Vivía en una piecita alquilada y se movía en moto, pero el titular de la Federación de Educadores del Paraguay (FEP), Silvio Piris, pegó un salto económico envidiable. Hoy se mueve como empresario.
Silvio Piris, presidente de la Federación de Educadores del Paraguay (FEP) y de la Asociación de Educadores del Paraná, de Encarnación, mejoró considerablemente su nivel económico de un tiempo a esta parte, justo cuando es acusado por varios de sus colegas de haberlos estafado.
Hasta hace poco, alquilaba una piecita y andaba en moto, pero hoy no disimula y se muestra en costosos inmuebles y anda en vehículos lujosos. Esto llama poderosamente la atención, ya que su salario en el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) no supera los G. 6 millones.
Tras la denuncia publicada por La Nación, de una supuesta estafa millonaria a ocho docentes encarnacenos, quienes acusan a Piris como el principal autor, varias personas se hicieron eco y nos hicieron llegar datos que acrecientan estas sospechas. Una de ellas menciona que el sindicalista, antes de asumir la presidencia de la Asociación de Educadores del Paraná, vivía en una pequeña pieza alquilada, además de utilizar solo una motocicleta como medio de transporte.
El sindicalista se casó con Dora Rojas y se mudó a una pequeña casa que aparentemente adquirió la esposa de manera financiada, donde tenía un pequeño salón de peluquería. Poco después que Piris subió al poder en la AEP, la vivienda tuvo notorias mejoras y la equipó por dentro y por fuera.
ZONA EXCLUSIVA
El equipo de La Nación fue hasta el lugar y capturó imágenes. La propiedad está situada en el populoso barrio Quiteria, de la ciudad itapuense, al costado de un conocido hotel recientemente inaugurado. Indagamos al respecto y comprobamos que una vivienda con las características similares a la de la familia de Piris, rondaría los G. 400 millones.
Otro de los datos llamativos es que, en menos de un mes, el sindicalista mandó construir una losa con amplios salones comerciales a una cuadra de la avenida Matiauda de Encarnación; allí montaron un salón de belleza con todos los equipos renovados y mudaron la peluquería de su esposa.
Tanto Piris como su mujer se movilizan en lujosos vehículos que, según nuestra fuente, serían cero kilómetro. Uno de ellos es un Toyota Allion, modelo 2006, aparentemente utilizado por su esposa, y que llamativamente no está a nombre de ninguna de estas personas. El otro sería una camioneta 4×4, recientemente adquirida. En lo que va del año ya habrían cambiado de vehículo en tres ocasiones. Como ya lo mencionamos al principio, llama la atención que un docente con una remuneración de G. 6.181.730 pueda en tan poco tiempo cambiar su posición económica considerablemente.
DENUNCIAS DE ESTAFAS
Antonio Moroni, Rufina Ocampo, José Villar, Virginia González, Aurora González, María Bogado, Luis Capurro y Diana Cabrera son los docentes que aseguran haber sido estafados por Silvio Piris, por más de G. 300 millones. Hay fuertes sospechas de que el modus operandi del sindicalista sería aprovecharse de los pagarés –firmados en blanco por los docentes años atrás– para acceder a préstamos bancarios.
El documento de cada uno de los afectados quedaba archivado en la Asociación de Educadores de Encarnación (hoy Asoc. de Educadores del Paraná), como una garantía del crédito. Cuando Piris asumió la presidencia de la Aso en el 2008, los encontró y los habría endosado para retirar nuevos créditos bancarios a nombre de los maestros.
Además, una vez cancelado, habría rellenado los mismos pagarés con montos que irían de entre G. 20 millones y G. 100 millones para demandar a los titulares y cobrarlos. Se sospecha que esta maniobra sería para cubrir sendos faltantes en la Asociación.
Una vez que nuestro diario publicó el hecho, Piris subió los pagarés de todos estos docentes en la página de Facebook de la Asociación, argumentando que fueron los denunciantes quienes dejaron esas millonarias deudas al gremio.
Sin embargo, las preguntas que muchos se plantean es cómo puede ser posible que la entidad bancaria haya otorgado tan fácilmente créditos a personas cuyos salarios promedian los G. 5 millones.