La cuarta carta pastoral de monseñor Ricardo Valenzuela, que viene haciendo púbica en cada edición de la misa central por la festividad de la Virgen de Caacupé, adquiere relevancia trascendental en todos los ámbitos de la sociedad, sobre todo faltando menos de 10 días para las elecciones internas simultáneas, tanto dentro de la Asociación Nacional Republicana como del Partido Liberal Radical Auténtico y otros partidos que, en esta ocasión, se encuentran agrupados en su mayoría en la plataforma de la Concertación Nacional. De ambos, todas las mediciones serias muestran una alta probabilidad de que sean los candidatos de Honor Colorado quienes saldrían victoriosos; de igual manera, en la proyección de escenarios, también muestran que estos serían quienes podrían sostener al Partido Colorado en el poder al enfrentarse a la oposición en las elecciones generales de abril del 2023. También muestran que los candidatos del oficialismo saldrían derrotados en las internas y, en la hipótesis de llegar a abril, los colorados perderían el poder.

Este es el marco de discusión y que pasaremos a analizar a continuación con base en lo expresado por monseñor Valenzuela en su ya tradicional carta al pueblo. En la primera parte hace fuerte énfasis en la necesidad de mantener al Paraguay libre de las amenazas exógenas que pretenden imponer al Estado por sobre la familia en el momento de discutir los derechos sobre los hijos. En este punto, es imposible no conectar con el proyecto de transformación educativa impulsado por Mario Abdo Benítez; todo el movimiento oficialista, de la mano de sus aliados de la pseudooposición, las organizaciones no gubernamentales y las figuras de los grupos de medios de comunicación de Natalia y don Antonio; el mismo que el movimiento Honor Colorado y que en consonancia con los reclamos del mayoritario segmento conservador y tradicional paraguayo, está planteando su derogación con sus bancadas en las cámaras del Congreso Nacional.

En otra parte, monseñor planteó la imperiosa necesidad de una administración honesta de los recursos del Estado, de la recaudación y el buen uso de impuestos, los mismos que deben ser devueltos en forma de servicios de seguridad, salud y educación para la población, poniendo especial foco en los más carenciados. Una de las líneas más fuertes y que apuntan directamente al actual gobierno fue cuando se refirió al enorme endeudamiento generado, sacando más y más créditos sin siquiera tener forma de pagar y sobre todo convirtiendo en codeudores hasta a nuestros bisnietos. Con el agravante de que estos créditos ni siquiera se reflejaron en obras que beneficiaron al pueblo, se concentraron en hacer rutas cuya principal materia prima, el asfalto, es proveída por la empresa del presidente de la República. En este punto, Valenzuela lanzó una lapidaria frase para las autoridades que se enriquecen más y más y que se preocupan de llenar sus bolsillos: “Gobernantes que se apacientan a sí mismos”. Ezequiel 34:2 dice «Ezequiel, dales a los gobernantes de los israelitas el siguiente mensaje de mi parte: “¡Ay de ustedes, malos gobernantes! Ustedes debieran cuidar a los israelitas como cuidan los pastores a sus ovejas, ¡pero solo se cuidan a sí mismos!”. El que tengas ojos para ver que vea y el que tenga oídos para oír que oiga, el mensaje fue demasiado claro y apuntó directo al Poder Ejecutivo.

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En otra parte, monseñor se refirió a otros dos puntos absolutamente vitales que también están siendo impulsados y sobre los cuales el oficialismo tiene exclusiva responsabilidad: el Instituto de Previsión Social y la Itaipú Binacional. Sobre la primera recordó los enormes peligros que trae el proyecto para rapiñar los fondos jubilatorios del IPS, el mismo es de paternidad del Gobierno, con la complicidad de sus bancadas y los siempre dispuestos pseudoopositores colaboracionistas. Acá también tuvo el guiño de los medios de Natalia y don Antonio. Monseñor planteó una pregunta que va a retumbar hasta el 18 de diciembre: “¿Por qué los obreros deben pagar el costo de la mala administración de los gobernantes?”. La respuesta fue la ovación y el aplauso de los miles de fieles de la Virgencita. Sobre la segunda institución, la Itaipú Binacional, mencionó el tiempo que se viene advirtiendo sobre la importancia de la renegociación del anexo del Tratado de Itaipú y el desinterés de este gobierno en hacer una agenda pública al respecto, lo que genera la desconfianza respecto a si una vez más se buscará que unos pocos salgan beneficiados en vez de potenciar el consumo de lo que realmente nos corresponde, que es el 50% de la energía. A la par, puso el dedo en la llaga sobre la propuesta de tarifa reducida, una de las banderas de Efraín Alegre, y los descuentos especiales que se hacen en coincidencia del momento electoral de parte de este gobierno.

Seguidamente, monseñor Valenzuela recordó la serie de delitos y crímenes, desde el asesinato de Marcelo Pecci hasta la muerte de periodistas en zonas de frontera, sin dejar de olvidar a los tres secuestrados y la nula gestión para rescatarlos, lo cual también es responsabilidad de este gobierno. El momento de hablar de inseguridad fue de los más aplaudidos por los fieles en consonancia con lo que, de hecho, es la primera de las preocupaciones de la ciudadanía en todas las encuestas.

Ya en el final y no sin antes hacer un repaso por los logros obtenidos por los deportistas paraguayos en los Juegos Odesur y de Berta Rojas en al ámbito de la cultura, monseñor Valenzuela entró a lo más actual que tiene que ver con la proximidad de las elecciones. “El que se interroga no se equivoca porque no juzga, pues solo pregunta. Por eso, me pregunto: ¿Por qué razón hay tanto afán de ser político? ¿Es muy grande acaso el deseo de servir? O, ¿no se ha vuelto la política un medio ilícito para enriquecerse? ¡No queremos más autoridades corruptas!”, remató.

Contundente, duro, pero a la vez justo y necesario. Fiel a su estilo, monseñor Ricardo Valenzuela fue durante un poco más de cuarenta minutos la voz de todos los paraguayos, en especial de aquellos que no tienen voz. La voz que debemos escuchar y recordar de acá hasta el 18 de diciembre, cuando tengamos en nuestro poder la posibilidad de definir el futuro de nuestra nación, darle un nuevo rumbo para tratar de tener una vida mejor.

En la primera parte hace fuerte énfasis en la necesidad de mantener al Paraguay libre de las amenazas exógenas que pretenden imponer al Estado por sobre la familia.

En otra parte, monseñor planteó la imperiosa necesidad de una administración honesta de los recursos del Estado, de la recaudación y el buen uso de impuestos.

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