Río de Janeiro, Brasil. AFP

El ultraderechista Jair Bolsonaro fue electo el domingo presi­dente de Brasil, con casi 56% de los votos, frente a 44% para el izquierdista Fernando Haddad, según datos oficiales tras el cómputo de casi el 90% de las urnas.

Una multitud se había reu­nidodesde varias horas antes de los anuncios frente a la casa del ex capitán del Ejér­cito para festejar una victoria ampliamente prevista por los sondeos.

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Bolsonaro, de 63 años, un admirador de la dictadura militar (1964-1985), sucederá el 1 de enero alpresidente con­servador Michel Temer.

Su campaña se basó en un rechazo visceral al Partido de los Trabajadores (PT) de Haddad y en promesasde mano dura contra la criminalidad y de lucha contra la corrupción.

Esta derrota del PT –la pri­mera de las últimas cinco elecciones presidenciales– se suma a una serie de reveses para el partido que llegó a ser la mayor fuerza de izquierda de Occidente.

Los adherentes del electo presidente Jair Bolsonaro ganaron ayer las calles para celebrar la victoria en segunda ronda del ex capitán del Ejército de Brasil.

En el 2016, la presidenta Dilma Rousseff fue destituida por el Congreso y en abril de este año su líder histórico, el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), fue detenido para empezar a pur­gar una pena de 12 años y un mes de cárcel por corrupción y lavado de dinero.El ultrade­rechista, con una activa cam­paña en las redes sociales, ganó popularidad con las pro­mesas de liberalizar elporte de armas para combatir una inseguridad galopante y de librar una guerra sin cuartel contra la corrupción.

“Cambio”, “Esperanza”. Estasson las dos palabras que repe­tían los que salían de votar a Bolsonaro en el colegio Santo Agostinho de San Pablo, con­vertido en colegio electoral para brasileños empadrona­dos en otrasregiones y de paso por la ciudad.

“Tenemos la esperanza de que pueda ocurrir algo nuevo, un pre­sidente que haga algo por el país”, declaraba Edeuzina Maehler, comerciante jubi­lada de 67 años. Votó por Bol­sonaro, al que alaba como “un hombre de familia, una per­sona de bien”.

NO A LA EXTREMA IZQUIERDA

El presidente electo Jair Bolsonaro prometió el domingo “cambiar el destino de Bra­sil” y arrancar a la principal potencia de América Latina de la influencia “del socia­lismo” y del “extremismo de izquierda”.

“Juntos vamos a cambiar el destino de Brasil”, afirmó el ex capitán del Ejército de 63 años en un discurso por las redes sociales, con tono mar­cial y referencias religiosas, transmitido por la televisión. “No podemos seguir coque­teando con el socialismo, el comunismo, el populismo y el extremismo de izquierda”, agregó.

Asimismo, promete defender “la Constitución, la democra­cia y la libertad” en Brasil.

JÚBILO EN LAS CALLES

Cientos de miles de perso­nas estallaron de júbilo este domingo en las calles de Bra­sil con la victoria del ultrade­rechista Jair Bolsonaro en las elecciones presidenciales.

Frente a la casa del ex capi­tán del Ejército, en una zona acomodada de Río de Janeiro, los gritos de emoción y ale­gría y los abrazos se mezcla­ron con un gran alboroto de fuegos pirotécnicos.

“No tengo nada que temer en un gobierno de un ex militar. Este país necesita orden y peor nunca podrá estar, con tanta corrupción e inseguri­dad”, exclamó al borde de las lágrimas Jaz Lima, profesora jubilada de 60 años.

Los gritos de triunfo apenas daban paso a los insultos con­tra el izquierdista Partido de los Trabajadores, del can­didato perdedor Fernando Haddad y del encarcelado ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva.

Un muñeco inflable con la imagen de Lula en vestido de presidiario fue levantado sobre la calle.

“Aquí está este pueblo indig­nado, disconforme con la corrupción y la inseguri­dad, acompañando a Bol­sonaro. Este pueblo habló. Es la primera vez que me siento representado”, expresó André Luiz Lobo, un empresario de 38 años.

Envuelto en la bandera de Brasil, Daniel Reunieri, un abogado de 43 años, salió a celebrar la victoria con cua­tro amigos en la Avenida Pau­lista, la principal arteria de San Pablo, capital económica y financiera del país, fuerte­mente custodiada por las fuerzas de seguridad.

“Bolsonaro está dando vuelta la página de la corrupción en Brasil”, dijo Reunieri a la AFP.

BARRER A LOS CORRUPTOS

En el local donde Jair Bolso­naro votó, al oeste de Río, los soldados cachearon a los electores y revisaron las inmediaciones con espe­jos y detectores de metales, mientras sus simpatizantes lo esperaban con banderas de Brasil anudadas en la espalda.

El candidato estuvo a punto de morir el 6 de setiembre pasado, cuando un ex mili­tante de izquierda le asestó una puñalada en el abdomen.

Bolsonaro “va a barrer a los corruptos, va a echar a esos crápulas, a esos comunistas”, proclamó uno de sus simpa­tizantes, Álvaro Cardoso, un trabajador independiente de 55 años. El candidato entró por una puerta lateral junto con su esposa y se retiró sin formular declaraciones, salu­dando a sus simpatizantes con los pulgares hacia arriba y la “V” de la victoria.

LA DEMOCRACIA, EN PELIGRO

Fernando Haddad votó en el barrio de Moema, de San Pablo, donde lo aguardaban militantes del PT con rosas blancas y rojas, al grito de “Brasil, urgente, Haddad pre­sidente”, que disputaban el espacio sonoro con los cace­rolazos de protesta de un edi­ficio cercano.

“Tengo mucha esperanza en el resultado”, había decla­rado Haddad a periodistas. “La nación está en peligro, la democracia está en peligro, las libertades individuales están en peligro”, pero “Bra­sil despertó en los últimos días”, acotó, antes de retirarse haciendo también la “V” de la victoria.

En el mismo colegio electoral, Renata Arruda, una trabajadora de telemarketing, rompe a llorar al reconocer que su candidato lo tenía muy difí­cil. “Mis padres vivieron la dic­tadura y tengo mucho miedo de que eso vuelva”, afirma.

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