• POR JOSÍAS ENCISO ROMERO.

La incongruencia es el plato fuerte de nuestra clase política. Y aque­llas figuras nuevas, o relati­vamente nuevas, que ambi­cionan presentarse como la cara renovada de la oposi­ción, añadieron como plato de entrada el espectáculo y como postre el vedetismo. Acompañando tan opíparo menú con abundante vino de la personalizada marca “Blancas palomitas”, “No soy como vos”, “Yo me creo muy importante”, pero “No te alcanzó mi amor”. Cuando hay poliamor no hay cora­zón que aguante. Una de las recién estrenadas figuritas de la concertación opositora es la chetita derechoide la Sole, apellidada Núñez.

La coherencia es una asig­natura que repitió varias veces y jamás aprobó en su pasantía por la ciudad universitaria de Oxford. Ni mostrándole las fechas pudo establecer una rela­ción lógica entre las partes. Lo que dijo ayer hoy lo borra con su saliva. Sin explicar por qué antes era así y ahora ya no. Con dos alas luminosas viene bajando del cielo para salvar a los inocentes peca­dores de las garras del colora­dismo que tiene secuestrado al país. Solo que, en algún momento, ella formó parte de los llamados secuestra­dores. Mientras tanto, ni se acuerda de los verdaderos, de aquellos que asolan el Norte, teniendo en cautiverio a cua­tro ciudadanos paraguayos. Claro, eso es lo menos, si sos un cheto bueno.

Este aperitivo apenas sirva para presentarles a la “Reina Mayor” de las incongruen­cias, la diputada por el Par­tido Encuentro Nacional (PEN), Kattya González. Des­pués de algunas contorsiones ideológicas de acuerdo con el viento del público, declaró que no es ni de izquierda ni de derecha, sino todo lo con­trario, emulando al ilustre don Mario, el padre. Según la interpretación de nuestro recordado y querido profesor de la Facultad de Derecho, el doctor Óscar Paciello Can­dia, esta asociación política fundada por el empresario Guillermo Caballero Vargas era un batiburrillo de tras­nochados y carmelitas des­calzas. Una polenta de difí­cil cocción.

El 20 de marzo del 2022, en Ciudad del Este, la diputada Kattya González clamó por la “unidad de la oposición para desalojar del poder a los escombros y cachivaches” del Partido Colorado. Y pro­siguió, conmovida: “Queridos conciudadanos (se olvidó de las conciudadanas), yo siento lo que ustedes sienten. Ya no es el momento de seguir rogando a quienes solamente fingen que nos escuchan y de seguir creyendo a quienes nos han mentido durante déca­das. Ya no es el momento de seguir aceptando migajas que se caen en cada elección”. Por eso va y comparte una con­certación con Efraín Alegre, el único líder del PLRA, quien durante su paso huracanado por el Ministerio de Obras Públicas no dejó ni las miga­jas. Hasta una ruta se morfó.

Es por eso que Kattya, nues­tra diputada estrella, única e intransferible, en su lucha por “desalojar los escombros” del Partido Colorado, le hizo una visita de cortesía al “Maris­cal de la derrota”, Nicanor Duarte Frutos, últimamente rebautizado “Mariscal pas­telito”. Por supuesto, a tono con sus disparos selectivos y sus disparates certeros, no buscó cualquier escombro, sino uno de porte. Algo así como el monumento de los escombros. El hombre que está dilapidando los recur­sos de la Entidad Binacional Yacyretá (EBY), maneján­dola peor que la carnicería con so’o kapi’i del viejo don Florencio. No pudo nombrar en la EBY a la mascota de la casa porque no tiene cédula. Llenó de “rocíos” y verdes “prados” la entidad. Alquila vehículos por montos que en diez meses ya suman el pre­cio de uno nuevo. Pero ha’e ohundíta la escombrokuéra. Hóita ña Kattya.

El pretexto de Kattya fue buscar apoyo de la EBY para que el transporte público sea movido a electricidad. Y para no ir con las manos vacías, le regaló una camiseta verde con la inscripción: “Paraguay eléctrico, yo apoyo”. Dicen que el “Mariscal pastelito” se quedó babeando tres días sin parar por tan conmovedora visita, con oídos y pañue­los siempre a disposición de Armín Diez Pérez, quien se considera la reencarnación de Porfirio Rubirosa.

Después de esa memorable entrevista, solo superada en estruendos por la batalla de Waterloo, Kattya recuperó su discurso. Aliada con la Sole, se presentan como la mejor alternativa para ganar a los “escombros y delin­cuentes” colo’o. Parafra­seando a don Groucho Marx: “Estos son mis discursos, y si no les gustan, tengo otros”. Uno para cada ocasión, dijo el ratón y se comió su pro­pia lengua.

Por supuesto, a tono con sus disparos selectivos y sus disparates certeros, no buscó cualquier escombro, sino uno de porte.

Con dos alas luminosas viene bajando del cielo para salvar a los inocentes pecadores de las garras del coloradismo que tiene secuestrado al país.

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