- POR JORGE TORRES ROMERO
- PERIODISTA
En las 60 páginas del documento acercado al Juzgado Federal de Curitiba por la fiscalía del vecino país, en ninguna línea se lee la supuesta vinculación del Banco Basa a la investigación llevada a cabo en el marco de Lava Jato, como pretende instalar el Grupo Zuccolillo, dueño del Banco Atlas.
El banco de los Zuccolillo llegó a completar los trámites de la fusión que hizo con el Banco Integración en setiembre del 2011, luego de que el directorio del BCP haya autorizado la absorción definitiva. El banco adquirido tenía una incidencia importante en el mercado cambiario en Ciudad del Este y el objetivo de la compra era potenciar a Atlas en este rubro y, además, aumentar su operación bancaria tras dos décadas de gestión como financiera.
Sin embargo, pese a esa absorción, el Banco Basa sigue siendo líder en este ámbito, principalmente en las remesas físicas de divisas al exterior; es decir, la reexportación de reales al Brasil, que entre el 2017 y el 2018 se reexportaron cerca de US$ 3 mil millones, de los cuales Basa operó sobre el 60% del total y el resto fue distribuido entre Atlas y Continental.
Evidentemente, el volumen de este negocio es hoy el eje motivacional del Grupo Zuccolillo para intentar desprestigiar las operaciones de Basa, que es su principal competidor.
A raíz de esta competencia, el Grupo Zuccolillo ha emprendido una despiadada campaña con base en mentiras y medias verdades para erosionar la credibilidad del Banco Basa, al pretender instalar que estaría en el foco de una supuesta investigación en el Brasil en el esquema conocido como Operación Lava Jato.
ESTO DICE LA INVESTIGACIÓN DEL BRASIL
En el documento, que forma parte de la acusación del Ministerio Público del Brasil, aparecen acusados con pedido de prisión preventiva los ejecutivos Paulo Cesar Haenel Pereira Barreto, Tarcísio Rodrigues Joaquim y Gerson Luiz Mendes de Brito, todos ellos vinculados al Banco Paulista SA, quienes sí están investigados en el ámbito de Lava Jato.
En el expediente figura además un listado de empresas fantasma que fueron creadas por los acusados para realizar las transferencias y pagos ilegales en diferentes conceptos desde paraísos fiscales.
En la evolución de las investigaciones relacionadas al Grupo Odebrecht, en el ámbito de la Operación Lava Jato, fue revelada la existencia de un sector específico destinado a la realización de pagos encubiertos y que fue denominado Sector de Operaciones Estructuradas. A través de esta oficina, los ejecutivos del Grupo Odebrecht, inclusive su presidente, efectuaban los pagos a los altos funcionarios y políticos involucrados en el esquema criminal, según señala el documento del Ministerio Público.
Dicho sector de la empresa era dirigido por los ejecutivos Hilberto Mascarenhas Alves da Silva Filho, Fernando Migliaccio da Silva y Luiz Eduardo da Rocha Soares, quienes contaban con el apoyo de terceros para la apertura y el movimiento de cuentas offshores en el exterior y para la realización de los pagos encubiertos a través de ellos. En ninguna de estas operaciones efectuadas a través de terceros aparece alguna vinculación ya sea con el Banco Basa o cualquier otra entidad bancaria de nuestro país.
Según los elementos de prueba reunidos, los recursos financieros utilizados para estas operaciones eran recogidos primordialmente del mercado negro de cambios, por medio del que se accedían a dólares que posteriormente ponían a disposición del Banco Paulista para que esta institución efectuase los pagos a los beneficiarios finales por medio de transferencias electrónicas en favor de empresas de fachada montadas por las personas que recibían el dinero de las coimas. Algunas de estas empresas fantasma se denominaban: BBF, JR Graco, VVB, Lafrano, MIG, Crystal y Bilinski.
En síntesis, conforme se constató en la investigación del Ministerio Público brasileño, el Banco Paulista habría sido utilizado por ejecutivos vinculados al Sector de Operaciones Estructuradas de Odebrecht y también por representantes de Meinl Bank en Antigua para el lavado de activos de origen ilícito.
