimiento ilícito, tráfico de influencias y declaración falsa. Ahora, la Cámara Baja deberá decidir sobre desafo­rar o no a Cuevas para que finalmente este pueda some­terse al proceso penal por los delitos mencionados más arriba. El Ministerio Público solicitó la prisión preventiva para el legislador.

De conformidad a las disposi­ciones contenidas en el Artí­culo 191, párrafo segundo de la Constitución Nacional, y en el Artículo 328, apartado “A”, párrafo segundo del Código Procesal Penal, que mencio­nan que deben ser comunica­das y remitidas las compul­sas de las actuaciones en el marco de la presente causa a la Cámara de Diputados para los fines legales pertinentes.

Una vez que Diputados deter­mine su desafuero, el mismo deberá acudir a la audiencia de imposición de medidas cautelares, en la que se discu­tirá si guardará reclusión en la Penitenciaría de Tacumbú o en la Penitenciaría Militar de Viñas Cué.

De igual manera, el magis­trado Tadeo Fernández admi­tió la imputación y procesó penalmente a Enzo Cuevas (hijo del diputado) por enri­quecimiento ilícito y tráfico de influencias en carácter de cómplice y a Nancy de Jesús Florentín (esposa de Cuevas) por cobro indebido de hono­rarios y uso de certificados sobre méritos y servicios de contenido falso. Además, fue procesada Gricelda Duarte por cobro indebido de hono­rarios y expedición de certi­ficados sobre méritos y servi­cios de contenido falso.

Los citados anteriormente deberán presentarse a su audiencia de imposición de medidas fijada para el próximo 16 de agosto, a partir de las 8:30. En dicha diligen­cia judicial, el juez de Garan­tías tendrá que decidir si otorga medidas alternativas a la prisión o dispone la pri­sión de los imputados.

La investigación contra el diputado se inició a raíz de su llamativo ascenso eco­nómico. De desempeñarse por varios años como un humilde zapatero de Sapu­cai, Cuevas empezó a aca­riciar una fastuosa for­tuna.