• POR RICARDO RIVAS 
  • CORRESPONSAL EN ARGENTINA

Luego de cinco meses de desajustes macroe­conómicos y suce­sivas devaluaciones que el gobierno de Mauricio Macri no impulsó formalmente, en los primeros cinco días de aplicación del programa eco­nómico que el mandatario acordó con el Fondo Mone­tario Internacional (FMI) Argentina logró apreciar su moneda un 7,6%.

En el último cierre de las ope­raciones en el mercado de cambios, por cada dólar esta­dounidense los argentinos –culturalmente bimonetiza­dos– pagaron $ 38,85.

Sin embargo, los analistas son cautelosos, en el mejor de los casos, y críticos profundos en otros. Especialmente con el nivel que alcanzan las tasas de interés que nominalmente se acercan al 75% anual, pero en algunos segmentos son side­ralmente más altas, lo que complica sustancialmente la vida cotidiana.

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De hecho, las tasas que se apli­can a los saldos financiables de las tarjetas de crédito se ubi­can en torno del 120% anual y el descubierto en cuenta corriente se elevó hasta las proximidades del 110% en doce meses.

SENCILLA Y BRUTAL

Matías Carugati, economista jefe de la consultora Manage­ment & Fit, consultado por La Nación, es contundente: “El plan doble cero que aplica el gobierno para estabilizar la situación importa una estra­tegia tan sencilla como bru­tal: déficit fiscal cero - emisión monetaria cero”.

Por su parte, José Bassani, consultor que se desempeña en el sector de la banca pri­vada, tampoco duda en expo­ner sus preocupaciones: “Las restricciones monetarias, con las que se consiguió doblegar al dólar en la primera semana, tiene incidencia en toda la economía. El aumento de las tasas de interés encarece los créditos bancarios en gene­ral con fuerte impacto en las pymes, en las empresas, en la economía familiar, factores estos que, a su vez, profundi­zan la caída de los indicado­res de actividad y consumo, lo que permite proyectar que la recesión sea aún mayor que la proyectada en todos los ámbi­tos, incluidos los organismos multilaterales”, dijo a este corresponsal.

El economista Sergio Fares, ejecutivo en el más alto nivel de la empresa Transcambio, de larga trayectoria en el mer­cado, luego de hacer foco en las “políticas fiscales y mone­tarias restrictivas” que con­tiene el programa econó­mico que ejecuta el ministro de Hacienda, Nicolás Dujo­vne, sostiene que habrán de generar “una muy dura rece­sión que, probablemente, se extienda durante los próxi­mos nueve meses” y, en ese contexto, advierte que “será importante la contención social que el gobierno aplique con el objetivo de mantener la paz social”.

SOLO UNA DÉCADA SIN DÉFICIT

“No se puede convivir con altísimas tasas de interés sin que ello ocasione seve­ros daños”, sostiene Caru­gati en tono de advertencia y, en ese sentido, señala que “cuanto más dure (la apli­cación del programa econó­mico) más chances habrá de que el plan de doble cero se desarme (porque) los riesgos sociales, políticos y econó­micos podrían acrecentarse con el paso del tiempo”.

Sin embargo, Fares justi­fica parcialmente la política gubernamental porque con­sidera que “llegó el momento de atacar a la principal bacte­ria que contamina la economía argentina, el déficit fiscal” por­que “desde el año 1900 el país solo ha tenido 10 años sin défi­cit y la situación de su pobla­ción se agravó”.

“El resultado de corto plazo, devolver la calma al mercado cambiario –reseña–, parece que se alcanzó, aunque para ello tuvieron que elevar la tasa de interés hasta casi el 75% y secar la plaza de pesos, generar iliquidez y, si estos dispositivos se mantienen en el tiempo, en el mediano y largo plazo será nefasto para la economía real y más temprano que tarde se generará más inflación”.

A la hora de los pronósticos la duda emerge en todos los entrevistados. Bassani sos­tiene que “el éxito o el fracaso de estas políticas comenzará a vislumbrarse si la inflación, por el menor nivel de activi­dad, se reduce considerable­mente porque allí se encuen­tra el objetivo principal de Macri de cara a la próxima elección presidencial y su anunciada voluntad de ree­lección”.

Fares explica que “el pro­grama de déficit primario cero tendrá que ser acompañado de acciones en procura del déficit fiscal cero y, finalmente, supe­rávit para iniciar un proceso de desendeudamiento”, pero señala que como “el sacrificio será importante es impor­tante que lo comprendan los opositores y la sociedad lo pueda soportar. La historia económica argentina clara­mente muestra que es muy difícil alcanzar el equilibrio fiscal en un contexto recesivo. Habrá que esperar”.

Carugati considera que “el gobierno apuesta a que la situa­ción se estabilizará pronto y, tal vez, que podrá aflojar con el torniquete monetario”.

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