Por Ricardo Rivas, corresponsal en Argentina
El martes próximo –quizás casualmente– el presidente argentino, Mauricio Macri, se encontrará en algún lugar de Nueva York con la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde.
Aunque sorpresiva, no será una cita a ciegas. Los dos saben muy bien para qué y por qué se encontrarán. Horas antes –si la casualidad anunciada se confirmara, finalmente– cenarán, pero no lo harán a solas. Donald Trump, el presidente de los Estados Unidos y relevante cabildero en favor de Macri ante Lagarde para que el FMI ayude a la Argentina pese a sus incumplimientos seriales, será el anfitrión para agasajar a todos los jefes de Estado que coincidirán en aquella megalópolis para participar de la 73ª Asamblea General de las Naciones Unidas.
Tal vez, Mauricio y Christine, en el momento inesperado para ambos ya mencionado, comenten ante quien quiera escucharlos que la Argentina y el Fondo alcanzaron un acuerdo por el que la Casa Rosada habrá de recibir cerca de US$ 70.000 millones para blindar su economía y, más aún, sus finanzas públicas.
En las últimas horas del viernes último, los empleados jerárquicos del organismo multilateral dejaron atrás Buenos Aires con los “borradores aprobados de la carta de intención argentina y del acuerdo que aprobará el directorio del Fondo en pocos días”, según coincidentes voceros gubernamentales.
Sin embargo, varios y enormes interrogantes emergen desde la afilada punta del simbólico Obelisco que se yergue erecto en la intersección de Corrientes y 9 de Julio, corazón del downtown en la capital argentina.
¿Pasó la tormenta a la que reiteradamente hace referencia el presidente Macri? ¿Acompañará el peronismo en cada una de sus versiones el acuerdo alcanzado con el FMI que cuenta con la bendición de Trump? Tal vez, sí.
¿Qué pasa en la Argentina?
Diagnósticos no escasean para dar respuesta a ese interrogante, que no es solo regional. De hecho, la que podríamos llamar ficha técnica argentina da cuenta que –según los datos que sistematiza la Universidad Austral– desde 1958, cuando habitó por casi cuatro años en la Casa Rosada el presidente Arturo Frondizi (1958-1962) hasta hoy, 8 presidentes y 3 dictadores recurrieron al FMI hasta totalizar préstamos por un monto de US$ 42.815 millones.
Cuando se confirme oficialmente la nueva asistencia, en la que además del Fondo habrán de participar otros organismos entre los que se encuentran el Banco Mundial (BM), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), esa cifra podrá elevarse hasta US$ 112.815 millones.
Pero eso no es todo. La historia reciente da cuenta de que desde 1930, en el Siglo XX, en la Argentina se produjeron seis golpes de Estado. En los años 1930, 1943, 1955, 1962, 1966 y 1976.
En el plano económico y financiero, desde el 01/01/1970, la Argentina tuvo cinco signos monetarios diferentes. Desde aquella fecha, el que entonces era UN PESO MONEDA NACIONAL ($1 m/n) fue empujado 13 dígitos a la derecha. Hoy, nominalmente, aquel peso es $0,0000000000001.
Entre 1992 y el comienzo de 2002, la economía argentina fue dolarizada, como desde aquellos años hasta ahora sucede en Ecuador. Por la Ley de Convertibilidad, $ 1 era equivalente a US$ 1.
En los primeros días de ese año, finalizó esa paridad en el tipo de cambio –por disposición del presidente designado por la Asamblea Legislativa, Eduardo Duhalde– se ubicó en $ 1,40 por cada dólar.
Dieciocho años más tarde –por estos días– cada dólar cuesta en la Argentina cerca de $ 38.
Un sobresaltado itinerario
Entre 1982 y 1983, se suspendieron los pagos de la deuda externa. Entre 1986 y 1991, las situaciones de mora y sucesivas refinanciaciones fueron constantes. En el 2001, el entonces presidente, Adolfo Rodríguez Saá, ante la Asamblea Legislativa formalmente declaró el default.
Previamente, entre el 21 de diciembre del 2001 y el 2 de enero del 2002 se sucedieron en el cargo cinco presidentes constitucionales. Desde 1966 –entre dictadores y presidentes legales y legítimos– hasta el 2016, en cincuenta años, 22 hombres y mujeres estuvieron a cargo del Poder Ejecutivo.
Se ejecutaron programas económicos conservadores, liberales, desarrollistas, socialdemócratas, keynesianos, estatistas, neoliberales, populistas. Fueron fuentes de financiación constante la totalidad de los organismos multilaterales, el Club de París, los mercados voluntarios.
No son datos menores. Cada una de esas operaciones políticas tuvieron alto impacto en el conjunto social, generaron habitus en el sentido que lo propuso Pierre Bordieu e indujeron a prácticas sociales que se prolongaron y mantienen en el tiempo.
Mañana: Argentina, un ecosistema social alterado