A días nada más del cambio de gobierno, cuando el presidente Mario Abdo Benítez presentó una parte de su equipo de trabajo en los ministerios, el mismo ex diputado Óscar Tuma había declarado a los medios que el mandatario lo llamó y le ofreció la asesoría jurídica de Yacyretá. Un cargo tal vez irrelevante, pero apetitoso para varios abogados.
Como desde el movimiento Colorado Añetete se orquestó el impedimento del juramento de Nicanor Duarte Frutos como senador activo a fin de hacer lo propio con el ex presidente Horacio Cartes, Abdo Benítez se vio obligado a darle una especie de “premio consuelo” a Duarte Frutos para que deje de insistir con la historia de ocupar su banca.
Nicanor aterrizó en la EBY con todo su equipo político y comenzó a repartir cargos a sus leales y a personas que trabajaron por su candidatura. En su plan, Nicanor tenía previsto colocar como asesor jurídico a su fiel escudero, el ex ministro del Interior Rogelio Benítez, quien fue rajado del gobierno anterior como presidente de Copaco por algunas denuncias de corrupción hechas en su contra por empresarios que licitaban para la compañía.
El nombre de Rogelio Benítez no cayó bien en el entorno del presidente Abdo Benítez, principalmente por una cuestión de falta de afinidad con el ministro del Interior, Juan Ernesto Villamayor, que pasa más bien por una cuestión de tinte particular.
Cuando Duarte Frutos se enteró de las pretensiones del Marito de llevar a Óscar Tuma, el ex presidente pegó el grito al cielo y cuestionó tal intención, alegando que él debe trabajar con personas de su entera y absoluta confianza. Es por ello que se frenó la ida de Tuma a la EBY, pero el ex diputado no se quedó callado y despotricó contra Nicanor señalando que al oponerse a su ida lo que en realidad hacía Nicanor era oponerse al control de los manejos en la binacional.
En medio de todo esto, aparece un tercer actor, Juan Carlos “Charly” Duarte Martínez, hombre del primer anillo del vicepresidente de la República, Hugo Velázquez. El vicepresidente habría quedado insatisfecho a raíz de que quiso ubicar a algunos de sus leales en Aduanas y otras instituciones, pero el Presidente priorizó otros compromisos con otras personas. Velázquez pidió que por lo menos ubiquen a “Charly” Duarte en la EBY. Este pedido dilató aún más la definición de quién ocuparía el cargo de asesor en la EBY, ya que se tenían tres candidatos: Rogelio Benítez, Óscar Tuma y Juan Carlos Duarte.
La definición había quedado en standby hasta que el viernes pasado se confirmó la designación del hombre de Velázquez, con lo que finalmente ganó la pulseada.
¿QUIÉN ES “CHARLY” DUARTE?
Duarte Martínez tiene un rosario de antecedentes para nada positivos. Paradójicamente, en archivos periodísticos se lee que Nicanor Duarte Frutos, cuando estuvo en la Presidencia de la República (2003-2008), había solicitado al entonces fiscal general del Estado, Rubén Candia Amarilla, que limpie la imagen de la Fiscalía en Ciudad del Este ante la avalancha de denuncias de corrupción que saltaban en la prensa. Precisamente, quienes estaban en Ciudad del Este, como cabezas del Ministerio Público, eran Hugo Velázquez y Juan Carlos Duarte.
En noviembre del 2016, el diario Última Hora había publicado que los agentes fiscales que tomaron intervención en un caso de lavado de dinero estaban analizando los documentos incautados en más de 20 empresas de fachada instaladas en Ciudad del Este, que habrían realizado transferencias al exterior por US$ 1.200.000.000.
Uno de los supuestos cerebros de la operación era Ricardo Galeano, quien manejaba un conglomerado de más de 20 empresas que serían de maletín y que tenía un socio clave: Walid Amine Sweid, de nacionalidad brasileña. La Fiscalía señaló que ambos eran propietarios de la empresa de transporte aéreo Global Logistic Solution. Sweid era considerado cercano a Hugo Velázquez, entonces presidente de la Cámara de Diputados, a inspectores de Aduanas y del empresario paraguayo-libanés y ahora embajador ante el Líbano, Hassan Khalil Dia.
La Fundación para la Defensa de las Democracias, por medio de su representante Emanuele Ottolenghi, presentó el 8 de junio del 2016, en Washington DC, Estados Unidos, en una audiencia ante el Comité de Servicios Financieros, un informe mencionando que los negocios de Sweid tienen conexiones políticas que les permiten la importación de productos piratas y productos que no pagan impuestos y aseguran que todo el sistema tiene el apoyo de Aduanas.
Dicha organización también hizo alusión a una foto en la que aparecen el entonces legislador Velázquez, el empresario Sweid y Juan Carlos Duarte Martínez –abogado defensor de Galeano– durante una visita oficial que realizaron en el 2015 al Líbano. Duarte fue superintendente de fiscales cuando Velázquez se desempeñaba como fiscal general adjunto de Ciudad del Este.
En el 2005, según publicaciones del diario ABC Color, el entonces fiscal de la Unidad Especializada en Delitos Marcarios y Evasión, Augusto Salas Coronel, fue denunciado por supuestamente haber recibido una coima de 500 mil dólares (G. 3.500 millones) para desvincular a una serie de
firmas de un proceso por evasión impositiva que se le sigue a Master Informática SRL, propiedad de Juan Carlos Ho y Roberto Ho, según fuentes de la misma Fiscalía. Estaba sindicado como uno de los principales responsables de anular evidencias sobre el ilícito. El entonces representante del Ministerio Público tuvo un repentino bienestar económico. Llamativamente, Salas Coronel había desvinculado del proceso a Master Informática SRL y a todas las firmas satélite que estaban siendo utilizadas para la evasión de los tributos.
Acá viene lo grave, según las publicaciones periodísticas de la época. Por esta determinación, Salas Coronel habría recibido una coima de 500 mil dólares. Una parte del dinero mencionado, supuestamente, fue repartido entre otros integrantes del Ministerio Público. Se mencionó al superintendente fiscal Juan Carlos Duarte Martínez y al fiscal general adjunto, Hugo Velázquez.
Ese mismo año, 2005, casi la totalidad de los integrantes del Ministerio Público de Ciudad del Este tenían fuertes cuestionamientos en su labor al frente de sus unidades. El entonces superintendente fiscal general adjunto, Hugo Velázquez, y Juan Carlos Duarte Martínez conformaron un círculo de fiscales privilegiados. Desde esta época viene la relación entre el vicepresidente Velázquez y el actual asesor jurídico de la EBY Juan Carlos Duarte.