Miguel Cuevas, presi­dente de la Cámara de Diputados, una vez más se burló de las acu­saciones en su contra por la investigación iniciada por el Ministerio Público e ini­cialmente fueron publicados por La Nación y GEN. Esta vez, Cuevas se refirió al costo de su “común y corriente” vivienda de la localidad de Sapucai, departamento de Paraguarí. Ironizó con que si alguien se anima a pagarle G. 1.000 millones por el inmue­ble, lo venderá.

“Vi que dijeron que (su pro­piedad) cuesta G. 1.000 millones. Si alguien se anima a pagarme eso yo le vendo de inmediato sin pestañear, va a ser un negocio para mí”, iro­nizó en una entrevista para la radio ABC Cardinal. El valor estimado de su lujosa casa había sido publicado por los medios del Grupo Nación y fue desmentido en varias ocasiones por Cuevas.

Miguel Cuevas.

Según entendidos sobre temas inmobiliarios, una vivienda de estas caracterís­ticas podría llegar sin proble­mas a los G. 900 millones o incluso G. 1.000 millones en el mercado actual. Este costo estimado ya fue publicado el pasado 5 de setiembre. Por la zona, por las inversiones que se ve se hicieron en ella y por los metros cuadrados edifica­dos. Esto, sin tener en cuenta los lujos internos.

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A TODO LUJO

Todo el predio de la casa estárodeado de murallas altas y cámaras de vigilancia. Al menos dos o tres camionetas, de seguridad y de servicios, esperan durante el día afuera. Por el patio de la casa incluso cruza un precioso arroyito. La vivienda tiene varias habitaciones, un quincho y corre casi como una leyenda urbana de que la misma tiene un ascensor para subir hasta el segundo piso, además de una piscina en el patio.

Una vez publicados los lujos de su vivienda, Cuevas sos­tuvo que se trata de una casa “común y corriente” y que estas publicaciones solo son mentiras y obedecen a una campaña en su contra.

SEPA MÁS

La llamó “mi amor”

La diputada liberal Celeste Amarilla acusó al presidente de la Cámara de Diputados, Miguel Cuevas, de llamarla “mi amor” en plena sesión ordinaria del pasado miércoles 10 de setiembre. “Mi amor, me dijo el presidente de la Cámara de Diputados cuando le pedí más tiempo para hablar. Le dije que a mí no me dice mi amor, se me dice señora o dipu­tada”, explicó ofuscada la parlamentaria.

Amarilla acusó a su colega de machista por su falta de respeto. Por otra parte, también criticó el pen­samiento “medieval” de varios legisladores jóvenes y se refirió especí­ficamente a Kolym Soroka. “Me pidió que no hable más; dijo ‘soy el hijo de un presidente de seccional’, y le dije ‘¿y?’”, indicó. Dijo además que su colega la amenazó con que si no era mujer la iba a pegar. “El nivel de intolerancia es impresionante, yo molesto ahí”, remarcó.

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