Para el analista político y docente universitario José “Pepe” Costa, el gobierno de Mario Abdo Benítez no debe­ría crear más comisiones para realizar auditorías internas, ya que el Estado paraguayo posee sus propios órganos de control. “No es necesa­rio y hasta puede ser contra­dictorio y peligroso preten­der crear comisiones para autoauditorías cuando exis­ten órganos ya establecidos por la Constitución Nacional y las leyes de la República”, afirmó Costa a La Nación.

Aseguró que Abdo Benítez debe tener una actitud más de demócrata y estadista. “Lo que se espera de un demó­crata es que se someta siem­pre y abiertamente al control por parte de esos órganos, no que busque un traje a medida en este campo”, precisó.

El jefe de Estado nombrará al actual concejal municipal y ex fiscal de la Unidad Anti­corrupción, Carlos Arregui, al frente de una unidad de auditoría que supervisará la administración de Petropar, en los últimos cinco años, incluida la etapa de Patricia Samudio, quien asumió hace dos meses como titular de la petrolera.

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CRÍTICAS DE LA PRENSA

Costa también se refirió a las expresiones del manda­tario sobre las publicaciones que realizan medios como La Nación o el canal GEN. El mandatario se despachó contra estos medios al seña­lar a su dueño, el empresario Horacio Cartes, como res­ponsable de estas publicacio­nes que desnudan anomalías e irregularidades, por ejem­plo en Petropar. Sobre esto dijo que “cuando los ataques son de los medios de Cartes, son motivo de desconfianza.

Si Horacio Cartes ataca es porque vamos por el camino correcto”, recalcó. El ana­lista político aseguró que una autoridad, y más aún un presidente, “debería estar más abierto a las críticas y al escrutinio público de parte de la ciudadanía y de los medios, de todos los medios. Preten­der minimizar una mirada crítica de la prensa bajo la falacia de “mirar de quién viene” es demostrar una indi­simulada incomodidad ante las críticas”, precisó.

Reflexionó acerca de este hecho y dijo que puede incluso ser pernicioso, ya que si el mandatario se siente incó­modo esto puede conducir a otro estadio. “La incomo­didad que en algunos políti­cos puede convertirse tam­bién en intolerancia y luego, en peores casos, en rechazo y hasta afanes de restricción a la libertad de expresión. No es bueno ni deseable que un pre­sidente dé señales de este tipo en un Estado democrático”, subrayó el analista.

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