Según el escrito, grandes empresas contratistas del Brasil, entre ellas OAS, UTC, Camargo Correa, Odebrecht, Andrade Gutierrez, Mendes Júnior, Queiroz Galvão, Engevix, SETAL, Galvão Engenharia, Techint, Promon, MPE, Skanska, IESA y GDK habrían formado un cartel a través del cual se distribuían las licitaciones de la empresa estatal Petrobras para la contratación de grandes obras públicas.
El matutino montó una mentira sin mencionar a Atlas
Jamás mencionó que en la operación –legal por cierto– también figura Atlas.
A partir de las noticias divulgadas en los medios de prensa –refiere el escrito de los fiscales– se obtuvo la declaración de los ejecutivos del Grupo Odebrecht bajo la figura de la delación premiada, específicamente la de Fernando Migliaccio da Silva, quien declaró que se utilizaban contratos ficticios formalizados entre su empresa, MIG Consultoría Económica, y el Banco Paulista para dar sustento a las remesas realizadas en contraprestación por la entrega de dinero.
Con esta evidencia, el Banco Central del Brasil procedió a la fiscalización de la actuación del Banco Paulista en el esquema, que luego de ser notificado proveyó las documentaciones en las que consta que MIG Consultoría Económica recibió pagos referidos a supuestas prestaciones de servicios por un monto de 7.998.045 reales y que, igualmente, otras seis empresas vinculadas a colaboradores del Grupo Odebrecht recibieron pagos en el mismo concepto por un total de 48.439.315,11 reales.
Agrega el escrito que el Banco Paulista justificó los pagos alegando que se trataban de remuneraciones por “importación de moneda nacional”, que figuraban como una comisión sobre los valores importados.
Sin embargo, al ser requerido por las documentaciones que avalaban dichas operaciones, el Banco Paulista presentó notas fiscales electrónicas emitidas por las empresas de los colaboradores en forma consecutiva, lo que hace sospechar que eran de origen fraudulento.
Es decir, montaron 9 empresas consultoras que eran fantasma y que estaban vinculadas a empleados de Odebrecht, el Banco Paulista recibía la plata de los paraísos fiscales y para introducir al Brasil lo hacían a través de estas consultoras que, a la vez, entregaban facturas en las que constaban servicios que nunca fueron proveídos.
Como los directivos del Banco Paulista respondieron en sus declaraciones que pagaban a las consultoras por asesorías y proyectos para la “importación de divisas”, el periodista de O Globo Thiago Herdy, quien tuvo acceso al documento del Ministerio Público brasileño, solicitó al Banco Central de Brasil todos los reportes debidamente acreditados por los controles que existen, lo que el Banco Paulista movió en concepto de “importación de divisas”.
Al obtener este informe (que no forma parte de la investigación fiscal, ya que es información pública), aparece que el Banco Paulista remesó entre el 2017 y el 2018, solo de Paraguay, unos US$ 1.700 millones, y figura que el banco que más reales reexportó fue Basa, pero obvió mencionar a los otros bancos paraguayos (Atlas y Continental) que también operan en este rubro de manera legal con las autorizaciones correspondientes.
De esto se agarró Abc para montar la mentira y, por supuesto, jamás mencionaron que en esta operación, legal por cierto, también figura Atlas.
Al periodista le faltó chequear los datos
O Globo no tuvo en cuenta, y tampoco Abc Color, los 16 millones de brasileños que pasaron por las ciudades fronterizas a realizar compras.
Al periodista de O Globo le llamó la atención los US$ 3 mil millones que fueron remesados desde Paraguay en un año a dos bancos, Paulista y Rendimento. Lo que no tuvo en cuenta el periodista, y tampoco Abc Color, es que esa cantidad de dinero es lo que dejaron cerca de 16 millones de brasileños que pasaron por las ciudades fronterizas a realizar sus compras y pagaron en reales.
Los brasileños compran en reales y los comercios paraguayos deben pagar a sus proveedores en dólares. Por eso trabajan con bancos paraguayos para realizar la operación cambiaria y pagar a sus proveedores. Estas operaciones, es decir los depósitos de los comercios paraguayos, tienen una trazabilidad, avaladas por facturas de compra y venta que permanente son controladas por siete organismos para la reexportación de reales.