Viola la Constitución, pero habla de Estado de derecho. ¡Así no, Marito!
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POR JOSÍAS ENCISO ROMERO
Como pescador aficionado que es, Marito es un mentiroso compulsivo. Cada vez que habla del mismo pescado aumenta su tamaño. Desearía tener los brazos del conocido héroe de cómics “Elongated man”. Para quienes en la secundaria no tuvieron como profesora a la “teacher” Norma, quien nos agujereaba la cabeza con la punta de su lápiz ante cada mala pronunciación, significa “Hombre elástico”. Eso sí, a la hora de mentir es un profesional inigualable. Ni siquiera pestañea. Y lo hace con tal naturalidad que solo la experiencia de los años te puede enseñar. En su “informe” ante el Congreso de la Nación, a medida que hablaba, su nariz iba tocando los bordes de la bahía. Pintó un país de ensueño y maravillas. Con un mensaje en forma de ladrillo, pesado y tedioso, enumeró las obras ejecutadas durante su gobierno, de las reales y las supuestas, sin mencionar que la deuda pública, al 30 de abril de este año, asciende a 14.123,86 millones de dólares. Esta es la onerosa herencia que recibirá el próximo presidente de la República del Paraguay. La mayor en toda la historia de nuestro país. Una carga que amenaza con estrangular nuestro futuro y el futuro de miles de niños y jóvenes, y que podría, incluso, llevarnos al estado de “cesación de pagos” o, en su defecto, “al pago selectivo de las deudas”, y todo por la irresponsabilidad de un mandatario que fue cómplice de la mala utilización de esos recursos, aprovechando el ambiente de pánico, confusión y desesperación que había provocado en la sociedad el covid-19. Inescrupulosos y desvergonzados hasta los tuétanos, ellos aumentaron su patrimonio personal sobre el dolor, el llanto y el luto de nuestro sufrido pueblo.
La deuda que dejará Mario Abdo Benítez, y que seguirán pagando los hijos de nuestros hijos, no se compadece de las pocas inversiones palpables. Sin embargo, él se pavonea de que su gobierno triplicó el número de camas para terapia intensiva –algo natural, por cierto, teniendo en cuenta el avance de la pandemia entonces–, cuando con el dinero recibido en concepto de préstamos internacionales y la emisión de bonos podría haber construido cuatro o cinco hospitales de alta complejidad en las ciudades más alejadas de la capital. Otros países lo hicieron. La imprevisión, la mediocridad y la corrupción en el área de la salud pública se cobraron –hasta el momento– el saldo trágico de casi 19.000 muertos, de los cuales, miles de estas vidas se habrían salvado si este gobierno hubiera sido más competente y menos voraz y ladrón para apoderarse de los bienes del Estado, privando a tantos pacientes de camas, medicamentos, insumos y, hasta, oxígeno. Y en los tiempos más duros y tristes de la pandemia, el mandatario se escondió debajo de la cama.
Con la paciencia de Job seguimos aguardando que el ministro de Obras Públicas y Comunicaciones, Arnoldo Wiens, deje de lado la estadística pirotécnica y nos muestre con datos concretos dónde están los 3.182 kilómetros de nuevas rutas asfaltadas, de las que se jactó el Presidente en su soporífero informe. Mientras no cumpla con su obligación de rendición detallada de sus rimbombantes anuncios, nuestro derecho a la duda seguirá intacto. Nos gustaría, saber, por ejemplo, si en esos kilometrajes no están incorporadas las obras de la administración anterior a punto de concluir y para cuyas inauguraciones Marito solo tuvo que realizar el “enorme” esfuerzo de desatar la cinta. Un pastor que abdica de su misión para dedicarse a las cosas del mundo, así como lo hizo Fernando Lugo, no nos merece confianza.
En cuanto a “Yodito” Abdo, cada vez se parece más al “presidente Schwarzenegger” de la película “Los Simpson”. Cuando su principal asesor le exhibe cinco propuestas para sortear una crisis de la contaminación en Springfield, elige la opción tres. “¿No va a leer?”, le pregunta el colaborador de alto rango. Y sin dejar de sonreír, le responde: “Yo fui electo para dirigir, no para leer”. Lastimosamente para nosotros, como país, Abdo Benítez no dirige ni lee. Y si lee, no entiende lo que lee. De lo contrario, no habría expuesto tantas borricadas, como el “mejoramiento del nivel de la educación” y el “proceso de transformación” en marcha. Pasó por alto informes internacionales y hasta el análisis de respetados especialistas, como Jesús Montero Tirado, sobre el paupérrimo estado en que se encuentra el sistema educativo nacional. Pero como el estudio nunca fue una prioridad para el Presidente, jamás importó.
