Tras la polémica y una especie de “psicosis” que generó la insistencia con la implementación del Servicio Militar Obligatorio (SMO), ahora el gobierno del presidente de la República, Mario Abdo Benítez, desarticuló el plan. En este sentido, el ministro de Defensa, Bernardino Soto Estigarribia, sostuvo que no es una obligatoriedad para los jóvenes que realicen el servicio militar.
“No existe manera de coaccionar al joven para ir tanto a cumplir con el servicio militar, por más de que sea una ley, ni tampoco para ir a pagar la tasa militar”, expresó Soto Estigarribia.
El titular de Defensa participó de la convocatoria por parte de la Comisión Permanente encabezada por el diputado Antonio Buzarquis, para analizar los alcances de la Ley del SMO. Durante la reunión, Soto Estigarribia indicó que el Artículo 129 de la Constitución Nacional establece claramente como mandato que todo ciudadano tiene que prepararse y prestar su concurso para la defensa de la Patria. “En esa orientación se establece el Servicio Militar Obligatorio, que está vigente, y el servicio militar obligatorio tiene como principal finalidad, la instrucción militar para contar con una reserva instruida que pueda ser utilizada en un momento determinado que la Nación lo requiera”, expresó el ministro.
Sin embargo, Soto Estigarribia también admitió la figura de la objeción de conciencia en la misma Constitución Nacional, y el mismo establece que los jóvenes no están obligados a cumplir con el servicio militar. “Al mismo tiempo establece otra figura que es la objeción de conciencia, un legítimo derecho para todos aquellos jóvenes que en base a razones éticas o religiosas objetan cumplir con el servicio militar obligatorio; también establece que deberían hacer un servicio sustitutivo”, explicó. Pese a que el ministro asegura que nadie está obligado a cumplir el servicio militar, tampoco está de acuerdo en derogar la ley que exige el cobro de la tasa militar.
La reculada del Gobierno se dio luego de las fuertes críticas de la ciudadanía, principalmente de los jóvenes, que no están de acuerdo con el servicio militar. En el afán de implementar la obligatoriedad, el mandatario incluso inscribió a su hijo, menor de edad, al Cimefor.