Originalmente, el peón en el ajedrez fue la representación militar de la infantería, pero, en la Edad Media fue interpretado en la moralidad como los campesinos y la posibilidad de promoción, una metáfora de la posibilidad de movilidad social a través de un camino virtuoso (recto). Son tomados como unidad de valor las piezas de ajedrez. Se vuelven más valiosos a medida que aumenta la posibilidad de promoción, lo que puede influir en la estrategia adoptada por los jugadores. Eso es en el ajedrez.

Mario Abdo Benítez continúa su proceso de copamiento de instituciones. Ayer colocó a un peón más en el Consejo de la Magistratura, el ex ministro de Justicia Édgar Olmedo, justo en momentos en los que la institución se encuentra en el torcido proceso de adelantar la selección de un nuevo fiscal general del Estado. Olmedo ocupará el lugar que dejó Mónica Seifart, representante del Poder Ejecutivo, quien deja el cargo para presentar su postulación a encabezar el Ministerio Público. En pocas palabras, un vulgar canje de peones.

Olmedo hizo toda la conscripción, fue intendente de su ciudad, Coronel Oviedo, donde su mayor aporte fue llenarla de máquinas tragamonedas cuando que las que estaban oficialmente registradas y por la cual el municipio efectivamente recibía impuestos, eran muy pocas. Pobladores de la ciudad mencionan que era vox populi que cada tragamonedas instalada ilegalmente debía pagar 100 mil guaraníes mensuales. La gente es así, tiene memoria para algunas cosas. También fue muy cuestionado como intendente tras contratar a una empresa extranjera para que haga controles de velocidad en los accesos de la ciudad y colocación de cámaras en los semáforos para vigilar a los infractores. Las sanciones eran bastante altas, pero la administración municipal solo recibía el 20% de lo recaudado y el resto quedaba para la empresa contratada. A la par, se lo recuerda como el intendente donde las avenidas y calles de la ciudad estaban en peor estado. Los baches que había solo eran comparables con el agujero presupuestario que dejó en la municipalidad. El estado de las calles era tan malo que eso generó que los números en lo que hacen a accidentes de tránsito lleguen a un pico nunca visto.

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Pero Edgarcito nos deparaba aún más sorpresas. Quizás la más recordada de todas fue el escándalo que se generó cuando entregó pupitres para niños en las escuelas con la inscripción alusiva a su administración en letras bien grandes, no sea cosa que se genere alguna duda sobre el origen de los muebles. En aquel entonces, Olmedo afirmó muy suelto de cuerpo que todas las obras municipales tienen un sello que las identifica y “en ese caso las sillas pedagógicas llevan claramente la marca de gobierno municipal, abogado Édgar Olmedo 2010-2015 y lleva el logo de la municipalidad”. Entonces aseguraba que no tenían ningún objetivo electoral. Sí, claro que por supuesto que no.

En distintas ocasiones aseguró que no estaba interesado en la política y que cuando terminara su período se dedicaría de lleno a su profesión de abogado. Sin embargo, antes de terminar su gestión renunció para candidatarse como concejal municipal. Posteriormente, volvió a renunciar al cargo para dedicarse de lleno a su candidatura a gobernador del Caaguazú y luego ser electo diputado.

Así llegó a ser ministro de Justicia, porque según lo dicho por el propio presidente de la República, “es un leal”. Esa cualidad llena todos los espacios en su currículum y ahora el peón avanza una casilla más y será uno de los votos seguros que tiene el Ejecutivo para armar la terna para fiscal general a gusto y medida de Mario Abdo. Sí, el mismo que en cada acto electoral vocifera que su mayor legado será el respeto y fortalecimiento de las instituciones.

Aunque el chiste se cuente solo, en el fondo no se lo puede culpar a Edgarcito, solo está aprovechando el momento de ser un peón útil y leal. Los antecedentes marcan lo que Mario Abdo les hace a quienes más leales le fueron.

Mario Abdo Benítez continúa su proceso de copamiento de instituciones. Ayer colocó a un peón más en el Consejo de la Magistratura, el ex ministro de Justicia Édgar Olmedo.

Olmedo ocupará el lugar que dejó Mónica Seifart, representante del Poder Ejecutivo, quien deja el cargo para presentar su postulación a encabezar el Ministerio Público.

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