Lo más chistoso estuvo hacia el final, cuando afirmó que no sacrificó “las formas para llevar adelante sus fines”. Es más, se cree dueño y propietario de la voluntad popular, legado que le viene de la vieja escuela dictatorial del estronismo. Criticó “proyectos que pretenden sostenerse sin la voluntad popular y por fuera de las reglas del Estado de derecho”. Y lo dice justamente él, quien está violando la Constitución Nacional desde que decidió candidatarse para disputar la presidencia de la Junta de Gobierno del Partido Colorado. Esto ya me supera ampliamente. La voluntad popular del coloradismo –y no Marito– hablará en las urnas el 18 de diciembre de este año. Y la de todos los paraguayos el 30 de abril del 2023. Mientras, lo que diga Marito es solamente de Marito. Sin ninguna credibilidad. Sin ningún soporte ético. Carente de cualquier crédito de honestidad, igual que sus más cercanos colaboradores. Y para seguir siendo Marito, concluye que entregará el poder a “la siguiente persona que el pueblo paraguayo designe democráticamente como presidente”. Es una posibilidad real de que el elegido sea Santiago Peña, proyecto al que critica –aunque sin decirlo, como todo cobarde– que “pretende sostenerse sin la voluntad popular”.
El Presidente ha perdido todo contacto con la realidad. Tampoco es para sorprendernos, con la yunta de adulones y calcetineros que tiene alrededor. Debería sacar un poco más su nariz de la pecera. Saber lo que piensan los perros y los gatos. Hoy mismo, a poco más de un año de entregar el poder, ya es un cadáver político ambulante. Igual que el “mariscal de la derrota”, Nicanor Duarte Frutos. Nadie compra el mismo burro dos veces. “Yodito” Abdo, como pescador mentiroso, sigue alargando el brazo para contar el cuento del pez más grande. También habría que proceder como en el cuento de Landriscina: atarles las manos para que no siga agrandando el pescado en cada reunión. Si fuera con esposas, mejor.
Se cree dueño y propietario de la voluntad popular, legado que le viene de la vieja escuela dictatorial del estronismo.
Él se pavonea de que su gobierno triplicó el número de camas para terapia intensiva; algo natural, por cierto, teniendo en cuenta el avance de la pandemia.
¿La IA está transformando la protección de nuestros derechos digitales?
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Figuras destacadas provenientes de distintos ámbitos convergen en el escenario virtual del II Congreso Iberoamericano de Derechos Digitales, donde se analizará el impacto de la inteligencia artificial en nuestros derechos.
Este evento está a punto de abrir sus puertas virtuales para sumergirse en un diálogo crucial sobre el papel de la inteligencia artificial en la esfera pública. Organizado por el Vicedecanato de Investigación y Posgrado de la Facultad de Ciencias Administrativas de la UNMSM y el Foro Iberoamericano de Derechos Digitales, el evento reúne a más de 30 expertos de toda Iberoamérica, quienes compartirán sus visiones sobre el panorama actual y futuro de los derechos digitales en la era de la IA.
Desde funcionarios públicos hasta académicos, los participantes explorarán cómo la IA está moldeando no solo la gestión pública, sino también la innovación y, crucialmente, los derechos de los ciudadanos. Con un enfoque en la seguridad y la inclusión en el entorno digital, el congreso promete enriquecer el debate y fomentar el intercambio de ideas para impulsar soluciones concretas.
Bajo el amparo del Foro Iberoamericano de Derechos Digitales, una institución líder en la región, este evento no solo analizará los desafíos actuales, sino que también se centrará en proponer acciones concretas para el desarrollo, implementación y protección de los derechos digitales. Un llamado a la acción respaldado por el compromiso de instituciones académicas de renombre, como la UNMSM y la Universitat de Barcelona en España.
Además, el foro establece un grupo de trabajo dedicado a supervisar y estudiar el impacto de la inteligencia artificial en los derechos humanos, abordando así uno de los desafíos más apremiantes en el contexto digital actual.
