Desde el primer día que asumió, el gobierno de Mario Abdo tra­bajó en la construcción de un relato: el gobierno anterior tenía conexiones y negocios con los narcos. Trabajaron en dicho asunto una asesora extranjera de la cual se sabe casi nada al respecto de cuáles son las condiciones en las que se encuentra en nuestro país, importantes referentes de la industria publicitaria local con contratos en las binacio­nales, grupos de medios de comunicación que veían com­pensado su acompañamiento con abundante flujo de pauta pública, el grupo de exfiscales a los que el presidente la Repú­blica ubicó en puestos estraté­gicos donde tuvieron acceso a información sensible y les asignó la tarea de impiadosa persecución.

Imponiendo esa narrativa, la idea era aplicar una espe­cie de tenaza política, eco­nómica y mediática sobre la figura de Horacio Cartes, el movimiento Honor Colo­rado (incluido algunos de sus integrantes) y las empresas del grupo económico. Aun­que pueda parecer repetitivo es oportuno hacer mención a todos estos antecedentes porque ayudan a contextua­lizar el escenario que se estaba desarrollando a la par.

La ventana de Overton es la teoría política que describe como una ventana el rango de ideas que el público puede encontrar aceptable. Esta pre­misa establece que la viabi­lidad política de una idea se define básicamente por este hecho antes que por las pre­ferencias individuales de los políticos. Se denomina de esta manera por Joseph P. Overton, exvicepresidente de uno de los más prestigio­sos institutos de investiga­ción de políticas públicas de EE. UU. (oh, casualidad). Para cada momento, esta ventana incluye un rango de políticas aceptables de acuerdo con el estado de la opinión pública, que un político puede incor­porar a sus ejes discursivos sin ser considerado extre­mista para mantenerse en un cargo público. Bien pla­nificado, tiene cinco etapas, pero no vamos a entrar en ese detalle, así no andamos avi­vando giles.

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Esa fue la estrategia que usó Mario Abdo Benítez. Fue corriendo el marco de la ven­tana hasta que sean “acep­tables” cuestiones como: la persecución a compatriotas, a decenas de miles de fuentes de trabajo, a la filtración de documentos privados, al uso sin límite alguno del Estado como medio para el apriete, y todo esto solo por citar algu­nas de sus prácticas. Y deci­mos algunas porque la prin­cipal fue otra: convertir al Paraguay en país récord en envíos de drogas a Europa durante el gobierno de Marito.

Sí, la estrategia de usar la ventana de Overton también incluía hacer que sea “acepta­ble” que había sido los narcos eran otros. Informes oficiales presentados en su momento por el hoy reelecto senador Enrique Riera y designado por el presidente electo, San­tiago Peña, como ministro del Interior desde el 15 de agosto, hablan de que del 2020 al 2022, cayeron en Bélgica cuatro importantes cargas de 1.331 kilos, 3.400 kilos, 10.964 kilos y 5.170 kilos, además de los 16.174 kilos en Alemania y los 4.178 en los Países Bajos. En ese mismo periodo, solo se incautaron 2.906 kilos en Terport-Villeta y 3.415 kilos en Fernando de la Mora. En este breve repaso puede verse la imponente diferencia entre las incautaciones que se dan en Europa y la droga que cae en Paraguay.

Esto suma cerca de 50 tonela­das (50 mil kilos, para el que anda mal con los números). Pero el informe Riera también menciona que apenas un 10 % de cocaína es lo que logra ser incautada por la policía en los distintos puertos europeos. Esto significa que el volumen real de la droga que sale de Paraguay es de cerca de 500 toneladas, esto son aproxima­damente 25.000 millones de dólares. Dos veces el total del Presupuesto General de Gas­tos de la Nación.

Si a todo esto se suman las amigables fotos nunca acla­radas donde se ve a Mario Abdo en campaña reci­biendo mochilas y en compa­ñía de narcos y la decisión de Giuzzio de eliminar la Direc­ción de Investigación Aérea Fluvial y Terrestre que posi­bilitó a los narcos contaminar las cargas de productos lega­les y así tener vía libre para exportar la cocaína. Más la extrema cercanía de un hom­bre de la mesa chica del pre­sidente Abdo, como Arnaldo Giuzzio, quien siempre ocupó cargos que tenían que ver con la supuesta lucha contra el narcotráfico, con el supuesto narco Marques de Padua. Hay suficientes elementos para afirmar que había sido los narcos eran otros.

“Y decimos algunas porque la principal fue otra: convertir al Paraguay en país récord en envíos de drogas a Europa durante el gobierno de Marito”.

“La decisión de Giuzzio de eliminar la Dirección de Investigación Aérea, Fluvial y Terrestre que posibilitó a los narcos contaminar las cargas de productos legales”.

Etiquetas: #narcos#otros

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