El secuestro de la señora María Edith Bordón de Debernardi ocurrió el 16 de noviembre del 2001, en horas de la mañana. La mujer fue interceptada en el parque Ñu Guasu por tres hombres armados, quienes formaban parte del grupo que la mantuvo en cautiverio durante 64 días. Fue liberada al año siguiente, el 19 de enero del 2002.
Los entonces dirigentes del movimiento político Partido Patria Libre, Juan Arrom y Anuncio Martí, fueron sindicados como los principales sospechosos del hecho. Según el testimonio brindado por la víctima ante el Ministerio Público, Arrom sería el jefe de la banda de secuestradores y Anuncio Martí fue identificado como el “guardia malo”, quien estuvo como custodio en la vivienda donde la tenían en contra de su voluntad.
Según sus propios relatos, el día del secuestro ella estaba acompañada de su amiga identificada como Elizabeth Gunther. Luego de realizar la caminata cotidiana, ambas fueron hasta la camioneta de Bordón, momento en que fueron rodeadas por tres hombres armados, quienes a empujones sacaron a Gunther del vehículo y trasladaron a Bordón hasta el asiento trasero.
Luego de varios recorridos y cambios de vehículos, finalmente llegaron hasta la vivienda que años después se confirmó que estaba situada en la calle Mencia de Sanabria Nº 313, casi Yataity Corá, en el barrio Palomar de Asunción, donde la mantuvieron durante todo el proceso de negociación, realizada con su marido, el ya fallecido Antonio Debernardi.
Sus captores la llevaron hasta un sótano con mucha humedad y paredes oscuras. Fue allí donde mantuvo la primera comunicación con el líder de la banda, identificado por las autoridades como Juan Arrom, quien le informó que si cooperaba no le harían daño.
El lugar del cautiverio estaba custodiado por dos guardias, a quienes la mujer describió como el guardia bueno y el guardia malo. El bueno sería Alcides Oviedo, quien después pasó a integrar la agrupación autodenominada Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), y el guardia malo, que tomando en cuenta la descripción de la mujer, la Fiscalía lo identificó como el periodista y poeta Anuncio Martí.
El primer contacto de los captores con familiares de la víctima se produjo el 3 de diciembre del 2001. Los delincuentes solicitaban US$ 12 millones de rescate. Sin embargo, esta no sería la única comunicación, ya que la negociación duró más de lo esperado.
El 14 de enero del 2002 se realizó el primer pago por el rescate, US$ 400.000. Los hermanos de la víctima, Guillermo y Carlos Bordón, fueron los encargados de entregar el dinero. Luego de recorrer varios puntos, los secuestradores los interceptaron en la avenida 21 Proyectada casi Estados Unidos, Barrio Obrero. Después de esto hubo otro contacto entre Antonio Debernardi y los delincuentes, el 17 de enero, en el que cerraron el trato con un pago total de US$ 1 millón y acordaron entregar la segunda parte, US$ 600.000, al día siguiente, 18 de enero, y así lo hicieron.
Finalmente, el 19 de enero, los captores alzaron a la mujer en un vehículo y luego de varias vueltas por la zona, la vistieron de hombre y la liberaron en las calle Coronel Cabrera y Santa Teresa, Asunción. Estos se comunicaron con Debernardi para dar indicaciones sobre el lugar donde podía recoger a su esposa.
SEPA MÁS
Exigen indemnización de US$ 63 millones
Juan Arrom y Anuncio Martí presentaron una denuncia contra el Estado ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) por secuestro y tortura a los que supuestamente fueron sometidos por policías. Exigen un resarcimiento económico de US$ 63 millones que serán repartidos entre ambos y sus familiares.
Autoridades nacionales sostienen que estas personas son delincuentes que deben responder por la causa de la que se les acusa, motivo por el cual se solicitó al gobierno de Jair Bolsonaro la revocatoria del estatus de refugiados con el que cuentan en el país.
Este pedido debe ser respondido en los próximos días y, de ser favorable, se solicitará la extradición para que finalmente puedan afrontar el juicio pendiente. En tanto, la denuncia ante la Corte debe ser definida el próximo 7 de febrero, ocasión en que Paraguay tendrá la oportunidad de demostrar que las denuncias de Arrom y Martí son falsas.