Para participar en este evento de relevancia internacional, puedes inscribirte a través del siguiente enlace: Inscripción. La conexión se realizará vía Zoom y se entregará un certificado de participación a los asistentes.
Filtraciones: desmontan mentiras de Abc que defienden a Marito y gavilla
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Funcionarios de instituciones que colaboraron para destapar el operativo garrote montado en la Seprelad en la era Abdo son blanco de ataques por parte de la defensa mediática del exmandatario. Liliana Alcaraz, actual ministra de Seprelad, y Juan Patricio Vallejos, director de investigación de la institución, refutan las mentiras de Abc.
Por Cinthia Mora
La estrategia mediática instalada desde el Grupo Zuccolillo para defender al expresidente de la República Mario Abdo Benítez y exmiembros de su gabinete consiste en sistemáticas campañas de desprestigio contra funcionarios que colaboraron para esclarecer el operativo de montaje y filtración de informes de la Seprelad con fines políticos.
En todas las publicaciones realizadas por el medio abdista, que amplifican la versión de los abogados defensores de los imputados sobre la causa penal abierta por las filtraciones, existen más cuestionamientos y ataques al trabajo de la Seprelad y la Fiscalía antes que hacer mención a los graves hechos mencionados en el acta de imputación.
Una de las afectadas por la campaña de ataques es Liliana Alcaraz, actual ministra de la Seprelad, quien al llegar al cargo en el mes de agosto de 2023 ordenó una investigación interna para poner en orden la casa y colaborar con la investigación de la Fiscalía.
La funcionaria fue acusada, sin fundamentos, por el diario Abc de ser “partícipe” de las filtraciones en el mes de enero de 2022, ya que la misma, supuestamente, ejercía el rol de “punto de contacto” del sistema que recibió el pedido de información de la Fiscalía de Panamá sobre Cartes.
Copia del correo donde se prueba que Gafilat otorgó contraseña de acceso a Liliana Alcaraz recién el 8 de marzo de 2022.FOTO: GENTILEZA
Documentación mediante, se desmonta una de las tantas mentiras de Abc y se prueba la versión de Alcaraz, quien afirmó que recién tuvo acceso al sistema mencionado el 8 de marzo de 2022, dos meses después de haberse registrado la filtración a los medios Abc Color y Última Hora, y de la declaración del entonces ministro del Interior Arnaldo Giuzzio, quien fue el responsable de revelar públicamente el contenido del pedido de cooperación de la Fiscalía panameña.
La investigación interna de la Seprelad proveyó a la Fiscalía datos del registro informático de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Seprelad, testimonios de funcionarios e información precisa sobre los partícipes del montaje de una oficina paralela dentro de la institución exclusivamente para perseguir a los enemigos políticos del gobierno de turno.
DIRECTOR DE INVESTIGACIÓN TAMBIÉN REFUTA MENTIRA DE ABC
Juan Patricio Vallejos Riart, actual director de Investigación Jurídica de la Seprelad, desmintió las publicaciones del diario Abc donde se aseguraba que el mismo cobró doble remuneración.
La versión difundida por Abc es que, entre julio de 2022 y julio del año pasado, este funcionario cobraba simultáneamente en dos entes públicos. Uno de ellos era el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados, como director de Gestión Interna, mientras que el otro era el Ministerio Público, como asistente fiscal.
El funcionario acreditó, documento de por medio, que nunca se benefició cobrando doble salario. La resolución 2161 de fecha 15 de junio de 2022 de la Fiscalía General del Estado le otorgaba permiso sin goce de sueldo desde el 1 de julio de 2022 hasta julio de 2023.
Sobre el desempeño de sus funciones al frente de la Dirección de Investigación Jurídica de la Seprelad y los resultados de la investigación interna sobre las filtraciones señaló, en contacto con nuestro medio, que solo se limitó a realizar sus funciones en el marco de lo que la ley establece.
“El periodismo de calidad es un bien público”, sostiene Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía 2001, en el Club Nacional de la Prensa en Washington DC
La sociedad tiene derecho a saber y quiere saber. Los periodistas vamos por ello. Pero la mentira y el ocultamiento complejizan nuestro trabajo. Contar historias es peligroso.
