• Por Juan Carlos Dos Santos

“Brasil es prioridad” o “nos vamos a enfocar en un triángulo geopolítico con Washington, Jerusalén y Taipéi”, son frases que muestran hacia dónde apunta la brújula de la política exterior del nuevo gobierno, encabezado por Santiago Peña, quien pretende enderezar el timón del barco al que Abdo lo tuvo navegando de manera zigzagueante y busca ahora darle un rumbo, por lo menos, acertado.

El vínculo con Estados Unidos no sufrirá variaciones e incluso parece encaminado a ser fortalecido, pero con las reglas algo más claras, al menos es el deseo; y el sólido y abierto apoyo diplomático a la República de China (Taiwán) es una muestra de esa voluntad para con los norteamericanos, no solo con Taipéi, en momentos en que China desea apretar las tuercas y los EE. UU. se mantienen como garantes de la supervivencia democrática de la isla.

MERCOSUR

Pero donde más se va a notar el cambio en la estrategia será con el vecino gigante, con quien al parecer y a pesar de cierta disparidad ideológica (aunque en Brasil gobierna el mercado), hay muchos más puntos en común que con la Argentina, sobre todo en cuanto a la Unión Europea y al Mercosur se refieren. Y es lógico que esto así suceda, porque la economía y la política del Brasil tienen más influencia regional que la cambiante e impredecible Argentina.

ASIA Y MEDIO ORIENTE

La administración de Peña también mira hacia el Medio Oriente de manera muy diferente si lo comparamos con la errática política exterior de Abdo. Ya todos conocemos lo que sucedió con Israel en setiembre de 2018, en uno de los mayores desaciertos de su gobierno, y una de las mayores mentiras también, pues la embajada del Estado Palestino jamás puso un pie en Paraguay, tal como el saliente mandatario lo había anunciado con bombos y platillos, buscando calmar, quizás, el reclamo por su decisión. Error sobre error.

EL REGRESO

Afortunadamente para el Paraguay, eso está camino a ser corregido y se recompondrá un vínculo muy importante, pues ambos países tienen tanta similitud en cuanto a historia y al vecindario en el que sobreviven y no podríamos negar los beneficios que se obtendrán al aproximarnos de nuevo a Israel, un poderoso en todos los aspectos.

En los primeros meses del gobierno de Abdo llegaba por primera vez al Paraguay el emir de Qatar, a quien debemos agradecer la ayuda por las primeras dosis de vacunas contra el covid-19, pero que hasta ahora ese país es fuertemente cuestionado por sus vecinos árabes de la región del Golfo Pérsico por su cercanía al gobierno de la Revolución Islámica de Irán, calificado por Occidente como soporte y financiador del terrorismo mundial.

LOS NUEVOS AMIGOS

El nuevo gobierno ha dado una muestra del cambio que busca en cuanto a relaciones internacionales y sin alejarse notoriamente de Qatar, se ha visto mucho más próximo a Emiratos Árabes Unidos (EAU) y a Arabia Saudita, países que lideran los cambios en una región llamada a ser el centro financiero, tecnológico y económico del mundo dentro de muy poco tiempo, tal vez menos de una década.

Basta realizar una rápida comparación entre los invitados de países de esa región del mundo, que estuvieron presentes en la ceremonia de traspaso de mando. En el 2018 llegaron el canciller del Estado Palestino y su embajador concurrente, además del representante qatarí y dos altos funcionarios israelíes, importantes, pero de menor rango que el canciller de Israel, quien participó en la toma de mando de Santiago Peña.

Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita estuvieron presentes el martes 15 de mayo, representados por sus respectivos ministros, el de Comercio Exterior en el caso de EAU y el de Asuntos Exteriores saudí, lo que expone la importancia que están dando a esta nueva administración paraguaya.

Se siente muy beneficioso un vínculo con EAU, un pequeño gigante que ha aprovechado muy bien dos factores con los que Paraguay también cuenta (y posiblemente en mayor medida), posicionamiento estratégico y energía, en el caso nuestro, renovable.

A NO DESCUIDARLOS

Aparecen en el horizonte otros países poderosos a los que el gobierno de Peña está casi obligado a prestar atención para beneficio nuestro: India, Corea del Sur y Turquía; mercados gigantescos para algunos de nuestros productos, pero además potenciales inversores en decenas de rubros y con empresas líderes mundiales. Para estos países, somos la entrada al Mercosur, una escala obligatoria, y este es un factor que no podemos dejar pasar y eso sin contar la cooperación en diversas áreas que podemos llegar a recibir por parte de todos estos países que lideran en sus respectivas zonas greográficas.

Al parecer, esta vez sí la brújula geopolítica paraguaya apunta a la dirección correcta. Que así sea.

La administración de Peña mira hacia el Medio Oriente de manera muy diferente si lo comparamos con la errática política exterior de Abdo.

Pero donde más se va a notar el cambio en la estrategia será con el vecino gigante, con quien al parecer y a pesar de cierta disparidad ideológica, hay muchos más puntos en común que con la Argentina.

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