Posterior al secuestro y libera­ción de María Edith Bordón, se desató un gran escándalo, ya que de ser identificados por el Ministerio Público como los presuntos secuestradores, tanto Juan Arrom como Anun­cio Martí pasarían a ser “vícti­mas” del Estado ante los ojos de organismos internacionales.

Ambas personas denunciaron que el 17 de enero del 2002 fue­ron secuestrados y torturados por autoridades nacionales que a toda costa pretendían que confiesen su participación en el rapto de Bordón.

En el lapso en que ambos esta­ban desaparecidos, Cristina y Marina Arrom, hermanas de Juan Arrom, armaron todo un operativo conformado por medios de prensa y fami­liares de quienes supuesta­mente estaban secuestrados. Con las cámaras encendidas ingresaron a una vivienda ubi­cada en Villa Elisa, de donde los rescataron de las autori­dades quienes, según ellos, los tenían en cautiverio.

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Tras su liberación, ambos brindaron declaraciones desgarradoras de las torturas a las que según ellos fueron sometidos, desde presuntos intentos de ahoga­miento hasta golpes en sus testículos, mencionaron. Sin embargo, la Fiscalía se man­tuvo firme en su imputación y acusación como los princi­pales sospechosos del secues­tro de la mujer. En diciembre del 2003, Arrom y Martí esca­paron y obtuvieron el refugio político en Brasil, evitando así afrontar juicio oral.

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