Por Ricardo Rivas
Periodista X: @RtrivasRivas
Fotos: Gentileza / AFP
Cada día con mayor insistencia coincidentes analistas consideran que “nuevamente” la humanidad se acerca peligrosamente a la guerra. De hecho, en la Unión Europea (UE) se teme que el conflicto entre Rusia y Ucrania, en el norte europeo, pudiera ampliarse e involucrar a otros países. Angustia social.
Los mismos miedos emergen en Oriente Medio, donde las acciones violentas entre el grupo terrorista Hamás e Israel hacen temer lo peor. La dignidad humana vuelve a ser vulnerada. Por los unos, por los otros y hasta por los nadie que descreen de esa condición, no la reconocen ni parecen tenerla. ¿Sus nombres? Para qué reiterarlos. Bien que los sabemos. Así estamos. Y tememos. ¡Grave!
La sociedad tiene derecho a saber y quiere saber. Los periodistas vamos por ello. Pero la mentira y el ocultamiento complejizan nuestro trabajo. Contar historias es peligroso. “La prensa está bajo fuego”, denuncia una y otra vez en donde se encuentre Guilherme Canela, jefe de Libertad de Expresión y Seguridad de los Periodistas de la Unesco.
“La vida no vale nada cuando otros se están matando”, canta Pablo Milanés acongojado. Millones queremos saber. Por nosotros y los otros. Somos periodistas. Tenemos que hacerlo. Tenemos que saber para hacer saber. La búsqueda de información se hace en cada instante más compleja. “El arte del engaño”, como Sun Tzu llamaba a la guerra, dinamita la verdad.
La política y los mercados la ocultan y amordazan a quienes pueden querer contar. Incluso con “acuerdos de confidencialidad” para clausurar filtraciones informativas. Pero, pese a todo, tenemos que informarnos para informar. Pero no nos quieren responder o mienten cuando lo hacen. Desde siempre ha sido, es y será así el complejo trabajo de procurar ese dato para que todos sepan. Es un derecho de todos.
MENTIRA ESTRUCTURAL
“La vida no vale nada si escucho un grito mortal / Y no es capaz de tocar mi corazón que se apaga”. No calles, Pablo. ¿La mentira estructural capilariza en las instituciones? Tal vez. O, por lo menos, sé que existen quienes lo intentan o lo recomiendan. Y hasta cobran honorarios por el (des)honor de hacerlo. Los ejércitos se rediseñan para operar la desinformación. Ya casi no quedan fuerzas en la sacudida aldea global sin organizar –como armas– secciones, compañías, batallones o la estructura que fuere para lo que eufemísticamente llaman ciberguerra, para la ciberdefensa, para la ciberseguridad.
¿Serán tiempos de todo vale? Si no lo son, se parecen mucho. Hasta Pantaleón Pantoja, aquel tan oscuro como intrascendente capitán del Ejército peruano de ficción, que magistralmente creó Mario Vargas Llosa en 1973, es largamente superado en el mundo real por una minúscula élite de poderosos adictos a la perversión, a la mentira y al engaño.
“La vida no vale nada si ignoro que el asesino / Cogió por otro camino y prepara otra celada”. ¿Juglares o periodistas? Periodistas… y juglares. Como en la Edad Media, aunque en tiempos digitales. Ese es nuestro trabajo.
Sospecho que tal vez (¿o seguramente?) Gruneisen, Honan, Walton, Gueroult, Didier, Höfken o Loring, corresponsales de periódicos alemanes, ingleses, franceses de los que muy poco se conoce o sabe, que cubrieron en España la Primera Guerra Carlista entre 1833 y 1840; o acaso el mismísimo William Howard Russell, el primero de los corresponsales de guerra reconocido por la historia que en 1854 fue enviado por The Times para cubrir las acciones bélicas en Crimea, habrán tenido y padecido las mismas dificultades, las mismas dudas y los mismos engaños para acercarse a la verdad cuando quisieron informarse para informar.
Los trabajadores de prensa, como también se nos llama, tenemos claras las dificultades y riesgos de hacer público lo que desde el poder se pretende ocultar. La humanidad –a la luz de la historia– pareciera que en algunas cosas se repite. ¿Atrapados en la banda de Möbius? ¿Qué hacer? ¿Cómo hacerlo? ¿Cómo se deben proteger valores sociales como la libertad de expresión, el acceso a la información –claros derechos humanos, de todos y todas, no solo de periodistas y comunicadores– en un Estado democrático de derecho?
