• Por Josías Enciso Romero.

Contaminó del internismo colorado a la institución a su cargo (una de las más sagradas del Estado), organizando encuentros con docentes en situación de dependencia y participando frenéticamente de actos proselitistas junto a los precandidatos del oficialista proyecto Fuerza Republicana: Arnoldo Wiens y Juan Manuel Brunetti Marcos. Mientras la educación entraba en una de sus crisis más graves de las últimas décadas. Pero él ni se inmutó. Lo importante era despotricar contra el movimiento adversario para congraciarse con el presidente de la República, Mario Abdo Benítez. Su jefe. Es un ministro que anda a control remoto. Si no hubiera existido el cartismo, seguro, iba a inventar un fantasma a quien culpar de su propia inutilidad. Marito, una vez más, lo volvió a hacer. Coherente con su estilo de buscar mediocres para cargos tan relevantes, eligió al señor Nicolás Zárate para ministro de Educación y Ciencias. Es que el mandatario realiza siempre las selecciones de acuerdo con su propio estándar intelectual y cultural. Y así llenó de buches su gobierno. Como si estuviéramos escuchando al “mariscal de la derrota”, apuntó a los dirigentes de Honor Colorado con iguales términos: “Se mueven por intereses particulares y responden a conglomerados económicos”. La ausencia absoluta de capacidad para reflexionar es suplida por la incontinencia de la barbarie y los insultos a granel.

Este hombre que no sabe dónde está sentado o parado, o si está sentado o parado, disparó que la media sanción por parte de la Cámara de Diputados (ahora va al Senado) para derogar una donación de 38 millones de euros de la Unión Europea es una “jugada electoralista de los cartistas, una traición a los niños, niñas, adolescentes, jóvenes estudiantes. Es un golpe bajo a la educación. Es priorizar la politiquería sobre políticas de Estado”. Él no explicó el meollo de la cuestión. Cuando debería ilustrarnos sobre su posición, llevar claridad al debate, él prefirió la denostación airada. La moción fue aprobada por la mayoría de 63 votos. Sin embargo, la hoguera inquisitoria solo está reservada a los cartistas. Atacar a los adversarios de este gobierno corrupto es su único propósito. De paso se ganó también algunos espacios en la prensa amiga.

Aunque son aristas distintas de un mismo tema, hace rato que el Ministerio de Educación y Ciencias anda a la bartola. Sin rumbo, igual que todo el gobierno. Hace rato que Arnoldo Wiens le dicta al ministro lo que tiene que hacer y decir. Como, por ejemplo, aplazar hasta abril del 2023 la versión definitiva del Plan Nacional de Transformación Educativa (PNTE). Y Wiens, por su lado, es el vocero adelantado de lo que va a decidir el MEC. Puro internismo del Partido Colorado. Las instituciones al servicio del sectarismo. Se adelantó a lo que la secretaría de Estado iba a anunciar a través de su viceministra de Culto, Zulma Morales. Aprendiendo de memoria, el ex pastor apóstata comunicó que se eliminaron los “ejes relacionados al enfoque de derecho, el enfoque de multiculturalidad y el enfoque de inclusión”. ¿Cómo así? ¿Acaso la marcha de miles de familias por las calles de Asunción exigiendo la supresión y cambio de esos puntos no era una movilización alentada y financiada por el cartismo? Así lo había afirmado rotundamente el ministro Zárate. Todo es politiquería. Y debemos lamentar que se haga al más fiel reflejo de Ñandejára taxi. El lugar desde donde habría que alentar la revolución cultural es hoy una ciénaga de fanáticos y enfermizos nostálgicos de aquellos tiempos en que algunos eran muy felices. Mientras millones sufrían.

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Los nuevos ejes transversales serían 1) Valores y familia; 2) Patriotismo y cultura, y 3) Enfoque comunicativo y tecnológico. Es lo que explicó la señora Morales. Explicaciones de esta laya superan el presupuesto del señor Zárate. Por eso, al ministro de Educación y Ciencias no hay que exigirle demasiado. Él solo está para hablar mal de los críticos al Gobierno. El ínclito don Cecilio, mi vecino de “al lado”, solía recordarme que, cuando al entonces presidente Luis Ángel González Macchi los periodistas le apuraban con algunas preguntas incómodas, él respondía invariablemente: “Yo nunca pedí estar aquí”. Algo similar ocurre con este personaje que vino a enriquecer la fauna del analfabetismo funcional, aunque nos mire a los demás desde la altura de su encumbrado cargo. Él mismo reveló que no quería ser luego ministro de Educación, su sueño siempre fue ser ministro de Agricultura. ¡Y claro, es ingeniero agrónomo! Aunque, parafraseando a don Eligio Ayala, hasta para plantar mandioca se precisa de ciertas habilidades. Es lo que hay. Por suerte ya se van.

Este hombre que no sabe dónde está sentado o parado, o si está sentado o parado, disparó que la media sanción por parte de la Cámara de Diputados (ahora va al Senado) para derogar una donación de 38 millones de euros de la Unión Europea “es una jugada electoralista”.

La moción fue aprobada por la mayoría de 63 votos. Sin embargo, la hoguera inquisitoria solo está reservada a los cartistas. Atacar a los adversarios de este gobierno corrupto es su único propósito.

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