• Por Josías Enciso Romero

La desesperación es la madre de todas las ridiculeces. La pérdida de la tranquilidad, generalmente acompañada de la ofuscación, cierra las puertas a la cordura. Y abre las del bochorno, la estupidez, lo grotesco y lo absurdo. Sus protagonistas quedan expuestos a la burla mordaz, la risa irónica y el menosprecio.

El estado de la ceguera, al no saber hacia dónde tirar ni qué hacer, acelera la manifestación del delirio. Entonces, brotan como residuos de Pombero después de la lluvia los disparates en el hablar, el andar y el actuar. La comparsa oficialista y sus cortesanos mediáticos, la dupla Zuccolillo-Vierci y sus paquitos periodísticos, han fracasado estrepitosamente en todas sus estrategias para hacer descabalgar a los precandidatos y candidatos del movimiento Honor Colorado, léanse: Santiago Peña para la Presidencia de la República y Horacio Cartes para la Junta de Gobierno del Partido Colorado. En la otra acera, la única manera de que Arnoldo Wiens y Mario Abdo Benítez (para esos mismos cargos y en igual orden) puedan triunfar en las internas simultáneas del próximo 18 de diciembre es por la vía del walkover. Es decir, por la no presentación del equipo adversario, futbolísticamente hablando. Abc Color y Última Hora, dos diarios “in the pendiente” (muchas gracias, don Quino), ya no disimulan su cortejo amoroso con este gobierno, aunque traten de disimular su romance ante la falta de una declaración pública. Mas, como diría Juan Gabriel, lo obvio ni se pregunta.

Sin ir más lejos, el diario funebrero consideró –y está en su derecho legítimo– que merecía un destaque en tapa las nerviosas declaraciones de Arnoldo Wiens de que “el cartismo compra encuestas”. Dijo, además, que “ellos (los cartistas) ya ganaron muchas elecciones en las encuestas, pero nosotros ganamos elecciones”. Perdón, señor “pasarela de oro”, el adefesio que grafica tu corrupto paso por el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones, para algunos que no creen tus patrañas con ambiciones distractoras, es bueno aclarar a la opinión ciudadana que el director de la Consultora Vox Populi de la Argentina, Luis Castelli, es el que afirma que una de las últimas encuestas (ordenadas por el Gobierno) muestra los siguientes guarismos: 44,7% para Santiago Peña y 35,2 para Arnoldo Wiens. El señor Castelli fue contratado a sugerencias del “mariscal de la derrota”, Óscar “Nicadrón” Duarte “Bruto”, para decirnos a los que Peña ya tocó su umbral y que Wiens está subiendo, acortándose la brecha entre ambos. Más allá de las explicaciones naturales para no quedar tan mal con quienes le pagan sus honorarios (y para que siga sacando más correa de ese cuero), el propio “analista” de Fuerza Republicana nos subraya que la diferencia entre el primero y el segundo es de 9,5%. Si hasta el “asesor” de tu oponente te da ganador, ¿para qué comprarías encuestas?

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Del diario paquete que ladra a las estrellas nos ocuparemos otro día. Porque vale la pena. En cuanto a la comparsa –repetimos– encabezada por Mario Abdo Benítez, presidente de la República desaparecido, el “mariscal” que hace saltar las agujas del deliródromo, el insípido “té de naranjo” y “Wiens derecho” de la corrupción, y el intrascendente e ignorado por sus propios compañeros Juan Manuel Brunetti Marcos necesitaban un integrante que represente a la capital del carnaval paraguayo, y apareció Rogelio Raimundo Benítez Vargas, más conocido como “Olivia” (por su parecido con la novia de Popeye), como aspirante a la gobernación del departamento de Itapúa. Aunque no nació en Encarnación (mi vecino, don Cecilio, me cuenta que vio la luz en Lima, Perú, cuando su padre era embajador estronista), tiene la antigüedad necesaria de residencia para pretender el cargo. Benítez, quien acaba de dejar su cargo de embajador ante la República Oriental del Uruguay, de repente, al igual que Wiens, descubrió que no todo estaba en orden había sido en el gobierno de Marito. Pero, como sus discursos son simples fuegos pirotécnicos, como lo fue toda su vida, sin ningún contenido ni coherencia, sus críticas a los ministros del Poder Ejecutivo demuestran nuestro aserto inicial: la desesperación es la madre de todas las ridiculeces. Alegó que estos ministros no hacen campaña ni por “Mario Abdo Benítez o Arnoldo Wiens” porque especulan “a no chocar con nadie, a ver si el próximo gobierno no les vuelve a hacer ministros”.

Son tan pererĩ estas afirmaciones que no merecerían nuestra respuesta. Pero el público debe saberlo. Prácticamente todos los ministros del Gobierno son precandidatos a diputados y senadores, mientras sus instituciones se caen a pedazos. Salvo el ministro de Hacienda, Óscar Llamosas, por razones más que obvias. Y, en todo caso, el reclamo debe hacerle al propio presidente de la República, quien es el que alimenta a la piara. Pero, pusilánime como es, no lo hará. Además, forma parte del proyecto al que supuestamente critica. Una estrategia que a Wiens le saltó por su cara. Si Rogelio Raimundo hubiera sido más despierto, tendría que haber atacado directamente a los ministros puestos por Desirée Masi, dama consorte del poder político. No solo porque no trabajan por el Partido Colorado, sino porque lo hacen en contra, dentro de la Concertación opositora. Pero ese tipo de lucidez y coraje no puede pedírsele a este muchacho grandulón que se cree el Isidoro Cañones paraguayo.

Míster “Olivia” se rayó todavía más cuando criticó duramente a los consejeros de Itaipú, cuya zona de influencia es Alto Paraná, parece que por no aportar a la causa “ética y moralmente”, pero se olvidó de los de Yacyretá, que tienen responsabilidades directas en la zona de Itapúa para conceder los “aportes institucionales”. En Yacyretá, pues, está su mentor y financista, “Nicadrón”. El carnaval de Fuerza Republicana apenas avanza con pasos desconcertados. Y a ritmo desafinado. La murga se está destartalando aceleradamente. Igual que sus fans de los pasquines siameses.

Prácticamente todos los ministros del Gobierno son precandidatos a diputados y senadores, mientras sus instituciones se caen a pedazos.

Si hasta el “asesor” de tu oponente te da ganador, ¿para qué comprarías encuestas? Un rebuzno propio del equipo del burrito estronero (no sabanero, ojo).

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