“La vida no vale nada cuando otros se están matando”, canta Pablo Milanés, acongojado
LIBERTAD
Allá por 1994, en el siglo pasado, en un texto de Niceto Blázquez titulado “Ética y medios de comunicación”, leí que “el periodismo es importante como registro histórico, como expresión de la sociedad, como desarrollo del conocimiento y porque fundamenta la libertad de personas y de sociedades”. El autor sostiene también que “el periodismo aporta elementos que, a pesar de sus limitaciones en exactitud, en análisis o en enfoque, contribuyen a la conservación de la memoria colectiva”.
Y, más adelante, destaca que “la más conocida razón de la importancia del periodismo es que, al servir como canal de expresión de la sociedad, impulsa cambios en la historia” porque “cada una de sus informaciones tiene un potencial de cambio que, al activarse, le imprime una dinámica de desarrollo a la vida social” y, desde esa perspectiva, acuerda con el maestro Gabriel García Márquez en que “lo mejor de la actividad periodística” se encuentra en “la posibilidad de cambiar algo todos los días”.
Así entonces enfatiza que “la sociedad necesita del periodismo tanto como el cuerpo humano de sus órganos de los sentidos”; precisa que “contribuye al desarrollo del conocimiento de la realidad” y resalta que ninguna “sociedad puede ser libre si no conoce la realidad de lo que sucede” porque, si no fuera así, “cuando no hay ese conocimiento, sociedades e individuos son manipulables”.
El 22 de setiembre de 2016, con las palabras de Blázquez, la Fundación Gabo, en su “Consultorio ético”, consignó “¿Por qué es importante el periodismo?”. Claramente, Blázquez, al igual que otros pensadores que en algunos casos son periodistas, aportó claridad al oficio de informar en tiempos que –tal vez como en la actual contemporaneidad– evidencian que la sociedad en su conjunto es protagonista de un cambio epocal perceptible en innumerables prácticas sociales primero y profesionales después.
Es tan necesario como urgente enfrentar la “desinfodemia” que aparece como indetenible. Periodistas y sociedad civil debemos asumir con convicción profunda que la libertad de expresión es la herramienta imprescindible para demandar derechos consolidados y construir nuevos valores sociales que claramente necesitan protección.
INTERÉS SOCIAL
Sin esa convicción, ¿cómo saber lo que debemos saber? ¿Cómo informarnos para informar? ¿Cómo llegar a ese dato al que no todos podemos llegar y es de clarísimo interés social? ¿Con qué herramientas contamos para verificarlo, contrastarlo y, tal vez, publicar? ¿Está la información al alcance de todos? ¿Hay simétrica posibilidad de acceso a la información? ¿Hay quienes tienen más acceso que otros para informarse y operar sobre la realidad o intentar construirla? ¿Cómo operan los dispositivos tecnológicos para resolver interrogantes como los planteados que lo son desde siempre en la historia del devenir humano porque son transversales a toda práctica y sector? ¿Siempre es así? ¿Cómo negarlo o aseverarlo?
Estamos frente a un dilema que pone en tensión varios conceptos desde la perspectiva de la sociedad civil respecto de múltiples polos de poder. A modo de ejemplo, pienso en el cambio climático que enfrenta dos proposiciones concretas a la vez que enfrentadas. “Es innegable que al medio ambiente lo afecta en particular la producción y quema de combustibles fósiles que producen efecto invernadero”, dicen unos. Los otros, los negacionistas, sostienen que se trata de “un proceso natural cíclico con consecuencias mínimas”.
Con ese marco los líderes planetarios debaten para encontrar un camino. ¿Con qué instrumento? Con la Convención Marco de Naciones Unidas contra el Cambio Climático (CMNUCC, por su sigla en inglés) cuyos integrantes, en diciembre pasado, se reunieron en Dubái para participar de la Conferencia de Partes (COP) y abordar el conflicto. El debate fue intenso. Los enfrentamientos también.
