–Ahora le toca estar frente a la EBY, una entidad que está en el ojo de la tormenta mediática.
–Bueno, a uno siempre le gustaría navegar en aguas calmas, pero en la vida y muy especialmente en la vida política, las tormentas son inevitables. Hay que tener mucha paciencia y, sobre todo, intuición y capacidad de diálogo. Yacyretá es una de las instituciones más importantes que tiene el país, con otras que producen energía y generan ingresos importantes. Tenemos que dialogar con los hermanos argentinos. Por ejemplo, negociar mejor el precio de la cesión de energía.
–¿Y cuál es ese precio que paga Argentina?
–Bueno, de acuerdo a lo expresado en la Nota Reversal, de 8,7 dólares megawats (MW) hora que venía pagando la Argentina, estaría pagando 12 dólares MW hora. Es cierto, un poco más pero todavía es muy por debajo de lo que se cotiza en el mercado.
–¿Se puede decir entonces que la tan discutida nota reversal es ventajosa para el país?
–Tiene puntos muy importantes, pero tiene puntos que deben ser discutidos. Obviamente, nosotros (por el gobierno actual) no participamos de las negociaciones, de los términos, pero ésta, en primer término, ordena la situación económico financiera de la EBY.
–¿Y la deuda de la que tanto se habla?
–La discusión de muchos años es la deuda. Ya en la época de Videla, por un decreto, la deuda se estableció en 17 mil millones de dólares. En la era democrática, Alfonsín refrenda la posición del régimen dictatorial con otro decreto, también estableciendo en un monto aproximado de 18 mil millones de dólares como la deuda que la EBY tiene al Tesoro argentino, la EBY, no el Paraguay. Al Tesoro argentino porque alguien puso la plata para hacer la hidroeléctrica. La cotización de la represa de Yacyretá en el mercado internacional se calcula en 15 mil millones de dólares. Hoy, a cota 83, que es la capacidad máxima de producción energética. Y Paraguay es condómino, es decir, es propietario de la mitad de esa represa que hoy cuesta 15 mil millones de dólares.
UN PUNTO DE PARTIDA
–Y para usted, director de la EBY, ¿están correctas esas negociaciones y lo resuelto en las notas reversales?
–Como punto de partida para negociaciones futuras, me parece un momento que tenemos que aprovechar. Porque deben ser aprobadas por el Congreso argentino y desafortunadamente la situación política argentina pasa hoy por un momento muy complicado. Se debe seguir dialogando y buscando mejores condiciones para el Paraguay, como el precio de la cesión de energía y también tratar que lo más pronto posible, podamos colocar la barra de conexión a la línea de 500 kV terminada, de modo que el Paraguay pueda disponer totalmente de su energía.
–Tenemos entendido que la deuda de Argentina, por compensación, es de 1.000 millones de dólares.
–Al país y al presidente Abdo Benítez y a mí también, nos interesaría que la deuda por compensación por territorio inundado que orilla los mil millones de dólares, deuda diferida a 10 años, por lo menos Argentina nos pague la mitad, ahora que necesitamos.
–¿Y Aña Cuá?
–Aña Cuá es una obra que se va a hacer, si se aprueban las notas reversales. Muchos dicen que Argentina necesita la energía de Aña Cuá, no Paraguay y en cierta manera, eso es así, pero los líderes políticos, económicos y sociales deben planificar el futuro a mediano y largo plazo. Es probable que en lo inmediato, Aña Cuá produzca energía que le favorezca a la Argentina y nosotros vamos a cobrar la tarifa, pero en 10 o 12 años, nosotros también vamos a necesitar esa energía.
–¿Cuánto consume hoy Paraguay de energía?
–Consume 15 mil gigawats (GW) hora año. Y con Itaipú, Yacyretá y Acaray dispone de 50 mil gigawats (GW) hora año. Nosotros consumimos el 23% de ello. El 86% de la energía que consume el pueblo paraguayo provee Itaipú; el 8%, Yacyretá y el otro 6%, Acaray.
–Y volviendo a Yacyretá y sobre todo a la deuda de Argentina por cesión de energía. ¿Cómo pagan y qué se hará desde ahora?
–La verdad es que Argentina vino pagando informalmente. Hay una deuda de 120 millones de dólares que Argentina tiene que pagar a Paraguay por cesión de energía. Y, en la Nota Reversal, se establece un cronograma estricto de pago, mensualmente y por consumo, por eso dije que las mismas ordenan la situación financiera. Nuestra primera negociación con los argentinos debe ser exigirles que paguen la deuda atrasada de 120 millones de dólares por cesión.
–¿Cómo pedir igualdad a países tan grandes como Brasil o Argentina?
–No como Nación subalterna. Es que no somos un país subalterno de Argentina ni de Brasil, sino que somos socios y tenemos que negociar con dignidad, con carácter y con sentido de justicia. Somos socios, no subalternos. Tenemos que negociar “con taquilla alta, pero respetando las reglas”, para usar un lenguaje futbolero.
“SENTÍ MUCHO DOLOR”
–Volviendo al mundo de la política ¿Ya dejó de lado sus aspiraciones de ingresar al Senado?
–Bueno, mi vocación es política. A mí me hubiera gustado estar en el Senado. Eso se lo dije al presidente Abdo Benítez, a quien le agradezco particularmente su confianza y sobre todo, el reconocimiento al esfuerzo que también hicimos desde el Movimiento Progresista Colorado, como aliados. Y, para felicidad nuestra, el compañero Mario Abdo es el presidente de la República. Tenemos una gran responsabilidad, Paraguay todavía es una sociedad con muchos problemas, con instituciones todavía frágiles. Tenemos una democracia con pocos demócratas.
