El ministro de Minas y Energía del Brasil, Bento Albuquerque (militar almirante), consti­tuyó el Grupo de Trabajo (GT) con el objetivo de desarrollar los estudios para proceso de revisión financiera del Anexo C del Tratado de Itaipú. Este grupo de élite, ligado a una dis­ciplinada cadena de mando militar, presentará su trabajo el 13 de abril próximo al Minis­terio de Minas el documento.

El grupo integrado por orden del presidente Jair Bolsonaro cuenta con representantes del Ministerio Minas y Energía y expertos en asuntos econó­micos, jurídicos y de relacio­nes internacionales. A simple vista, tras una revisión de los nombres, se percibe que res­ponde a un estilo verticalista de mando militar, lo que quiere decir será sumamente disci­plinado a la hora de abordar y defender los intereses supre­mos del Brasil.

Esta celeridad contrasta con las movidas del gobierno de Mario Abdo Benítez al res­pecto y ya se da con vistas a la revisión total de las bases financieras y de prestación de los servicios de electricidad de la binacional. De hecho, es coherente con el mensaje de Joaquín Silva e Luna, director brasileño de Itaipú, quien en ocasión de su presentación en la hidroeléctrica, adelantó cuál es el interés supremo del vecino país: reducción de la tarifa.

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El coordinador del GT podrá invitar a especialistas de otros órganos y entidades, así como a representantes de la sociedad civil y asociaciones, para que participen en las reuniones de trabajo que sean desarrollados.

Pero la negociación del Anexo C del Tratado en sí envuelve varias instancias, aparte de Eletrobras y el Ministerio de Minas y Energías, como por ejemplo el Ministerio de Econo­mía, liderado por Paulo Guedes, brazo derecho del presidente Jair Bolsonaro, y por Itama­raty, cuyo tradicional negocia­dor será Ernesto Araujo.

Según el diario Folha de São Paulo, una de las cuestiones centrales que Brasil pretende resolver tiene que ver con el destino que darán a la “sobra” de US$ 1 billón por año que Itaipú dará a la Receita Fede­ral. El motivo de ese excedente es que en el 2023 termina el pago de la deuda contraída para la construcción de la represa. Un grupo de técnicos defiende que la ganancia sea repasada al consumidor redu­ciendo el coste de la energía.

LA CADENA DE MANDO

La dinámica de poder que se visibiliza claramente de parte de Brasil es la conformación de un equipo que respon­derá a una cadena de mando militar, estrictamente ver­ticalista. El presidente Jair Bolsonaro es un capitán de reserva y al mismo tiempo comandante del Ejército; le sigue su vicepresidente Hamilton Mourao, ex gene­ral del Ejército, retirado, con mayor rango militar. Es con­siderado como el portavoz del Ejército, estratega militar que hace fluir las decisiones en los temas estratégicos.

Luego le sigue en la cadena de mando el ministro de Minas, Bento Albuquerque, almirante de escuadra de la Marina, que lidera el grupo de trabajo que analiza las bases técnicas para la renegocia­ción de Anexo C. La nómina se cierra con el nuevo direc­tor de Itaipú, el ex general del Ejército brasileño Joa­quin Silva y Luna, que se ha desempeñado como ministro de Defensa (gobierno de Fer­nando Henrique Cardozo) y también fue Misión Militar Brasileña de Instrucción en Paraguay (1992-1994). Serán actores claves Paulo Guedes y Ernesto Araujo.

SEPA MÁS

ABDO Y BOLSONARO EN ITAIPÚ

En la primera reunión bilateral mantenida el día 26 de febrero último, en el edificio de Producción Eléctrica de Itaipú en Foz de Yguazú, los mandatarios se congratularon con la nueva directiva de la binacional. Mantuvieron una reunión a puertas cerradas de media hora, en la que abordaron el futuro de la binacional y la lucha contra el crimen organizado.

Mario Abdo demostró interés en revalidar el acuerdo al cual llegó con el ex presidente Michel Temer para la construcción de los 2 puentes a ser financiados íntegramente por Itaipú (Pdte. Franco-Foz de Yguazú y Carmelo Peralta-Puerto Murtinho).

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