El ex fiscal general del Estado Óscar Germán Latorre demostró con argumentos contunden­tes que el Ministerio Público actuó libremente durante las investigaciones en torno al caso del secuestro de María Edith viuda de Debernardi. “La Fiscalía en ese entonces tenía un alto grado de inde­pendencia, al no estar vin­culada a ningún grupo polí­tico. Tomé conocimiento del hecho con la aparición de Juan Arrom y Martí. Tomé la decisión de hablar con el fiscal (Javier) Cazal para ini­ciar una investigación del caso”, manifestó ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH).

Como una de las pruebas irre­futables mencionó que Mar­cos Álvarez, ex dirigente del Mopoco, fue el testigo clave de la Fiscalía porque el mismo entregó 350.000 dólares, que eran parte del dinero pagado por el rescate de la secues­trada, que Arrom le había pedido que guarde tras la libe­ración. Se constató que eran los billetes entregados a los secuestradores porque los mismos habían sido fotoco­piados antes del pago corres­pondiente, afirmó.

“El mismo (Marcos Álva­rez) recibió un sobre de Juan Arrom y le solicitó que le guarde, ya que contenía 350.000 dólares, como parte de lo cobrado por el rescate de la señora María Edith Bor­dón”, manifestó.

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Agregó que desde un prin­cipio la tarea investigativa se encaró con total objetividad. “La familia recibía mensajes y uno de esos fue el de solicitar un monto para el rescate y que fue dejado en la casa de la madre de la señora Edith. Con esos datos teníamos ya una evidencia de quienes estaban detrás del secuestro y por ello teníamos la certeza de que no se trataba de una acción de un partido polí­tico. La investigación referente a Juan Arrom no tuvo ningún motivo político”, resaltó.

ARROM, GRANDA Y REYES

Latorre confirmó que los secuestros fueron planifica­dos por las FARC y que Juan Arrom contactó con esa gente. “Se aclaró luego que Rodrigo Granda se comunicó con (Raúl) Reyes y le comentó que tomó contacto con Juan Arrom y que tenía un pro­yecto para ganar dinero y necesitaban asesoramiento para llevar adelante el mismo. Esta es la forma de cómo se inició el negocio del secuestro en Paraguay. En un principio el monto fue de 300.000 dóla­res, pero se pagó un total de 1 millón de dólares”, aseguró.

Al referirse a la presunta tortura sufrida por Arrom y Martí, dijo que “supues­tamente se recurrió a una mexicaneada para obtener datos sobre el lugar en donde se encontraba el monto pagado por el secuestro. Sin embargo, la señora Deber­nardi recuperó su libertad antes de que esta situación apareciera”.

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