Malena Ada Ashwell, quien usó el seudónimo de Ada Rodríguez en tiempos de la dictadura, fue víctima de torturas en el gobierno de Alfredo Stroessner por haber denunciado a mediados de la década del 70 las terribles violaciones de niñas de 8 a 14 años de edad. Su lucha le costó su apresamiento por parte de la Policía liderada por Pastor Coronel y acabó siendo expulsada a los Estados Unidos para salvar su vida. El Washington Post se hizo eco de su historia en la edición del 20 de diciembre de 1977.
Malena Ada, hija de Washington Ashwell, economista y político, fue asistente del congresista norteamericano Ronald Dellums y en varias ocasiones sirvió de apoyo a los líderes opositores para llegar a las autoridades estadounidenses para denunciar los abusos cometidos durante la dictadura.
Su historia fue relatada en el libro “Stroessner”, de Aníbal Miranda. La escritora y poeta Nila López transcribió recientemente en sus redes sociales partes del segundo fascículo, en el que revela en detalles una parte triste de la vida de Malena en los oscuros tiempos del estronismo.
“Mucha gente sabía y había comentarios, pero nadie abría la boca en público. La inclinación del presidente por las chiquilinas había llegado al extremo de desflorar a niñas. Muchas ni siquiera llegaban a la edad de merecer. Se las ubicaban en casas protegidas de las cuales dos eran notorias por el tráfico humano continuado, la primera en el barrio Sajonia de Asunción, otra subiendo el cerro de Caacupé casi pegada a la quinta Jaeggli. El año de inicio de aquel tráfico de esclavas no se conoce, pero tomó estado público desde que un afamado periodista norteamericano lo expuso por escrito y vaya exposición la que hizo”, señala el relato.
El ejemplar trae en acotación la investigación realizada por el periodista norteamericano Jack Anderson, del Washington Post y transcribe la publicación realizada el 20 de diciembre de 1977, pero que nunca fue reproducida por la prensa paraguaya en aquella época.
“Por más de un año hemos estado siguiendo la pista de una sórdida historia de depravación sexual entre altos cargos del gobierno paraguayo. Tuvimos noticias de que muchachitas de entre 8 y 14 años eran usadas para gratificación sexual de las máximas autoridades civiles y militares en Asunción. Nuestro informante nos señaló que esa práctica era al menos tolerada por el general Alfredo Stroessner, dictador que ha regido el Paraguay por 23 años”, relata.
En la investigación, cuentan que enviaron a uno de sus representantes a Paraguay en busca de informaciones a cerca de los abusos sexuales, fue allí que lograron dar con Ashwell.
“Últimamente hemos obtenido la declaración jurada de una testigo cuya credibilidad no puede ser disputada. La fe histórica es, desafortunadamente, verdadera. Nuestras fuentes alegan que él visita con frecuencia una casa en el barrio Sajonia donde las criaturas son violadas. Sin embargo, lo triste es que por muchos años Estados Unidos ha sido el más fuerte apoyo de Stroessner”, señala.
El relato sigue: “Los detalles de la depravación sexual fueron relatados por Ada Rodríguez (Ada Rafaela Ashwell de Rodríguez) quien proviene de una familia paraguaya acaudalada e influyente. Su padre es un importante funcionario de un organismo internacional en Washington. En el Departamento de Estado nos confirmaron que Ada Rodríguez es una persona de credibilidad y consecuente. Larry Birns, director del Consejo para Asuntos Hemisféricos, nos la presentó”, sostiene el material.
Según el artículo periodístico, fue en el año 1975 que Malena Ashwell se enteró de las violaciones e intentó por todos los medios denunciar el hecho.
“La señora Rodríguez supo por primera vez del escándalo sexual en noviembre de 1975. Ella y su marido, oficial de la Armada, estaban almorzando en casa del superior de él cuando fueron llamados por un vecino hasta la casa de al lado. ‘Con horror vi los cuerpos inertes de tres niñas, dos de ellas de unos ocho años, la otra de nueve, tendidas desnudas sobre un montón de arena en la parte trasera de la casa. Estaban sangrando de las áreas genitales y tenían marcas en sus cuerpos que evidenciaban abuso sexual’ (declaró la señora Rodríguez)”.
Pese a que buscó ayuda de las autoridades fue imposible socorrer a esas pequeñas, aunque un importante referente de las Fuerzas Armadas estaba de por medio.
“Llamó a la Policía. Un viejo cuidador dijo que estaba trabajando bajo protección de un jefe militar que identificó como el coronel Perrier. ‘Al escuchar esto la Policía se retiró inmediatamente sin tomar medida, más tarde los vecinos nos dijeron que en ciertas ocasiones el viejo tenía bajo su cuidado a catorce niñas de entre 8 y 9 años’”, menciona.
Arresto de periodista
A pesar de las advertencias de sus allegados, la mujer, en busca de soluciones recurrió a Miguel Soler, del periódico comunista “Adelante”, éste le prometió que publicaría la historia. “El coronel Perrier mantenía la casa en el residencial barrio Sajonia donde campesinas jovencitas compradas a sus empobrecidos padres son proveídas a los jefes paraguayos. ‘El general Stroessner frecuenta la casa’, juró Rodríguez. Durante un mes ella imploró a sus influyentes amigos que denunciaran esa pesadilla. Le advirtieron repetidamente quedar callada y no meterse. Desesperada, se entrevistó con Miguel Soler, quien publica un periódico comunista de nombre Adelante. A él le fue imposible cumplir su promesa de publicar la historia. En diciembre de 1975 Soler fue arrestado y entre sus documentos se encontró la declaración de Rodríguez”, relata.
La investigación indicó que: “Poco después de la medianoche del 9 de enero de 1976, tres hombres entraron por la fuerza a su casa y la llevaron hasta la oficina de la policía secreta. Pastor Coronel la acusó de estar involucrada en una conspiración para asesinar a Stroessner. Cuando ella negó, Coronel comenzó a golpearla, en tanto otro hombre la sujetaba. Luego la tiraron, semidesvanecida donde la torturaron continuamente durante tres días. El coronel Perrier que cita el artículo no era otro que Leopoldo ‘Popol’ Perrier, proveedor de niñas para Stroessner y su séquito”.
Ashwell logró salvar su vida gracias a la intervención de su padre, quien prometió sacarla del país a cambio de su libertad.
“Cuando se enteró, viajó de urgencia para entrevistarse personalmente con Stroessner quien lo recibió. Ashwell pidió por favor que liberaran a su hija y prometió sacarla del país para su recuperación. Malena había intentado suicidarse en Investigaciones cortándose las venas de la muñeca. Gloria Estragó, compañera suya de cautiverio, la socorrió pidiendo auxilio. Malena fue derivada al Policlínico Policial Rigoberto Caballero donde la sometieron a curación y de ese lugar la trasladaron al aeropuerto “Presidente Stroessner” donde tomó vuelo con destino a Estados Unidos. Tuvo la suerte de recuperar a sus dos hijas pequeñas y con ellas vivió como exiliada forzosa sin poder retornar al Paraguay mientras Stroessner estuvo sentado en el sillón presidencial”, sostiene.