“Transmiten la Subsecretaría de Informa­ciones y Cultura de la Presi­dencia de la República, a tra­vés de Radio Nacional y la Cadena Paraguaya de radio­difusión. El último punto de la señal marcó las 12:30, hora oficial paraguaya, transmi­tida desde el Comando de la Armada, con la precisión de un décimo de segundo. Como es costumbre, a tem­prana hora, asistió a su des­pacho del Palacio de López el excelentísimo señor pre­sidente y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de la nación, general de Ejér­cito, don Alfredo Stroessner. Entre sus primeras tareas del día, firmó los correspon­dientes decretos y, posterior­mente, dedicó la mañana a atender delegaciones y per­sonas que han llegado hasta el Palacio de los López. Entre ellas, al delegado de gobierno de Guairá, dele­gado de gobierno de Misio­nes y delegación de un grupo de empresarios que porta­ron numerosos e importan­tes documentos que serán llevados a cabo, próxima­mente”. Este era el formato de la cadena nacional en la época de la dictadura.

El domingo 21 de agosto de este año pasará a la histo­ria como una reminiscencia de esos tiempos. Una evoca­ción repleta de simbolismos y liturgias políticas. El presi­dente de la República marcó una entrevista en exclusiva con el cada día más dócil “Muñequita”, quien conduce un programa que de política tiene muy poco y de inco­rrecto mucho. Un programa de línea, con tanto postureo como hipocresía. Requisitos que lo hicieron acreedor de la nota con el Presidente, el pro­grama elegido por la fantasma Verioska, que intentó mostrar a su jefe como capacitado para responder a un entrevistador sagaz y punzante. Y ni se mos­tró capacitado ni el entrevis­tador estuvo sagaz y mucho menos punzante.

Mientras tanto, en el otro grupo, el de Natalia, podía­mos ver una orgásmica charla protagonizada por Vargas Peña, san Arnoldo y el nene Brunetti. Ni en el torneo de bridge del club social más coqueto sobre la avenida Mariscal López se ve tanto rubio cheto junto y con apellidos de abolengo. Una entrevista que de tal tenía tan solo el título, que no sea que se incomode a la nueva dupla oficialista y se ponga en riesgo los nego­cios que tiene Natalia con el Estado, obviamente, la asignación de presupuesto para los medios alineados que tiene el Ejecutivo.

Con eso concluyó la cadena nacional, que volvió con toda la parafernalia. Con la pompa que recordaba a Stroessner otorgándole una condecoración a Jorge Rafael Videla. Al lado del dictador paraguayo, se veía a un hombrecito de baja estatura, limitado en sus elucubraciones y con un coeficiente intelectual muy por debajo de la media. Don Mario Abdo Benítez, padre de quien ahora es presidente de la República, y replica la cadena nacional con el acom­pañamiento de grupos de medios alineados a los desig­nios del Ejecutivo. Todo por un par de monedas.

Mientras tanto, en el otro grupo, el de Natalia, podíamos ver una orgásmica charla protagonizada por Vargas Peña, san Arnoldo y el nene Brunetti.


El presidente de la República marcó una entrevista en exclusiva con el cada día más dócil “Muñequita”, quien conduce un programa que de política tiene muy poco y de incorrecto mucho.

Dejanos tu comentario