Este gobierno, caracte­rizado por la persecu­ción inmisericorde a sus correligionarios, está des­plegando una nueva opera­ción de la mano de sus aliados de la izquierda en el Senado. Lo de generar operaciones en contra de correligionarios no es nuevo, así como tampoco es nuevo que la operativa de las operaciones sea por la vía del garrote. Al parecer no conocen otro lenguaje. En la política, a pesar de que hay que hacer movidas planifica­das y dentro de una estrate­gia, también es bueno dejar cierta dosis de impredecibi­lidad. Eso hace que la contra parte reciba una sorpresa, cuando sea conveniente.

En la Cámara de Senadores se está gestando este opera­tivo que una vez más tiene que ver con el Mensaje Nº 126 del Poder Ejecutivo, vía Minis­terio de Relaciones Exterio­res, de fecha 12 de diciembre del 2018. Eso sí, era necesa­rio ponerle un nombre que enmarque el debate: Proto­colo para la eliminación del comercio ilícito de productos de tabaco. Es un documento de casi 100 páginas que en realidad abarca demasiados temas que hacen al negocio propio de la industria del tabaco. Es una figura repe­tida, ya la han usado a fines del año pasado, cerca del cobro del aguinaldo. Ino­cente casualidad. Terminó siendo postergado; tal vez porque en el fondo lo que en realidad se busca no es apro­barlo, de lograrse eso, no se podrá seguir usándolo como un cháke, de manera absolu­tamente irresponsable.

El documento de referen­cia cambia las reglas de la industria. Y encima lo hace de manera inconsulta, ya que jamás los referentes empre­sariales ni los gremios han sido tan siquiera invitados a una reunión donde técni­camente puedan argumen­tar sus puntos de vista. Y no los invitan, porque desde siempre fue una cuestión de ataque político, comercial y mediático, no pasa por escu­char argumentos ni mucho menos debatir técnicamente la cuestión. Poco importa que sean los mayores aportantes al fisco en lo que hace a pago de impuestos y la cantidad de empleos que se ponen en riesgo. Este protocolo atenta contra la elaboración y comer­cialización legal de produc­tos del tabaco, no conforme con eso va más allá y apunta a beneficiar a las poderosas multinacionales del mismo rubro, generando una pro­funda competencia desleal, ya que obstaculiza que las industrias nacionales pue­dan exportar a las zonas fran­cas y con eso las extranjeras podrán seguir manejando el mercado internacional y glo­bal. Por eso es una operación comercial.

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Es una operación política, basta observar de donde viene. Los voceros, sus alia­dos y los que optan por no dar la cara. Es un ataque al ex presidente de la República y líder político de mayor auto­ridad no solo al interior de su partido, sino de toda la polí­tica nacional: Horacio Cartes. La movida se da en momen­tos en los que los números que se ven en todas las medi­ciones muestran una dife­rencia abrumadora a favor tanto para la candidatura a la presidencia de la Junta de Gobierno, a la que se candi­data Cartes, como para la chapa presidencial: Santiago Peña y Pedro Alliana. Y para esto, se cuenta con la ayuda de los aliados del Ejecutivo en el Senado, el Frente Guasu.

Y también es una fuerte movida mediática. Desde el grupo Abc no le perdonan a Tabacalera del Este que haya optado por otro proveedor para imprimir las cajetillas. Eso tal vez (y solo tal vez) explique tanta animadver­sión.

Porque en cualquier historia, si es una buena historia, está lo que se ve y está lo que per­manece oculto. En Contexto de La Nación estamos para contarle lo que hay detrás de las operaciones políticas, lo que el poder quiere ocultar.

Desde el grupo Abc no le perdonan a Tabacalera del Este que haya optado por otro proveedor para imprimir las cajetillas. Eso tal vez (y solo tal vez) explique tanta animadversión.

Es una figura repetida, ya la han usado a fines del año pasado, cerca del cobro del aguinaldo. Inocente casualidad.

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