• Por Josías Enciso Romero

Este es el momento en que el presidente de la República, Mario Abdo Benítez Jr., es capaz de trepar hasta el palo enjabo­nado (el famoso yvyra syi), si de la punta está colgado un micrófono. Está de puro y duro proselitismo. Quiere rebuznar, aunque sea por un turú. Sobre este último instrumento típico artesa­nal tenemos la correspon­diente aclaración de mi vecino, don Cecilio: “Cor­neta que se hacía con el cuerno de la vaca”. Pero, a decir verdad, recurriendo al uso de la memoria (una descalcificación constante de este gobierno), el here­dero confeso de la dicta­dura estronista nunca dejó de estar en modo campaña política. Jamás superó esa etapa. Porque él quería ganar nomás.

Tampoco fue consciente de que no era apto para gober­nar. Ni se dejó ayudar por los que más saben. Prefi­rió rodearse con idéntica mediocridad. Entonces, agredir a sus adversarios del pasado y del presente se convirtió en su única muleta para tratar de disi­mular su cojera al frente del Poder Ejecutivo. La mayoría de las veces, con un simple empujoncito de su propia ineptitud, trastrabillaba y se daba de bruces contra la dura realidad. Y faltando un año para concluir su triste mandato, encontró un buen pretexto para seguir sin tra­bajar, o tratar de cubrir su absoluta incompetencia para conducir la nación: se candidató para presidir la Junta de Gobierno del Par­tido Colorado.

Subrayando, porque vale la pena hacerlo, que con esa decisión está violando artí­culos incontrastables de la Constitución Nacional. Al parecer, pensó que los líde­res del movimiento Honor Colorado iban a impugnar su aspiración, por las fun­damentaciones legales alu­didas; pero no lo hicieron y ahí empezó la desespera­ción de Maritus. Le salió pésima su jugada. Porque, con lo desgastado que está su traje, completamente deshilachado ya, no tiene ninguna chance de asis­tir al cierre de la fiesta de gala de las internas repu­blicanas del próximo 18 de diciembre.

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Así que, Mario hoy se ofrece para ser entrevistado. Menos, naturalmente, a los medios de comunicación cuyos periodistas podrían realizar preguntas incó­modas que le calentarían sus nervios con repercu­siones en el rostro. Ahí se le anuda la lengua, diría don Martín Fierro. La promo­cionada entrevista en Abc TV, se daba al día siguiente de los Juegos Odesur por los que el Gobierno pagó unos 16 mil millones de guara­níes - justamente - a Abc para que hiciera una dis­creta transmisión, con frecuentes quejas de los profesionales del canal deportivo que utili­zaba la señal.

Hay que decir que la Directora aprendió del ex presidente mexicano José López Portillo aque­llo que “no te pago para que me pegues”. Ella cobra y le palmotea las espaldas al Mandatario.

Contrariamente a lo que cualquiera creería, que haría una evaluación crí­tica de su gobierno con un periodista más crítico aún, Marito repitió su viejo libreto: despotricar contra su adversario (enemigo, para él) político, Horacio Cartes. Aprendió de memo­ria un libreto mal prepa­rado para reproducir como loro, producto de su anal­fabetismo funcional, sobre “marginalidad”, “codicia ilimitada” y “capacidad sin horizonte moral”. Por supuesto, ninguna pala­bra sobre las miles de familias paraguayas que salieron del “margen” de la pobreza, pero para caer en la pobreza extrema.

Que, por su afán excesivo de riquezas (definición de codicia), dejó que se murie­ran más de 19.500 personas a causa del covid-19. Por­que, mientras el Gobierno se dedicaba a rapiñar los recursos destinados para enfrentar la pandemia, los pacientes morían en los pasillos de los nosocomios por falta de medicamentos, camas de terapia y tanques de oxígeno. Ya lo dije varias veces. Pero de las reiteracio­nes se alimenta la memoria. Al revés de lo que pretenden el presidente de la Repú­blica y su círculo áulico de angurrientos ladrones y sinvergüenzas. Que todo se olvide distrayendo la aten­ción con agresivos ataques a los postulantes del movi­miento Honor Colorado. A lo largo de esta crisis sanita­ria, incluso antes y después, el Ejecutivo solo demostró improvisación y una insa­ciable avidez por las rique­zas materiales. La inmora­lidad es su único horizonte.

Nos hubiera gustado escu­char algunas explicaciones del porqué mantuvo tanto tiempo en sus cargos a los funcionarios que sobrefacturaron agua tónica (que era buena hasta para “curar el cáncer”), tapabocas contra la radiactividad y la “pasa­rela de oro” de su precandi­dato presidencial Arnoldo Wiens. O el fato fallido (por­que les pillamos) con los insumos chinos. Del cre­cimiento de la empresa de Marito que provee asfalto a empresas que traba­jan con el Estado. Del denunciado tráfico de influencias de su cuñado, hermano de la primera dama, para torcer licitaciones en el Ministerio de Obras Públicas y Comunicacio­nes, en la fructífera época del apóstata ex pastor menonita. Que los fami­liares de los pacientes del Instituto Nacional del Cáncer suplican por medicamentos. Que en el Hospital de Clíni­cas los usuarios deben comprar guantes, gasas, agujas e hilos de sutura. Pero, ¿para qué pio incomodar al Presidente con esas minucias? Total, “yo no te pago para que me pegues”. El programa fue preparado para que Marito pudiera pavonearse, pero terminó empavonándose en sus propios desechos. Es que la capacidad no se compra ni se alquila. Mucho menos alquilando asesores igual­mente mediocres e inútiles. Peor aun cuando manda el resentimiento, el rencor y la insoportable livian­dad de este prójimo. Ya lo había advertido Euclides: “Ipererî ko tipo”.

La promocionada entrevista en Abc TV fue un gesto grato al día siguiente de los Juegos Odesur por los que los paraguayos le pagamos 16 mil millones a Natalia Zucolillo por una discreta transmisión.

Nos hubiera gustado escuchar algunas explicaciones del porqué mantuvo tanto tiempo en sus cargos a los funcionarios que sobrefacturaron agua tónica.

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