La operación política y mediática en torno a la conformación de la Comisión Bicameral por el caso Messer y su funcionamiento dejan ver claros indicios de una irremediable ausencia de legitimidad por factores que resultan fáciles de localizar.

La comisión –teniendo el claro propósito de ubicar a Horacio Cartes como objetivo político– instala a Rodolfo Friedmann como presidente, quien no solo es un senador cuya investidura carece de legalidad, sino –justamente– que para asumir una banca para la cual no fue proclamado deja fuera del Congreso a la persona a quien persiguen con esta operación.

Existe un abierto cuestionamiento hacia la legalidad de una Comisión Bicameral que investiga un hecho que al mismo tiempo está siendo indagado por las autoridades jurisdiccionales.

La comisión no tiene forma de demostrar garantía alguna de imparcialidad, a juzgar por la manifiesta enemistad que han expresado hacia la figura de Horacio Cartes (el objetivo) varios de sus miembros, comenzando por su presidente, quien hace pocos meses pidió que se le “queme en la plaza pública” al ex presidente.

Lejos del rango de prudencia y seriedad que han asumido comisiones congresales famosas en el mundo, la presente es netamente mediática. Sus miembros deliberan por pocas horas en la semana y recorren los medios de comunicación diariamente, compitiendo entre ellos en visibilidad y cometiendo cotidianamente serios prejuzgamientos que deslegitiman y restan legalidad a las conclusiones que estarán asumiendo. Hubo ocasiones, incluso, en que los miembros de esta comisión ocupaban el tiempo de las deliberaciones para tuitear en contra de las personas convocadas con el único fin de figuretismo mediático.

Si se sostiene la teoría de “vinculación” de Cartes a consecuencia de su relación de amistad con Messer se estaría habilitando una jurisprudencia de criminalización de las relaciones de amistad, que parangonando con resonantes casos de paraguayos hoy procesados –incluso– por la justicia internacional tendría que estar arrastrando a centenares de empresarios, entre ellos los fervientes acusadores mediáticos de la actualidad, a procesos de investigación.

Conclusiones: La Comisión Bicameral del Congreso sobre el caso Messer se basa en la ilegalidad de su composición, es parcializada, cumple el papel de ejecutar la persecución política contra el movimiento Honor Colorado y su líder, Horacio Cartes. Para lograrlo se crea una farsa mediática alrededor de la comisión, desacreditando y ridiculizando a Horacio Cartes para menoscabarlo políticamente. A su vez, ABC Color aprovecha la circunstancia para “golpear” a un competidor de su emprendimiento financiero, el Banco Atlas, de acuerdo a la denuncia.

Rodolfo Friedmann, quien lidera la comisión, tiene enormes explicaciones pendientes que dar sobre la desaparición del almuerzo escolar de los niños del Guairá, que –desde que su sector asumió el poder– está totalmente impune y sin un fiscal que se anime a investigar. Al ser el principal referente político de choque del presidente, Mario Abdo Benítez, se asume que el titular del Ejecutivo cree conveniente demostrar que la manija de esta operación está en sus manos.

En su momento, el Banco Integración era la copia fiel de Banco Amambay en cuanto a sus negocios, el Grupo Zuccolillo compró el Banco Integración –hoy Banco Atlas–. Con el tiempo, Basa fue liderando claramente el mercado cambiario dejando en notable desventaja al Banco Atlas en este rubro. Ayer, el senador Antonio Barrios lanzó la versión de una posible operación de terrorismo financiero por parte de ABC para perjudicar la imagen de su competidor, Basa. Situación que tiene visos de veracidad por la saña asumida contra la mencionada entidad financiera, que ha demostrado no haber operado con bonos con Messer, tal como se instaló mediáticamente.

La diputada Celeste Amarilla, miembro de la comisión, evadió hasta el presente dar explicaciones sobre su relación con el negociado del almuerzo escolar en varios gobiernos. Se investiga su participación en estos días en presiones sobre miembros de la Comisión de Presupuesto para destinar recursos a gobernaciones donde determinadas empresas reclaman el cobro de tal cuestionado servicio. Se habla de su posible relación de influencia con figuras relevantes del actual gobierno como el senador Juan Afara (ex gobernador de Itapúa).

Messer abrió sus cuentas bancarias en el Banco Nacional de Fomento (BNF), supuestamente para lavar dinero, en el 2011 y 2013; es decir, durante las presidencias de Fernando Lugo y Federico Franco, pero estos no son llamados a brindar explicaciones. En su lugar convocan a Horacio Cartes, quien no tiene responsabilidad en la apertura de las citadas cuentas bancarias como mandatario.

Los comisionados alegan que llaman a Horacio Cartes porque este fue nombrado en un informe de la Seprelad, pero la convocatoria la hicieron antes de recibir y analizar el documento en cuestión. Hoy se conoce que el informe de la Seprelad tiene como base publicaciones periodísticas sobre la amistad de Horacio Cartes con Darío Messer, amistad que es de vieja data y de conocimiento público, nada novedoso..