Sebastián Marset se esconde vergonzosamente en su aspecto de villano de cine mientras compite en carreras de coches deportivos y se compra un cuadro de fútbol”, manifestó Cartwright Weiland, alto funcionario de la Oficina de Asuntos Internacionales sobre Narcóticos y Aplicación de la Ley, de los Estados Unidos.

Marset figura en la nómina de los narcotraficantes más buscados por la Administración de Control de Drogas (DEA) de los Estados Unidos, y se encuentra en el cuarto lugar de la lista. Lleva prófugo desde 2023, cuando logró burlar una operación policial destinada a capturarlo en Bolivia.

El país norteamericano ofrece una recompensa de USD 2 millones (G. 15.600 millones) para quienes provean informaciones que conduzcan a su arresto y condena. El capo narco ingresó en el radar de los Estados Unidos mediante la operación de transferencia que realizó uno de sus principales cómplices, desde un banco de Portugal a otro en China.

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El monto aproximado fue de USD 32 millones. La operación tuvo como intermediario a una institución financiera de Estados Unidos, que la aprobó mediante un servidor ubicado en Richmond (Virginia). Esta es una transferencia de un monto muy bajo para el mundo del narcotráfico, pero fue clave en la investigación contra Marset.

Su riqueza está manchada de sangre y del sufrimiento que ha regado desde Montevideo hasta Miami. Su zoológico privado incluye decenas de animales, pero Marset Cabrera y sus matones asesinos son las verdaderas bestias”, manifestó Weiland, según la publicación periodistica realizada por el medio de comunciación uruguayo, Búsqueda.

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El también uruguayo Federico Santoro, uno de los principales cómplices de Sebastián Marset. Foto: Gentileza

La citada transferencia fue una de las transacciones utilizadas por el país nortemaricano para acusar formalmente a Marset de lavado de activos. Los fiscales de la causa refieren que el uruguayo es el líder de una organización de narcotráfico a gran escala que distribuyó miles de kilogramos de cocaína desde América del Sur con destino a Europa y que tuvo operaciones en Bolivia, Paraguay, Brasil, Bélgica, Países Bajos y Portugal.

La investigación en Estados Unidos revela que Marset y uno de sus principales socios, Federico Santoro, tenían una estructura para el blanqueo de activos. La estructura criminal empleaba plataformas sociales como Sky ECC, un servicio de mensajería encriptada creado por una empresa canadiense en el año 2021.

Marset enviaba a mediante esa aplicación fotos de ladrillos de cocaína para informar a Santoro que una carga estaba en camino a Europa. Luego mandaba otros mensajes para que recaudara el dinero una vez que la carga había arribado.

Marset, Santoro y sus socios se aseguraban que la plata fuera entregada correctamente mediante un sistema de verificación basado en algunos números de serie de los billetes, que servían como “token de autenticación”.

“En algunos casos, los mensajeros de la red recogían maletas llenas de euros a la vera de los caminos públicos en Europa, y el dinero era ocultado en compartimentos secretos de vehículos para facilitar su transporte sin ser detectado”, detalla parte de la acusación formulada contra Marset, por el Departamento de Justicia.

Sebastián Marset prefería que la moneda final de la operación fuera el dólar. Para esto, les brindaba a Santoro y a otros integrantes del grupo cuentas bancarias de empresas ubicadas principalmente en Chile o China.

Uno de los miembros del esquema tenía vínculos con aproximadamente 7 empresas en Europa dispuestas a aceptar dinero proveniente del narcotráfico y luego realizar transferencias a cuentas determinadas por Santoro. Para facilitar estas transacciones, se producían facturas falsas con el objetivo de hacer parecer que el movimiento estaba vinculado a negocios legales.

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