• POR ROSSANA ESCOBAR M.
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En vez de explicar qué pasó con el hogar de niños Óga Mimbi que funcionaba en su actual templo, el destino de las donaciones de Taiwán y el origen de la fortuna que amasó, el director de Yacyretá, Nicanor Duarte Frutos, quiere desviar la atención con una versión que nada tiene que ver con lo que se cuestiona en nuestras publicaciones.

“El multimedios del Grupo Cartes miente de forma ruin al acusarme de quedarme con un inmueble donado por Taiwán”, escribió en su cuenta Twitter y adjuntó una escritura del terreno que compró en 1994 para responder a la publicación de nuestro diario con fecha de ayer, titulada “Nicanor se quedó con un hogar de niños donado por Taiwán”.

Nuestro diario nunca dijo que el inmueble es donación de Taiwán, sino que en el actual templo habían inaugurado instalaciones para el hogar de niños Óga Mimbi gracias al apoyo de la Embajada de China-Taiwán y que al perder las elecciones, antes de entregar el cargo, mandó a desmantelar el local con militares de las Fuerzas Armadas que fueron a recoger los muebles y víveres de allí.

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Óga Mimbi era un proyecto para albergar a niños en situación de calle. Su esposa, la ex primera dama de la Nación, Gloria Penayo de Duarte, encaró esta misión a través de su despacho y su fundación denominada Red Paraguaya para el Desarrollo Humano (Repadeh).

Embajador David Hu y la ex primera dama Gloria Penayo de Duarte, junto con invitados especiales durante la inauguración del hogar "Óga Mimbi". Agosto del 2005.

“Taiwán no puso un solo guaraní en infraestructura, se limitó a financiar costos operativos del programa social por 4 años. El mismo fue auditado por la firma internacional PricewaterhouseCoopers”, también salió a decir Duarte Frutos. Sin embargo, publicaciones periodísticas de la época señalan que el local inaugurado es muy amplio, cuenta con un gran espacio para deportes, comedor con acogedoras mesas, cocina, sala de juegos, con televisor y almohadones, mesas de ping-pong y de billar-gol. Además, hay una sala de computación, áreas administrativas y dormitorios confortables con sus respectivas camas y roperos. Y lo más importante (sobre lo que Duarte Frutos quiere confundir) es que “la existencia de este hogar es posible gracias al apoyo de la Embajada de China (Taiwán)”, diario Abc Color, edición 17/8/2005.

“El lugar, al que la Embajada de Taiwán había donado US$ 1.600.000, está abandonado”, decía otra publicación periodística de marzo del 2009 del diario Última Hora. Según Duarte Frutos, “se rindió cuenta en el 2008, tuvo auditoría internacional de la Pricewaterhouse y fue destacado por Unicef como un programa modelo”.

El destacado programa modelo que Duarte Frutos quiere hacer creer más bien fue un marketing político que duró los años que estuvo de presidente, ya que después se cerró el hogar y el local se volvió un aguantadero de adictos a estupefacientes, y no se sabe del destino final de los US$ 1,6 millones que donó Taiwán para proteger a niños en situación de calle.

¿Y SU FORTUNA?

Sobre el origen de su fortuna, que se le cuestiona desde que era presidente de la República, Duarte Frutos no mencionó ni una sola línea. Su aclaración vía Twitter era una magnífica oportunidad para contar a la ciudadanía de dónde sacó el dinero para construir el gigantesco búnker que sale de calle a calle en el barrio Herrera de Asunción.

O de dónde salió el dinero para la construcción del actual templo, valuado en unos US$ 250 mil. La estancia en el Chaco y la docena de propiedades inscriptas entre el y su esposa, que siguen siendo un misterio para la ciudadanía.

AMEDRENTA EN REDES

Un pelotón de operadores de Duarte Frutos comenzó una intensa campaña a través de las redes sociales, principalmente vía Twitter, para amedrentar las denuncias periodísticas de nuestro diario.

Frases como “se le viene la noche”, “ya está al tanto que se le viene una demanda”, “flor de demanda le espera a la pobre”, “tavýcha”, “ignorante”,fueron parte de las arremetidas para asustar.

Los numerosos operadores que salieron a defender a Duarte Frutos siguieron muy bien su libreto. Todos los ataques se respaldaban en el título de propiedad que divulgó el director de Yacyretá para desviar la atención y no aclarar el origen de su fortuna ni dónde fueron a parar los US$ 1,6 millones que donó Taiwán.

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