Sin embargo, Antonio Guterres, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el 13 de diciembre, cuando la conferencia hubo finalizado, fue claro y contundente: “A aquellos que se opusieron a (consignar) una referencia clara a la eliminación progresiva de los combustibles fósiles en el texto (final) de la COP28, quiero decirles que la eliminación progresiva de los combustibles fósiles es inevitable, les guste o no”. Guterres luego concluyó esperanzado su breve ponencia. “Esperemos que no llegue demasiado tarde”.
¿Qué pasará? La sociedad global tiene derecho a recibir información de calidad sobre la tragedia en ciernes. Con cada tormenta inusual, con cada sequía, con cada inundación, con cada incendio de bosques, con un terremoto en Nueva York, con cada fenómeno meteorológico como el que se abatió justamente sobre Dubái el martes pasado, afectada en forma directa o no, la sociedad civil quiere saber. Quiere tener certezas. Pero no lo consigue. Siente que algo grave pasa, que no consigue saber qué y crece la convicción de que “algo muy grave pasa y no nos dicen”. A través de periodistas, sistemas de medios o en las redes busca, pero no satisface la demanda.
“La información precisa y accesible al público es fundamental (…) en un Estado democrático de derecho”, sostuvo el Premio Nobel de Economía 2001, Joseph Stiglitz, en el Club Nacional de la Prensa (NPC, por su sigla en inglés) en Washington DC, la capital de los Estados Unidos. Era casi el mediodía del martes último.
DESINFORMACIÓN
Los periodistas profesionales quieren saber cómo pararse frente a la desinformación y cómo informar con calidad para que todos y todas sepan sin categorizaciones. Algunos colegas tomaban café, aunque lo seguían con atención. El académico tiene la convicción de que “el periodismo de calidad es un bien público”.
Sabe también que –como lo reporta la Unesco en el informe de Tendencias Mundiales de 2021/2022– “el periodismo enfrenta muchas dificultades”. Comparte ese parecer y lo expresa. Execonomista jefe del Banco Mundial, Stiglitz, académico en la Universidad de Columbia, considera que “la pérdida de confianza en el periodismo” por parte de la sociedad civil es “consecuencia del aumento de la desinformación (en general) y en línea”.
En los últimos tiempos el catedrático aboga por crear políticas públicas que mitiguen los “daños sociales” que tal vez emergen de los desarrollos tecnológicos. “El individuo (ciudadano) puede (y tiene el derecho de) informarse sobre lo que el Gobierno está haciendo y/o lo que debería estar haciendo. Los economistas a esa búsqueda (de información) la consideramos (y llamamos) de ‘bien público’ porque beneficia a la sociedad en su conjunto y, por ello, nadie puede ser excluido de acceder a ello”, remarca.
Desde varias décadas estudia los fenómenos vinculados con la comunicación. De hecho, fue galardonado con el Nobel junto con sus colegas George Akerlof, de la Universidad de California, y Michael Spence, de la de Stanford, por el impacto en los mercados de “la información asimétrica”.
La economía –quién puede dudarlo– es claramente una ciencia social. Stiglitz asigna valor estratégico a la información. Aboga por medios independientes como propone la Agenda 2030 de Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS) en la meta 10 del ODS 16. “Los medios independientes pueden ser el resultado, más que la causa, de una democracia sólida, el desarrollo (sostenible) y los derechos humanos”, resalta el profesor Stiglitz, quien entiende que “existe una correlación positiva entre el periodismo de calidad” y la solidez democrática.
No se puede tapar el sol con un dedo, afirma el dicho popular. “La comunicación es un elemento central en la vida social. Sea que se trate de la vida cotidiana, las organizaciones, el activismo, el periodismo, la política, o las corporaciones mediáticas y tecnológicas globales”, destacó, por su parte, unos pocos meses atrás el Consejo Mexicano de Ciencias Sociales (Comecso), que se reúne anualmente desde 1990.
“La prensa está bajo fuego”, sostiene Guilherme Canela, jefe de Libertad de Expresión y Seguridad de Periodistas de la Unesco
ASIMETRÍA
En ese contexto –como Stiglitz– señala que “la comunicación (social) se desarrolla en escenarios asimétricos” y advierte que “las concentraciones de poder de cualquier tipo provocan desequilibrios en los procesos, contextos, medios, actores y prácticas de la comunicación”. Describe Comecso que las “asimetrías (en la comunicación) son multidimensionales, pues están atravesadas por la diversidad de género, etnicidad, nivel socioeconómico, región, entre otras” y, por ello, “abren problemáticas amplias, que van desde la falta de acceso a los medios y tecnologías para comunicarse, o las representaciones mediáticas injustas (…) o las opacidades en asuntos como la gestión de los datos digitales”.
