El abogado Jorge Bogarín, representante legal del diputado Tomás Rivas, sostuvo la inocencia de su defendido y resaltó la decisión de la jueza Leticia Paredes, quien otorgó medidas alternativas a la prisión. Asimismo, descartó la similitud con el caso del ex diputado José María Ibáñez.
“ (Rivas) no ha cometido ningún hecho punible”, mencionó Bogarín en comunicación con La Nación. Aseguró que continuarán con esta investigación para acreditar su inocencia. “Estamos cumpliendo los mandatos del proceso. El diputado está a disposición, no hay ningún hecho que ni siquiera pueda pensarse que se sustraiga a la investigación. Al contrario, el hecho de que la jueza haya concedido medidas implica que hay confiabilidad en los mandatos”, agregó.
Rivas está imputado por cobro indebido de honorarios, estafa, expedición de certificados sobre méritos y servicios de contenido falso debido a que supuestamente unos funcionarios a los que contrató en la Cámara Baja no cumplían con tal función, sino que trabajaban como empleados en sus domicilios particulares.
Igualmente, aclaró que no hay similitud con casos anteriores como el de Ibáñez y dijo que el caso es diferente. “No quiero analizar un caso en el que no estuve, pero este es totalmente diferente y vamos a acreditar en el marco de esta investigación de que no hay similitud y no configura ningún hecho punible”, aseguró.
La defensa también dijo que tampoco hay evidencias de que el diputado cobraba los salarios porque los funcionarios imputados tienen su tarjeta de cobro y está totalmente acreditado el salario.
Las medidas alternativas impuestas a Rivas fueron estar en un domicilio conocido, prohibición de salida del país sin autorización del juzgado y una fianza mínima de G. 70 millones. La fianza real es un vehículo marca Toyota tasado en aproximadamente US$ 50 mil, que supera con creces la imposición de la Fiscalía.
Por su parte, José María Ibáñez fue imputado por estafa, cobro indebido de honorarios y expedición de certificados sobre méritos y servicios de contenido falso en el caso conocido como “caseros de oro”. El ex legislador hacía figurar a sus empleados particulares como funcionarios de la Cámara Baja. En cambio, pese a haber sido comprobados todos los hechos de los que se lo acusaba, fue beneficiado con un resarcimiento económico para el reparo de daño patrimonial.