–¿Cómo es eso?
–Vivimos en una sociedad democrática en el sentido más procedimental. Hay elecciones, discusiones, pero la conducta de la dirigencia política de la que yo soy parte, aún no está perfectamente afinada en términos democráticos. Todavía se cree que el Estado es la extensión de las propiedades de quienes mandan; que las instituciones deben estar subordinadas a las camarillas de los que mandan. Todavía se pretende negar la libertad de prensa, la libertad de expresión. Aún se pretende ordenar lo que debe ser la cultura, el estilo de vida. Todo eso forma parte de una cultura autoritaria residual, que sigue operando en una sociedad que pretende ser democrática y republicana.
–Con usted se dio una situación particular. Dos veces intentó entrar al Senado y no pudo.
–Y teniendo los votos. Esa es una señal más de la baja institucionalidad. Este es el único país, probablemente de la región, en el que el Senado juega arbitrariamente a negar fallos de tribunales como la Corte Suprema de Justicia y más todavía, niega la expresión popular que se da en las urnas. Ese es el signo de que nuestra democracia sufre todavía de una patología peligrosa, porque cuando los fallos judiciales tienen o no vigencia, de acuerdo a las camarillas que decidan, entonces estamos mal.
–¿Fue una gran frustración para usted esa negativa?
–Yo sentí mucho dolor. Cuando volvimos de Buenos Aires, en el 2016, comenzamos la campaña porque desde el 2008, existía un fallo de la CSJ que me autorizó a competir. Recuerdo que el presidente del Senado, Enrique González Quintana, me dijo una gran verdad que refleja esa casi nula institucionalidad. Me dijo: “Mirá Nicanor , en el Senado, la cuestión no pasa por lo jurídico ni por lo institucional, pasa por la matemática. Si no tenés 23 votos, podés tener el fallo del Tribunal de La Haya, pero acá sólo importan los números.
–Con la derrota de su partido en el 2008 ante la alianza hubo heridas. ¿Ya cicatrizaron o todavía flotan historias de traición?
–Aunque a nadie le guste perder una elección, si somos democráticos, perder es algo totalmente normal. Pero como nosotros somos parte de una cultura autoritaria y sobre todo en la ANR nos enseñaron que el Partido Colorado era “glorioso e invencible, invicto” y que nunca podíamos perder. Por eso, en el 2008 para muchos fue una tragedia y yo fui el “Mariscal de la derrota”, pero en una sociedad democrática, la derrota y la victoria no son una tragedia. Tuve el apoyo de Gloria y de mis hijos. La palabra traición, en política, es de definición muy complicada porque los seres humanos se mueven por intereses, por afectos o desafectos. Hubo gente que no actuó con lealtad, o con fidelidad. El 20 de abril del 2018 fue una jornada dura, que a mí me sirvió para templar el carácter. Como decía Nietzsche: “Lo que no te mata, te fortalece”.
LA “REFORMA DE LA REFORMA”
–Durante su gobierno ¿cómo fue la relación con los medios?
–Mi comunicación con los medios fue siempre muy fluida. Tuvimos grandes discusiones con los medios, pero siempre debatimos libremente. Yo atendía a los periodistas desde mi teléfono. Hemos discutido porque los medios no son infalibles. Pero yo reivindico la libertad de prensa. Creo que no necesitamos una ley de medios, pero sí hablar sobre que existe un latifundio de medios, grandes conglomerados que monopolizan la información. Es un mito que los medios hoy tienen el control total. Influencia sí, pero existen mecanismos alternativos de circulación de información que no permiten la censura.
–Usted fue ministro del MEC y hoy se habla de causa nacional.
–La educación debe merecer un análisis histórico, porque los indicadores sociales no son espontáneos ni al aire. La reforma educativa comenzó en el 94 en aula cuando yo era ministro; me tocó poner la nueva malla curricular, pero esa malla curricular no fue elaborada por un político, ni por el ministro Nicanor, sino por grandes intelectuales del momento, figuras respetadas como Ramiro Domínguez, Montero Tirado, el propio Roa Bastos, Vicente Sarubbi, Gustavo Becker, expertos que representaban la intelectualidad paraguaya en sus diversas expresiones. Pero esa malla curricular es hija del siglo pasado, por lo que hay que actualizarla a la realidad de hoy, con la tecnología, sin perder de vista la idea de que hay que empezar la reforma de la reforma.
–Han cambiado las cosas.
–Los jóvenes tienen mucha más información con las redes sociales y se vive una sobreabundancia de información. Tiene sus aspectos negativos, como la superficialidad, se genera poco pensamiento reflexivo, más bien sintético. Tenemos que hablar de educación que nos permita no perder las humanidades. Hay que discutir sobre educación, pero con expertos en ese tema. Cuando vamos a hablar de educación yo no estoy de acuerdo con que vengan los empresarios.
–¿No? ¿Y por qué?
–Que vengan los empresarios, pero que también vengan los pensadores sociales, los intelectuales. Porque porque si la educación va a tener como único objetivo producir personal con destreza y capacidad para el mercado, como decía Platón, vamos a terminar con una sociedad de cerdos. Si olvidamos la educación cívica, la solidaridad, los derechos, el sentido de la vecindad, de que somos parte de una historia, de una comunidad y vivimos las reglas del mercado y nos encerramos en nuestras casas y no nos interesa que el vecino se esté muriendo, esa es la educación que olvida los valores. Por eso, hagamos una sociedad que eduque para el mercado, pero que estén todos: ¿Dónde están hoy los grandes poetas, los filósofos y pensadores del Paraguay? La gente se queja de que la dirigencia política es mediocre, pero ¿qué dirigencia es ilustrada en el Paraguay?