Apenas un par de minutos después de darse a conocer el anuncio del Departamento de Estado que declaraba significativamente corrupto al vicepresidente de la República y precandidato a presidente del oficialismo, Hugo Velázquez, el mismo daba sus primeras declaraciones al conglomerado de medios de don Antonio, el segundo grupo de medios con el que hablaba fue, obviamente, el de Natalia. Un compungido Velázquez anunciaba su renuncia a la precandidatura a presidente, a la vicepresidencia y a la vida política misma. Como era de esperar, una vez más los medios amigos estaban dispuestos a salir a bancar el relato del Gobierno, incluso mejorándolo por medio de las líneas editoriales, opiniones de sus impolutas estrellas y la creatividad de los zócalos que incluso sacaron del baúl de los recuerdos al movimiento Añetete, dejando de lado por un par de días a la anémica Fuerza Republicana.

Algunos mencionan que Velázquez aprovechó el doloroso momento para bajarse de una carrera de la que se sabía perdidoso, otros dicen que le dolió más caer en la cuenta que este grupo de medios tenía razón cuando decía que el siempre afecto a la traición, Mario Abdo Benítez, iba a terminar soltándole la mano y cambiando de candidato en la primera ocasión que tenga. Esto basado en que, según fuentes, el Presidente supo del anuncio por lo menos 24 horas antes que se haga público y que nada hizo para rever la decisión; al contrario, dicen que sonrió complacido al ver cómo se le abría la ventana ideal para al fin colocar al candidato que siempre quiso: Arnoldo Wiens. La muestra de esto es que luego de las declaraciones de Velázquez, el presidente de la República salió rápidamente a agradecerle por su madurez y altura política de renunciar a la precandidatura ya que la misma se hacía insostenible, luego del anuncio. Algunos esperaron que Abdo saliese con una posición de poner la pelota al piso pidiéndole a su vicepresidente que no tome decisiones en caliente y que será el pleno del movimiento oficialista el que evalúe el escenario y que, hasta no encontrar un nuevo candidato, Hugo sepa esperar. Pero no, eso no sucedió porque Wiens siempre fue el candidato, solo era cuestión de esperar el momento.

Luego se inició la segunda etapa del operativo teflón. El teflón es el material utilizado en ollas, sartenes y otros insumos de cocina que evita que se quede pegada la grasa. Y de vuelta, ahí estaban Natalia y don Antonio prestos para servir a la causa oficialista. Esta etapa tenía dos patas: una es hacer pasar la designación de la manera mas laxa posible, sin dramatismo y sacándole el peso de la mochila al bueno de Hugo, al final ñande amigo nio. Sin ahondar en detalles, sin tantas preguntas molestas, pero sobre todo igualando esta nominación del gobierno americano con la que había hecho semanas atrás, porque esa sí era grave para los medios encamados con el Gobierno. La otra pata se sigue desarrollando, es el proceso de entronizarlo al nuevo candidato al punto de igualarlo con John F. Kennedy. Como fuimos tan pelotudos en no darnos cuenta antes que teníamos al segundo santo paraguayo en el gabinete: San Arnoldo. Ahora nos enteramos de su presencia gracias a Natalia y don Antonio. ¿Cuál es el pago para este proceso de indulgencia además de la promesa de que no se corte la plata de la pauta pública? Muy sencillo, Wiens debe subirse a la línea discursiva del anticartismo rabioso. La mejor prueba de esto, las tapas de Abc y Última Hora del día de ayer.

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Gracias a Natalia y don Antonio la destartalada campaña oficialista tratará de levantar vuelo, aunque por el Día del Niño, hayan cambiado una pandorga de plomo por una de asfalto.

Cómo fuimos tan pelotudos en no darnos cuenta antes que teníamos al segundo santo paraguayo en el gabinete: San Arnoldo. Ahora nos enteramos de su presencia gracias a Natalia y don Antonio.

Wiens debe subirse a la línea discursiva del anticartismo rabioso. La mejor prueba de esto, las tapas de Abc y Última Hora del día de ayer.

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