• Por Felipe Goroso S.

Durante casi una semana el tema de discusión de la agenda pública fue el lugar donde se debe realizar la próxima Convención del PLRA. Por un lado, los fanáticos del Rowing Club y por el otro los hinchas del teatro Profesor Pedro Moliniers, de la Municipalidad de Fernando de la Mora. Es sabido que detrás de la puja por la sede de la Convención había bastante más, pero es imposible no mencionar la baja calidad del debate y de cómo la oposición interna al efrainismo inocentemente cae a medida que le van corriendo el marco de discusión.

Aún es complejo determinar con exactitud el monto que recibirá el Partido Liberal Radical Auténtico en concepto de subsidios y aportes. Algunas fuentes estiman que podría llegar a ser similar a lo que recibirá el Partido Cruzada Nacional, unos 5 millones de dólares en un periodo de 5 años.

Para un partido como Cruzada Nacional es un muy buen dinero, pero para el PLRA un millón de dólares por año es bastante poco. Lo que complejiza el cálculo radica en los distintos modelos de Concertación que se hicieron. Para la Presidencia de la República hubo un modelo para la lista a la Cámara de Senadores y luego acuerdos departamentales para diputados y gobernadores. Si cinco millones de dólares por cinco años es poco para un partido del tamaño del PLRA, imagínense lo que efectivamente va a llegar hasta los dirigentes y autoridades del partido, si se tienen en cuenta las múltiples denuncias y antecedentes de malos manejos de fondos de la administración de Alegre como presidente. Si introducimos este último elemento, los cinco millones de dólares constituyen una buena plata.

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Otra inocentada que comete la oposición interna del PLRA es que uno de sus principales ejes discursivos sea: “Efraín quiere dividir al partido”. ¿En serio? Pero por supuesto que les molesta la presencia de todo lo que no sea efrainista. En realidad lo que Alegre pretende es vaciar al partido de toda oposición interna y quedarse reinando solamente con sus acólitos. No precisa más que eso. ¿Por qué? Porque él solo quiere seguir siendo candidato, no le importa hacer que su partido logre victorias y alcance el poder. Esto último no está en su agenda. Nunca lo estuvo; si en realidad le importase ganar, su actitud y voluntad para el diálogo y alcanzar consensos con los demás sectores internos serían totalmente otros. “Si Efraín no nos escucha, tendremos que irnos. Él está buscando el quiebre del partido”, dicen desde la disidencia. Y ahí está Alegre parado en la puerta del partido, como quien invita a marcharse de su casa a una visita que se prolonga más de la cuenta al punto de volverse incómoda.

La verdad es que hay argumentos de sobra para sacar a Alegre de la presidencia, y en gran medida lo venimos diciendo desde hace rato. Pero la disidencia al efrainismo no puede ni debe sacarse el peso de la mochila de no haber hecho lo suficiente para que aquello ocurra. Este 6 de agosto tendrán una oportunidad más. Algunos afirman que podría ser la última para que el Partido Liberal Radical Auténtico vuelva a tener la fuerza y presencia de décadas atrás. De lo contrario, hay bases suficientes para que en las próximas elecciones les toque un tercer o, por qué no, incluso un cuarto lugar. A Efraín no lo van a mover por dos o tres cabeceras de página impar. Para lograrlo se precisan estrategia, creatividad, talento, agudeza en la mirada y, sobre todo, con oportuna autocrítica para hacer las cosas de manera distinta y obtener resultados diferentes.

Otra inocentada que comete la oposición interna del PLRA es que uno de sus principales ejes discursivos sea: “Efraín quiere dividir al partido”.

La verdad es que hay argumentos de sobra para sacar a Alegre de la presidencia, y en gran medida lo venimos diciendo desde hace rato.

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