POR VÍCTOR CANO PIRIS, periodista, victor.cano@gruponacion.com.py

El catedrático PhD Victorio Oxilia Dávalos, físico paraguayo y ex secretario ejecutivo de la Organización Latinoamericana de Energía (Olade), recibió a La Nación en su oficina para explicar pedagógicamente el contexto energético local, regional e internacional con el que el gobierno de Mario Abdo Benítez irá a una ronda de diálogo con su par de Brasil, Jair Bolsonaro, para la renegociación del Anexo C del Tratado de Itaipú, que debería culminar antes del 2023. Oxilia compara a Paraguay con los grandes países exportadores de petróleo como Arabia Saudita, Emiratos Árabes, Kuwait, entre otros, por su enorme excedente de energía producida por las centrales hidroeléctricas de Yacyretá e Itaipú.

Esta primera entrega, de consulta a expertos, tiene como objetivo una explicación coloquial sobre los puntos técnicos, considerados centrales en vistas a la renegociación del Anexo C del Tratado de Itaipú. “La energía hidroeléctrica es la más noble de todas las energías, que no solo es una forma de energía, sino también es la fuente de energía más eficiente”, declaró.

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El profesor Oxilia refirió que los paraguayos debemos entender bien primero lo que significa el valor de tener a Itaipú y Yacyretá, que son dos centrales hidroeléctricas de producción de un tipo de energía tan eficiente como es el caso de la eléctrica. “Podríamos decir que tenemos la capacidad de producir excedente; es decir, mucho más de lo que nosotros consumimos. Lo que produce Itaipú y Yacyretá, más Acaray, en la parte que nos corresponde, sería algo así como 60.000 GWh/año, considerando un valor máximo en óptimas condiciones”, apuntó.

Explicó que en Paraguay producimos 60.000 unidades de un producto determinado (energía), del cual nosotros ahora estamos consumiendo solo 17.000 unidades. Mencionó que esto significa que más del 70% de nuestra producción la estamos cediendo o exportando, desde el punto de vista de un producto que va a otro país. “En realidad, en los términos de los tratados se habla de cesión y no de exportación, y desde el punto del balance energético se habla de exportar la energía que se produce en el país con un recurso energético que es paraguayo, pero compartido con Brasil y Argentina”, significó.

NO EXPORTAMOS, CEDEMOSEl experto afirma que existe una gran similitud entre los países petroleros exportadores y países productores de energías hidroeléctricas como el nuestro. “Países como los Emiratos Árabes Unidos, Venezuela, Kuwait, Ecuador, Federación Rusa, Argelia, Arabia Saudita, Irak, entre otros, producen petróleo, que es una fuente de energía, la más importante en toda la matriz energética del mundo, la que más se consume. Son los llamados exportadores porque producen más de lo que ellos consumen. Es decir, producen excedentes”, afirmó el físico Oxilia.

El profesor se hizo la pregunta de cómo vemos a esos países, y la respuesta a continuación: “Los vemos como países riquísimos a Arabia Saudita, Emiratos Árabes, Kuwait, etc.; desde el punto de vista financiero son ricos porque el precio internacional del petróleo no depende de su costo de producción. Estos países producen una fuente de energía que tiene un valor inmenso para el desarrollo de sus países porque producen las llamadas rentas petroleras. Estas rentas petroleras son la diferencia entre el precio del mercado y el costo de producción del petróleo. El costo de producción en Arabia Saudita debería estar por los US$ 5 el barril de petróleo. En los países en donde cuesta más, como en Venezuela y Ecuador, estaría en el orden de US$ 25 o US$ 15 el barril, promedio. Ahora bien, ¿cuánto cuesta el petróleo hoy día en el mercado? Casi US$ 70 el barril y llegó a costar US$ 100. Y no es difícil que vuelva a costar eso en los próximos años”, aseveró el experto.

PETRÓLEO VS HIDROELÉCTRICA

El físico comparó a Paraguay con los países petroleros y aclaró que tenemos una gran cantidad de producción de energía eléctrica; por un lado, que tiene un gran valor-dinero y, por el otro, significa desarrollo. “Si uno compara desde el punto de vista técnico la energía eléctrica (que es una forma y fuente de energía) con el petróleo (que es una fuente, no es una forma de energía), la energía eléctrica proveniente de las hidroeléctricas es mucho más noble, es mucho más cara que el petróleo. Esto se da porque con el petróleo uno tiene que quemarlo, produce calor a través de la combustión, para después, mediante procesos de conversión de energía (en las centrales eléctricas), transformarlo en energía eléctrica, con tasa de rendimiento de conversión relativamente baja. El calor es la energía más dispersa que existe. Es difícil manejar el calor. Mientras que con la energía eléctrica, uno produce de manera muy eficiente como la iluminación, climatización, refrigeración, cocción de alimentos, fuerza motriz (autos eléctricos, trenes, etc.)”, subrayó el PhD en energía.

Asimismo, explicó que la utilización de esta energía noble es lo que llaman la “última revolución industrial”. Comentó que la segunda revolución industrial, que ocurrió a finales del siglo XIX, se produjo gracias a la energía eléctrica. La automatización y prácticamente todos los servicios energéticos modernos, en su mayoría, se realizan con la energía eléctrica. Explicó también que Paraguay no solamente posee un recurso a través de su potencial hidroeléctrico de los ríos, ya sean compartidos o internos (el caso de Acaray e Yguazú), sino que resulta muy favorable para el medioambiente, ya que es una energía renovable limpia.

