La Junta Municipal de Ciudad del Este fue tes­tigo del altercado que hubo entre Rafael Esquivel, alias Mbururu, seguidor del concejal Celso “Kelembu” Miranda, y el ciudadano Arturo Páez, quien se acercó para manifestarse en contra del político esteño. La discu­sión llegó a los golpes cuando se desarrollaba la sesión ordi­naria de la Junta Municipal del Este.

Esquivel fue acusado de pla­nillero y corrupto por Páez, al mismo tiempo que ambos se enfrentaban a los golpes; hasta que otras personas de la Junta lograron separarlos.

Páez dijo que su objetivo es desenmascarar a los corrup­tos y con ese fin llegó hasta la Junta, incluso se sacó el cinto para volver a desafiar a Esqui­vel y al concejal “Kelembu”. Páez comentó que en las redes sociales ya se desafiaron y que “Mbururu” llegó a la Junta, luego de ser alertado por “Kelembu”, justamente para lograr su provocación y así desarrollar un incidente.

Pese a que Páez no representa a ningún grupo político, deci­dió demostrar su enojo ante los actos violentos protagoniza­dos por el concejal días atrás. Agentes del Grupo Especial de Operaciones (GEO) llegaron hasta la Junta y Rafael Esqui­vel salió del lugar en medio de un cordón policial.

Además, “Kelembu”, una vez más, fue protagonista en la noche del jueves 2 último de un hecho violento en el cierre de campaña del candidato colo­rado a la intendencia Wilberto Cabañas. El concejal llegó a los golpes durante el desarrollo de una caravana luego de que un ciudadano lo haya escrachado.

En aparente estado etílico reaccionó con violencia con­tra un vehículo, en el que se encontraba Olga Ferreira, un mujer embarazada, en compa­ñía de su hijo de 7 años. Luego de lo acontecido y por el susto que se llevó, tuvo complica­ciones con su embarazado y su bebé falleció.

Las manifes­taciones en su contra vienen desde que dejó la oposición para formar parte del clan de los Zacarías. Incluso, durante la intervención de la comuna esteña, este se había autopro­clamado intendente de la ciu­dad. Esa decisión la tomó para evitar que se logre la destitu­ción de la intendenta de la ciu­dad, en ese entonces Sandra McLeod.