“Dentro de nues­tro gobierno, no todos res­ponden al Presidente. Noso­tros respondemos al presi­dente de la República, pero no todas las instituciones; el Ministerio Público, por ejemplo”. Estas expresiones enunciadas por la diputada del movimiento Colorado Añetete Jazmín Narváez dejó al desnudo una vez más la precaria formación de los representantes del pueblo. Precaria y peligrosa, habrá que decir, dado que al dejar entrever que el Ministe­rio Público podría estar ali­neado al Poder Ejecutivo lo que revela es una concepción absolutista del Gobierno.

No resulta extraño, pues, dado el organigrama esta­tal por ella asimilada, que se haya instalado junto con uno de sus colegas, Colym Soroka, en los pasillos judiciales para, como una barrabrava más, hacer presión para persua­dir al juez de modo tal que al diputado Ulises Quintana lo beneficie con la reclusión domiciliaria en el proceso en el cual permanece bajo pri­sión preventiva.

Posturas manifestadas por otros referentes del mismo equipo delatan una abierta campaña a favor de la liber­tad de Quintana.

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