El “Kerana” se estrenó en el mundo de la diplomacia con un escándalo internacional inédito. Consiguió en cinco minutos romper relaciones con el Estado de Israel.
En compensación nos consiguió la apertura de relacio- nes con un Estado como Palestina. O sea, de relacionar- nos fraternalmente con un país del primer mundo y potencia mundial, pasamos a uno que apenas existe en los papeles.
Claro que andar pidiéndole explicaciones al siempre somnoliento “Noninoni” es hasta cruel. Es que él sabe tanto de relaciones internacionales como de levantarse temprano y trabajar.
A los verdaderos articuladores que están detrás de esta traición a un amigo histórico del Paraguay, hay que buscarlos en las relaciones de Marito con sus amigos y hasta, dicen por ahí, financistas, de la Triple Frontera.
Es que cuando la necesidad era grande, no había tiempo de preguntar de dónde venían los verdes y qué pedirían después a cambio. No sea que le pase después como al baisano que gobernó el país vecino décadas atrás y se olvidó de los dólares iraníes...
Además, lo importante es que el flujo de US$ para los amigos siga llegando, total, que el país quede como traidor y poco serio en el mundo diplomático es problema del que venga después. Además, ¿a quién le importan Trump y Netanyahu si uno puede ser amigo de los iraníes y seguidores de Hizbulá y Hamas?
¿No era que Marito se movía bajo el tutelaje de los EEUU según algunos analistas? ¿Ha upéi? Al menos, ese era el cuento que se vendía. Y la otra era que HC es enemigo de USA. Pero, parece ser que este verso solo nacieron como cuentos de Desirée y “Cheque” Ávalos.
El escrache frente al PLRA contra Portillo sirvió para mostrar una vez más que esto es selectivo. El buey patrón y otros “renombrados líderes” del oficialismo liberal se pasaron llorando en todos lados de que el escrache sea en su local partidario, como si Portillo no fuera un regalo del oficialismo liberal a la ciudadanía.
De paso, el cara de mármol de Efraín le recomendó que renuncie. Claro, durante la campaña donde pedían votos codo a codo, nadie osó pedirle eso al Cervantes del Este... Viste que proveía platita y votos...