La semana pasada se llevó adelante el Semi­nario “Democracia y participación política de las mujeres”, con exponentes internacionales. Uno de ellos el consultor político y docente estadounidense Ricardo A. Castillo, quien abordó sobre “oportunidades y desafíos de las mujeres en las cam­pañas electorales en Amé­rica Latina”. En esta entre­vista habla de los desafíos de la mujer en la participación de la política en la actualidad. Así también refirió que no solo debe ser un compromiso de las mujeres, sino también de los hombres para lograr la pari­dad. En este sentido, sostuvo que la paridad debe ser enca­rada desde otras perspecti­vas, como por ejemplo en el beneficio de que las mujeres ocupen altos cargos políticos, y no solo en una igualdad de género. Resaltó igualmente el rol de los partidos políticos para generar mayor apoyo a las mujeres que sean candidatas a un cargo electivo.

– ¿Qué se busca con estas charlas direccionadas a la paridad de las mujeres en la política?

– Yo veo una reflexión sana alrededor de la paridad y la participación política de las mujeres, en varias dimensio­nes, no solo en la dimensión legal de la ley que determina regular o transformar, o pro­piciando estas cosas, sino también de qué hace falta para que las mujeres compi­tan en mejores condiciones y qué es lo que la mayor parti­cipación de las mujeres trae como beneficio a la sociedad. Yo creo que ahí hay una dis­cusión técnica, política y una discusión también comuni­cacional. Mi sensación es que la discusión aún no es legisla­tiva únicamente, es una discu­sión donde debemos entender la opinión pública, debemos entender que piensan las para­guayas y los paraguayos sobre el tema y qué ven ellos de bene­ficioso alrededor de esta opor­tunidad. Definitivamente las mujeres agregan una perspec­tiva distinta, eso no significa que sean ni mejor ni peor, pero distintas, porque conocen, la gran mayoría de ellas, unas realidades que algunos hom­bres o la conocemos super­ficialmente o la conocemos desde otras perspectivas.

Hace unos años preguntába­mos a las mujeres si eran capa­ces de balancear su vida per­sonal con su vida política, esto era, sin darnos cuenta, las pre­guntas que le hacíamos a las mujeres y yo creo que eso es, casualmente, lo que no pueden hacer, ellas viven en un cons­tante desbalance tratando de tener una armonía haciendo todas estas cosas.

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– ¿El rol multifacético de las mujeres no sería una de las dificultades u obs­táculos de la poca partici­pación de las mujeres en la política?

– Se mostró un estudio en el que se hablaba de dos dimen­siones que hay que reconciliar. En general, tanto en Paraguay como en otros países los ciu­dadanos ven positiva la par­ticipación de las mujeres, los ciudadanos ya no creen que estén ni más ni menos pre­paradas, sino que sienten que es igual. Y en general sienten que existen beneficios de que participen, eso por un lado. Al mismo tiempo los ciudada­nos en general piensan que la mujer debería darle, pri­mero que nada, el lugar a su familia, en vez de la política. Entonces son dos dimensio­nes que hay que reconciliar, pensamos que es positivo y al mismo tiempo queremos que la mujer no descuide del hogar. Esto a mí interpreta­ción no lo decimos ni pensa­mos para que la mujer no par­ticipe de la política, sino que estamos tan convencidos que la mujer es la que mantiene la familia, que esperamos que deje de hacerlo.

Yo creo que hay tres o cuatro condiciones que evaluar para que la mujer participe en la política. La primera es el tema del financiamiento. Número dos hay que generar condicio­nes para que se haga una ola, creo que las mujeres quieren participar mucho más, pero no sienten que hay condicio­nes, entonces sienten que hay que romper eso. La tercera es que yo creo que los parti­dos políticos y las organiza­ciones políticas tienen que hacer mucho más para ayu­dar a las mujeres a competir y a ganar, creo que somos muy cómodos, muy perezosos den­tro de las organizaciones polí­ticas en lo que hacemos por las mujeres, en general le damos algunos cursos o un poco más que eso, pero en lo que veo en otros lugares incluso en Esta­dos Unidos es que cuando un partido encuentra a una mujer que tiene condiciones para ganar, de alguna manera la recluta y la ayuda, y le da las condiciones para ganar.

