Mario Abdo Benítez obtuvo ayer un récord absoluto: es el presidente que con mayor prontitud –a menos de un mes del inicio de su mandato– se enoja con la prensa que lo critica y, peor aún, dividió las aguas entre los medios buenos y malos.
Esto sucedió a horas de la presentación en el Congreso de una ley que consagra el Ministerio de Comunicaciones y de Tecnologías de la Información (Micotics), un conglomerado de medios e instituciones de comunicación del Estado que dejará en manos de un hombre de su confianza proveniente del Grupo Vierci, Alberto Peralta Vierci. El discurso de Marito, que tuvo el aplauso de los “correligionarios” que lo acompañaban, cuestionaba la tarea de la prensa, haciendo obvia alusión a los medios integrantes de este grupo y vinculando con una supuesta actitud de la propiedad de los mismos en despecho por los resultados de las últimas elecciones.
LA GOTA QUE COLMÓ EL VASO
La razón de la tempranera actitud presidencial de condenar a nuestros medios de comunicación a menos de un mes de su gestión tendría relación con dos temas que fueron revelados en detalle: el exabrupto diplomático que provocó el cierre de la Embajada de Israel y la llamada del vicepresidente del gobierno de los Estados Unidos. Los detalles dados últimamente sobre los entretelones de los desaciertos diplomáticos habrían generado mucho nerviosismo en el entorno presidencial.
AMENAZA
La tempranera actitud presidencial contra medios no deja de ser una inquietante amenaza a la libertad de expresión, al margen de la disputa política que él señala como razón. Peor aún, en tanto el Gobierno se dispone, mediante el flamante ministro Peralta Vierci, a manejar los hilos del poder no solamente en materia de recursos publicitarios, sino también en regular licencias radiofónicas, televisivas, internet y telefonías. “Hay algunos que todavía no se recuperaron de su derrota y que desde su liderazgo político, en la oscuridad, utilizan sus medios de comunicación para desprestigiar al presidente de la República”, señaló Abdo.