Por Augusto dos Santos, @Augusto2s

Julián Vega nunca hubiera llegado a uno de los cargos principales del Ministerio del Interior si no fuera por el apoyo de la líder de la bancada oficialista en Diputados, Jazmín Narváez, quien lo habría propuesto para que se ocupe de la alta política migratoria de la República.

Previamente, la actuación pública más conocida de Vega había sido una destacada participación en el marco de unos incidentes con barrabravas que acabó con un homicidio. Esta persona fue protagonista de un hecho que empañó una de las más importantes visitas presidenciales del nuevo gobierno, nada menos que con destino hacia un aliado estratégico: Taiwán.

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El hecho

El gobierno de esta nación se preparaba para la celebración del tradicional Doble Diez (10 de octubre). Esta fecha recuerda los episodios de 1911 cuando derrocaron a la dinastía Manchu con la participación del héroe nacional Chiang Kai-shek, cuyo nombre lleva una conocida avenida de esta capital, Asunción. Pero, además, Taiwán se preparaba para recibir a un visitante especial, Mario Abdo Benítez, presidente de un país cuya alianza es proverbial. Para recibirlo se prodigaron en atenciones, incluyendo el despolvar las fotos de su padre, el ex secretario del dictador, que fueron expuestas en homenaje al presidente visitante.

La mano de Vega

Pero cuando esta visita se encontraba en el delicado momento del aterrizaje se produjo un bochornoso suceso inesperado: el director de Migraciones del Paraguay (alto rango del Ministerio del Interior) decide apoyar la mano nada menos que en el muslo de la funcionaria del gobierno de Taiwán que fungía de traductora. El hecho fue tan indignante que la señora mencionada tomó el camino digno: fue hasta la autoridad a denunciar al toqueteador.

Aliviando el escándalo

Vega acababa de escupir en medio mismo del delicado plato de Jiû-hî keⁿ (una belleza de sopa con pasta de pescado) que Taiwán estaba preparando con tanta delicadeza. Pero, por cierto, “la clase” oriental pudo mucho más y lograron encontrar una salida que si bien no lograba borrar el mamarracho, por lo menos lo alejaba y así es como se organizó todo para que el director de Migraciones de Paraguay trepara en el primer avión hacia Occidente.

Disculpas

Las disculpas se cruzaron en varios niveles y por todos los medios. Tanto la delegación paraguaya como la diplomacia taiwanesa aplicaron paños fríos.

Todo lo que tenía que suceder es que Julián Vega volviera al Paraguay y permaneciera en silencio sin aportar un solo capítulo más a la vergüenza.

Pero Vega seguía on fire

Tanto es así que organizaron un grupo enardecido de adherentes que hicieron lo único que el oficialismo paraguayo no tenía que hacer: echar sal sobre la dignidad herida. Y lo hicieron generosamente. “Muerte a los taiwaneses”, gritaba una señora con los ojos estallados. Otra no menos efusiva se preguntaba con relación al órgano sexual de la traductora y minimizaba el toqueteo en horario estelar de la televisión paraguaya.

Pero había algo más

Como si este suceso en el aeropuerto, ya cuestionado en los medios, no hubiera sido suficiente, Vega decide reafirmarse en lo suyo mediante las redes sociales y resuelve recurrir nada menos que al esposo de la diputada Narváez para escenificar un lamentable mensaje machista colocando su mano sobre el muslo de su amigo y haciendo la señal de la victoria con la mano libre.

Si no fuera Taiwán

Probablemente si esta serie de hechos bochornosos estaba vinculado a la visita oficial a otro país del primer mundo hubiera desencadenado en una protesta. Quizás la diplomacia “concesiva” de Taiwán ayudó en esta circunstancia. Vale tener en cuenta que no solo fue el abuso expresivo en Taipéi, sino todos los hechos agregados donde de nuevo tuvieron parte o adherentes o figuras del gobierno de Abdo Benítez.

En un acto de burla, Vega apoya la mano en la pierna de su amigo, el esposo de la diputada Jazmín Narváez.
Lo ocurrido se dio cuando Abdo y la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, se abocaban a fortalecer las relaciones bilaterales.
Vega fue recibido por mujeres que expresaron su apoyo tras su vergonzosa actuación en Taiwán.


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