– ¿Qué recomienda a los partidos políticos para dar más espacios a las mujeres?

– Lo que sugeriría a los parti­dos y agrupaciones políticas es que, si de verdad quieren apo­derarse de este tema, identi­fiquen mujeres que tengan liderazgos reales en la socie­dad y garanticen las condicio­nes mínimas para que compi­tan en las elecciones, y que las mujeres hagan su trabajo de candidatas, que es lo que uno le pide a los candidatos y el par­tido le ayude en todo lo demás.

El partido le ayuda a la estra­tegia, en la investigación, en la comunicación, en la publi­cidad, le ayuda en el manejo de las redes sociales, le ayuda en todo. Los partidos cuando tengan un diamante tienen que reclutarlo, en el mejor de los sentidos, apoyarlo para que de verdad nos apoderemos del tema. Otro tema que yo creo que es muy importante resol­ver es la encrucijada donde las organizaciones que legítima­mente hacen un buen trabajo a favor de esta agenda, es el tema de cómo instalamos la idea de que la agenda de las mujeres es la agenda de todos. Mi hipó­tesis es que hay un lenguaje en el medio que es una parte del problema, que es paridad, género, que creo que primero que nada una parte de la socie­dad no entiende ese lenguaje. Número dos yo no creo que los hombres estén en contra de eso, pero creo que hay que conectar la oportunidad que la sociedad participe más con la solución de los problemas de todos.

– En el caso de Paraguay solo 11 de 80 diputados son mujeres, y de 45 senadores 9 son mujeres, ¿cuál sería la estrategia para aumentar la inclusión femenina en estos espacios?

–Hay que trabajar en múltiple dimensiones, no hay una bala mágica. Prefiero ver la solu­ción de abajo hacia arriba, por supuesto hay que buscar mejo­res candidatas a senadoras y ojalá que en algún momento aparezca alguna candidata buena a la presidencia, pero hay que construir más bien un movimiento más articu­lado de mujeres que ocupen los cargos más pequeños de la escalera y luego ir generando una cierta ola imparable. Hay que construir una campaña de presión pública para buscar otro ángulo, no puede ser solo una campaña enmarcada en la paridad, o explicar mejor. Hay traer cuales son los beneficios de la paridad. La pregunta que debemos hacernos es ¿paridad para qué?, creo que algunos de los que estamos involucrados directamente pensamos que es obvio para todo, pero lo que le está fal­tando a la campaña es explicar para qué. ¿Qué gana Paraguay si la mujeres participan?. Hay que salir de la discusión del ámbito legislativo.

– La discusión que se dio en el ámbito legislativo fue que en los espacios más ganados por mujeres se estaría colo­cando a más hombres, ¿qué opina al respecto?

– Yo intento respetar y com­prender los puntos de vis­tas de quienes son adversos a este proyecto. De algunos argumentos se logra com­prender su solidez y algunos son medianamente absurdos, pero no porque sean absurdos dejan de entorpecer el avance del proyecto. Por este camino lo único que se logra es dilatar el proceso. Yo insistiría, cómo enmarcamos la discusión; si la discusión la enmarcamos en que las mujeres se mere­cen la igualdad y la paridad, me parece que por ahí no pasa la cosa.

Y hay otro argumento, que las mejores mujeres no necesitan que se les dé un espacio por ley, sino que se lo ganen. La discu­sión debe ser otra, ¿qué gana la sociedad si más mujeres par­ticipan?, y eso es lo que está faltando un poco.

PERFIL

RICARDO CASTILLO

Cargo: Consultor político y profesor de George Washing ton University y en Para­guay. Asesor de candidatos, gobiernos y partidos polí­ticos en Argentina, Brasil, Ecuador, México y República Dominicana.

Formación: Postgrado en Administración de Empre­sas, Ciencia Política y Geren­cia en Campañas Electora­les. Participó en equipos de estrategia y comunicación política en campañas pre­sidenciales, municipales, así como en diversos pro­cesos de comunicación de gobierno. En campañas elec­torales su trabajo se concen­tra en las áreas de estrate­gia, movilización de bases y nuevas tecnologías.

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