- Menos mal que el papa Francisco le pidió a Marito paz y unidad en el país. Lejos del mensaje del Santo Padre, el Presidente llegó con una furia acumulada a raíz de las críticas que recibió por la manada que llevó de paseo a Roma y, a juzgar por sus dichos, le molestó el enojo de la gente contra Marly y la maquilladora de Ña Chuchi, con quienes se solidarizó.
- Hubiera quedado mejor una solidaridad con doña Sandra Quiñónez por las amenazas recibidas o quizás con los 4 mil damnificados por la crecida o tal vez con los indígenas apostados en las plazas. No, “el presi de su gente” solo se solidarizó con Marly y la pobre estilista.
- Hablando de enojos, Juancho no debe estar pasándola bien. El ministro del Interior asumió que el gobierno entregó los videos a los medios (con prioridad a los que pertenecen al tío de Alecito Peralta Vierci, claro), pero la filtración no fue según sus expresiones. Sin embargo, el malhumorado “presi de su gente” dijo que fue de mal gusto la filtración. ¿En qué quedamos?
- Ansiosa la ciudadanía está aguardando el informe que presentará Renolfito el guaireño sobre su viaje a Roma. Viajecito que por cierto pagó la ciudadanía gracias al presupuesto del Senado. Y si hasta el almuerzo de los niños del Guairá se llevó, ¿por qué no buscaría desangrar el presupuesto del Congreso también?
- Quedó claro con sus intervenciones de ayer que Marito solo está leyendo los medios del Grupo Cartes y las redes sociales. Hasta el diario del contrabandista azucarado y el editorial de la esposa del braguetero veloz se despacharon contra la designación de Julio Velázquez como consejero de IPS. Pero, según el viajero de la gente, solo un grupo de medios cuestiona ese nombramiento.
- Hasta el hartazgo los voceros del oficialismo vienen diciendo que Marito no se inmiscuye en las decisiones de otros poderes del Estado. Claro, cuando no le interesa o no le conviene, pero bien que ayer azuzó a la Fiscalía y a la Cámara de Diputados a que intervengan el municipio de Ciudad del Este. Oportunismo 10, coherencia 0.
- Tremendo malestar sigue generando en filas militares la reincorporación de Velázquez como comandante de la Armada. El enojo se da en todas las armas, principalmente entre los considerados institucionalistas, que tanto han peleado para divorciar a las Fuerzas Armadas de la política partidaria y con un decretazo Marito mandó al tacho todo lo que se hizo.