El presidente de la Cámara Baja, Miguel Cuevas, y su hijo Raúl Adilson Cuevas Florentín, de 21 años, se registran como propietarios en la actualidad de 941 cabezas de animales vacunos de pura raza. Una fortuna amasó el parlamentario, gracias a su “exitosa carrera” de político y a su paso por la gobernación, cargo que le permitió desprenderse de su oficio de zapatero de Sapucái.

De acuerdo con datos oficiales de la Contraloría General de la República (CGR) y el Servicio Nacional de Calidad y Salud Animal (Senacsa), Miguel Jorge Cuevas Ruiz Díaz tiene a su nombre un total de 740 cabezas de animales de la raza Branghus. Por su parte, Raúl Adilson, quien hasta el momento no cuenta con registro laboral, dispone de 201 unidades, entre las razas Nelore, Brahman y Brangus.

Según representante del sector ganadero local, el precio promedio de estos animales por cabeza es de G. 4,2 millones. Si calculamos por las 941 cabezas, la cotización del lote de ganado de padre e hijo es de uno G. 3.952 millones. Explicaron además que son razas muy apreciadas en el mercado local e internacional.

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El cotizado lote de animales va de la mano con las decenas de inmuebles que compró el hombre fuerte del presidente Mario Abdo Benítez, en una década de extraordinaria bonanza que experimentó en la función pública. En el 2014, un año después de asumir como jefe departamental del noveno departamento, llegó a declarar un patrimonio de G. 9.700 millones, esta cifra le convirtió en el centro del escándalo y blanco de escraches ciudadanos, al no poder justificar su origen.

Este año, al dejar el cargo de gobernador, y después de largos años de inexplicable progreso, Cuevas declaró un descenso en su patrimonio. Hizo desaparecer el monto de G. 9.700 millones que le condenó y en febrero del 2018 redujo el valor de sus bienes a G. 3.500 millones.

El papá experimentó un descenso pero los hijos aparecen con un ascenso económico. Raúl Cuevas salta como ganadero modelo y Enzo Cuevas como próspero, pese a que ambos no registran antecedentes laborales.

Enzo Miguel es hoy día asesor “ad honorem” en la Cámara de Diputados, luego de ser el coordinador del almuerzo escolar durante el mandato de Cuevas en la Gobernación de Paraguarí, administración que dejó un faltante de G. 40.000 millones.

Su gigantesca casa

Miguel Jorge ostenta además una imponente casa rodeada de murallas altas y cámaras de vigilancia, que rompe esquemas en la zona de Sapucái.

Por el patio de la casa incluso cruza un arroyito. La vivienda tiene varias habitaciones, un quincho y corre casi como una leyenda urbana que la misma tiene un ascensor para subir hasta el segundo piso.

La “humilde casita”, como la bautizó en su momento, con todas las características mencionadas, podría llegar a costar fácilmente entre G. 900 y G. 1.000 millones.

En ese mismo terreno, pero décadas atrás cuando trabajaba en la compostura de calzado, Miguel Cuevas tenía una humilde vivienda.

Además de esta vivienda, tiene otras grandes extensiones de tierra, ubicadas en las compañías de Sapucái, que desde el 2014, según el departamento de Catastro de esa comunidad, fueron transferidas a su hijo Enzo Cuevas.

La imponente vivienda del legislador erigida en el noveno departamento.

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