Los académicos mexicanos puntualizan que las “asimetrías en distintos escenarios de la comunicación (que mencionan) atentan contra la democracia y afectan la toma de decisiones orientadas al bien común, en el contexto de crisis ambientales, sanitarias, políticas, sociales, educativas, culturales, científicas y económicas” y, con ese diagnóstico, proponen “el diseño y ejecución de políticas públicas” para asumir “el reto del consenso, la ética y los derechos humanos”.
Percibo coincidencias sustanciales entre las observaciones y los estudios realizados por el profesor Stigliz y la Comecso, al igual que en las preocupaciones. En ambos trabajos de investigación se reivindica –como premisa esencial– el pleno respeto de los derechos humanos. Se apoyan en la Declaración Universal que los consagra desde 75 años. Sin espacio para la confusión –más allá de múltiples interpretaciones sobre casos puntuales– ese documento de soft law no solo consagra el “derecho a la libertad de opinión y de expresión”, sino que precisa que ello “incluye” también la potestad “de investigar y recibir informaciones y opiniones” como así también “difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.
Para que ello sea posible, el profesor Joseph Stiglitz, en el NPC, apuesta a “crear un entorno robusto y saludable para el periodismo” como está previsto en la Declaración de Windhoek de 1993, “que establece que la prensa libre es fundamental para la democracia y un derecho humano”.
Propone “crear un entorno propicio para el periodismo profesional, (lo que) implica desarrollar regímenes legales que apoyan la libre expresión, como el derecho a contar. Destaca que para que el periodismo “pueda hacer su trabajo, necesita tener acceso a la información para poder ejercer el derecho a saber” para que otros sepan. Si bien luego consigna que “la mayoría de los medios de comunicación en las democracias son privados”, precisa que “hay evidencia (de) que (la existencia) medios de comunicación públicos fuertes mejoran la calidad y la confianza en los medios privados”.
Sin embargo, como problema puntualiza que “la mayoría de los países no los tienen”; que en otros se verifica “una enorme concentración de medios” y, en ese contexto, taxativamente opina en tono de advertencia que así como esos sistemas estatales con baja calidad democrática no son recomendables, “el poder del mercado socava la diversidad”.
Abdo es responsable de debilitamiento de Fuerza Republicana, alegan
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El senador Colym Soroka manifestó que hubo un cierto abandono e ingratitud de parte de los líderes de Fuerza Republicana, entre ellos, del expresidente Mario Abdo Benítez. Luego de las derrota del movimiento en las internas del 18 de diciembre del 2022, nunca más hubo ninguna reunión y esto motivó las fugas y el debilitamiento de este bloque del Partido Colorado.
“Sentí que nos dejó en momentos de crisis, por eso hoy Fuerza Republicana no tiene fuerza”, sentenció Soroka. El legislador afirmó que pese a que tiene afinidad con los diversos bloques del partido en el Senado, él mantiene una posición independiente, lo cual le permite hacer cualquier tipo de cuestionamientos.
“La ingratitud de parte de los que manejaban el equipo a los que los que luchamos, pesó para que muchos amigos abandonen el equipo. Yo hablé con Marito después de un año y medio, nosotros no conseguíamos ni audiencia con él después de las elecciones internas, tengo los mensajes con su secretario, siendo diputado, no nos hizo caso en ese tramo”, aseveró a la 1020 AM.
Soroka señaló que luego de las internas coloradas del 2022, los líderes de Fuerza Republicana no convocaron a ninguna reunión, no hubo contención ante la derrota ni respaldo para quienes obtuvieron los votos necesarios para continuar su campaña para los comicios generales.
Por este “abandono” que sufrieron los integrantes del bloque, no cabe que se haga cuestionamientos a quienes deciden cambiarse a otros movimientos como Honor Colorado, alegó el senador. “Jamás hubo contención y el apoyo que uno necesita como equipo para llegar a las elecciones, esa es la realidad, entonces por qué vas a juzgar a alguien si cambia de equipo, cómo vas a decir que estás dolido por los que se van, está bien, por qué se van a enojar”, concluyó.