IMPACTO EN EL CLIMA

El experto comentó que en el resto del mundo, la mayor parte de la energía eléctrica (un 80%) se produce quemando carbón mineral, gas natural y derivados del petróleo. Todos estos combustibles producen gases de efecto invernadero, los cuales tienen relación directa con el cambio climático. En nuestro caso, mencionó que el impacto de la energía hidroeléctrica en términos de cambio climático es muy bajo. Esto vale mucho, afirmó. “La utilización de la energía eléctrica producida por las hidroeléctricas es uno de los caminos a la transición económica circular (o economía verde), hacia un modelo de producción más sostenible y menos poluyente”, afirmó el profesor.

Continuó su análisis mencionando que, en realidad, uno solo entiende el valor de la energía eléctrica cuando se queda sin esta. “Imaginemos la ciudad de Asunción 24 horas sin energía eléctrica. Sin energía la ciudad para. Por ejemplo, no se va a poder cargar combustible por el mecanismo eléctrico, no vamos a poder tener agua, las bombas de la Essap no van a poder bombearla desde el río Paraguay; la refrigeración y los artefactos eléctricos no funcionarán. Nuestras ciudades entrarían en un colapso”, sostuvo el experto en energía.

El profesor dijo que un “barril” de plástico es más valioso que un barril de petróleo porque tiene un valor agregado. Explicó que si se transforma el petróleo en plástico y se vende el plástico y no el petróleo, se va a ganar mucho más. “Al momento de industrializar, lo que se hace es agregar valor a esa materia prima que es el petróleo. En el caso de la energía eléctrica, además del valor que tiene por la necesidad del uso en la vida moderna, es la forma de energía que es imprescindible en el desarrollo industrial. No hay desarrollo industrial moderno sin energía eléctrica”, afirmó el profesor.

CLAVE DE LA PRODUCTIVIDADEl experto comentó que un paraguayo o paraguaya promedio a menudo se plantea cuanto sigue: ¿Si es que poseemos una forma y fuente de energía muy eficiente, entonces tenemos la clave de la productividad? “Esto es correcto, basta con ver a la República Popular de China y su desarrollo industrial en los últimos 20 o 30 años, y su consumo de energía eléctrica en la industria”, respondió. A su criterio, están totalmente correlacionadas las curvas de la demanda de energía eléctrica y producción industrial en China como en cualquier otro país del mundo. Indicó que podemos impulsar nuestro desarrollo utilizando la energía eléctrica que poseemos para la industria.

Sin embargo, afirmó que la energía eléctrica no es el único factor de producción para impulsar el desarrollo industrial porque, según la teoría económica, no es necesaria solamente la energía para la industria, se necesita la materia prima, el capital, la mano de obra calificada y, del otro lado, el mercado, alguien que compre. “La política industrial debería ver qué producir, con qué capital, a quién vender y cómo distribuir. La economía moderna se basa en eso, es necesario que se conjuguen los factores de producción de manera conveniente”, explicó el especialista.

YACYRETÁ E ITAIPÚ

Ante este panorama, comentó que de inmediato las personas pensamos en esa política industrial. “La situación nos plantea retroceder en el tiempo. En los inicios del plan de construcción de Itaipú y Yacyretá, muchos afirmaban que Paraguay no había presentado ningún plan serio de industrialización que utilice esas energías. En realidad sí hubo algunos intentos de política industrial, quizás no totalmente coordinados. Pero la cuestión central que debemos entender es que el Paraguay de hace unos 40 años era un país que no consumía energía eléctrica. No era moderno, desde el punto de vista capitalista. Asunción era casi un villorrio en la década de 1960. Habíamos salido de dos guerras, había poca gente, no había prácticamente industrias. La economía paraguaya se basaba prácticamente en la agricultura familiar de subsistencia y, con algo de excedentes, la ingeniería era incipiente”, sostuvo.

En este sentido, consideró que es fundamental la infraestructura. “Paraguay es el país más atrasado del Mercosur en infraestructural vial y uno de los más atrasados de América Latina en niveles comparables con Nicaragua, tal vez también con Honduras y con mejores que Haití. Es una poesía decir que con energía vamos a resolver esta situación. Para completar la ecuación, necesitamos capital productivo, infraestructura y mano de obra calificada”, enfatizó el físico paraguayo.

Sostuvo que en el transcurso de los años tuvimos avances en el sector energético paraguayo. Explicó que la energía eléctrica primeramente tuvo que llegar a las ciudades. “Antes, solo Asunción tenía energía eléctrica; Pilar, capital departamental, hace 40 años no tenía energía eléctrica todo el tiempo y a partir de las 12:00 de la noche paraban los generadores que quemaban combustible fósil. Se tuvo que llevar la electrificación a las ciudades del país en la década de los 60, 70, 80, y después en los 90 desde las ciudades al campo llegó la famosa electrificación rural. Hubo que realizar un montón de deberes para pensar en una política industrial viable”, añadió. El experto afirmó que hoy en día tenemos las condiciones que hace unos 30 años no teníamos. “Estamos en una situación histórica en la que tenemos las cartas sobre la mesa: bonus energético, bonus demográfico y cierta infraestructura”, finalizó el PhD en energía.

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