La tranquila vida de Nancy Florentín, esposa de Miguel Cuevas, presidente de la Cámara de Diputados, tuvo un abrupto cambio en la última semana. De figurar en planilla de la escuela Inglaterra de Sapucái como “bibliotecaria” y “técnica administrativa”, pasó a figurar la nómina de posibles “planilleras” que el propio Ministerio de Educación empezó a investigar.

Los primeros datos que llegaron a la redacción de GEN y La Nación sobre la situación de la profe­sora Nancy Florentín de Cue­vas, esposa del presidente de la Cámara Baja, mostraban que había demasiados elementos como para demostrar que la misma no acudía a su lugar de trabajo, pero que igual cobraba su sueldo. La misma cobraba encima por dos cargos: como bibliotecaria por la mañana y como “técnica administrativa” por la tarde, a pesar de tener rubro docente. Con ambos cargos, la profesora Nancy se embolsaba mensualmente poco más de G. 5 millones, sin trabajar.

El equipo periodístico de GEN y La Nación entonces se hizo presente en la pequeña escuela Inglaterra, en Sapu­cai. Durante dos días, el equipo periodístico hizo “guardia” frente a la escuela, lo que llegó incluso a alarmar a un comer­ciante de la zona, que llamó a la Policía ante la presencia de “gente extraña”. En dos días no hubo rastro de la profe Nancy. Fue imposible encontrarla allí, en donde cobraba por dos car­gos, pero no fue difícil encon­trarla una mañana en el Shop­ping Multiplaza de Asunción, en donde estaba de compra con unos familiares. Tampoco fue difícil encontrarla el jueves 30 de agosto en un acto oficial, acompañando a su honorable esposo en el aniversario de la ciudad de Escobar, del depar­tamento de Paraguarí.

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Ese mismo día, en la escuela Inglaterra, con la intención de cubrir la situación de la pro­fesora Nancy, nada menos que la propia vicedirectora de la institución, la profesora Doralicia Acuña, dijo a GEN y La Nación que la profesora Nancy estuvo esa mañana en la escuela haciendo sus labores. La misma mañana en que este equipo periodístico la filmó en el acto, que además era público, por lo que la vieron cientos de personas, la vicedirectora Acuña aseguró que la profe estaba en su lugar de trabajo.

Como para salvar su situa­ción, allegados a la profesora Nancy hicieron llegar hasta el MEC una constancia médica que le permite a ella ausen­tarse, en forma indefinida, en su lugar de trabajo. El cer­tificado médico indica que la profe Nancy sufre de “Sín­drome climatérico (meno­pausia) y estrés de etiología a determinar (en estudios)”, por lo que la misma se benefi­ciaba con el recurso de “funcio­nes pasivas fuera del aula”, un recurso que es utilizado en el MEC para docentes que sufren alguna enfermedad grave y no tienen posibilidad de movili­zarse. El documento médico está firmado por el doctor Luis Battilana, director del hospi­tal regional y correligionario de Cuevas.

Francisca Martínez, directora de Asuntos Legales del MEC, dijo que era la primera vez, en sus 30 años de labor en esta ins­titución, que escuchaba que una docente se acogía al bene­ficio de “funciones pasivas” por causa de una menopausia.

NÓMINA DEL MEC

El pasado 12 de setiembre, el propio ministro de Educación, Eduardo Petta, reconoció que el MEC abrió sumario contra Nancy Florentín para determi­nar su caso, atendiendo las evi­dencias publicadas en su con­tra, además de los testimonios que existen. Según Petta, tanto el dinero que percibió la profe­sora Nancy como también los otros docentes descubiertos como “planilleros” deberá ser devuelto a la cartera de Estado.

Desde que La Nación y GEN iniciaron las publicaciones sobre irregularidades en la ges­tión del actual presidente de la Cámara de Diputados, Miguel Cuevas, los aportes de la gente no dejaron de llegar al equipo periodístico.

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