• Por Nadia Denis (nadia.denis@nacionmedia.com)

Este sábado 10 de mayo se cumplen tres años del asesinato del fiscal Marcelo Pecci en una playa de Barú, en Colombia, y el caso, lejos de cerrarse, sigue dejando muchas preguntas sin respuestas. El crimen, que estremeció a Paraguay y a gran parte de América Latina, se ha convertido en un símbolo de los desafíos que enfrenta la lucha contra el crimen organizado en la región.

Pecci, fiscal especializado en la lucha contra el narcotráfico, crimen organizado y lavado de dinero, fue asesinado mientras se encontraba con su esposa —la periodista Claudia Aguilera, embarazada de pocos meses— durante su luna de miel, en un atentado que, según las investigaciones del Ministerio Público de Colombia, fue planificado con precisión por redes criminales transnacionales.

“Son tres años y lamentablemente no se sabe todavía quiénes fueron los autores de morales de su muerte. Hasta el momento la justicia está incompleta, pero las esperanzas son las últimas que se pierden, espero que en poco tiempo se pueda llegar a saber realmente quienes fueron”, dijo Maricel Albertini, madre de Pecci en comunicación con La Nación/Nación Media.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY
Claudia Aguilera presenció el momento en que su esposo, Marcelo Pecci, fue asesinado. Foto: Néstor Soto

Desde entonces, nueve personas han sido capturadas, juzgadas y condenadas por su participación, entre ellos los autores materiales y algunos intermediarios logísticos. Sin embargo, el autor intelectual del crimen sigue en las sombras y se desconoce si fue una persona, un grupo criminal e incluso no se sabe de qué país vino la orden para acabar con la vida de Pecci.

Durante estos tres años, la figura de Marcelo Pecci ha sido recordada en múltiples escenarios como ejemplo de integridad profesional y valentía. Sin embargo, su familia insiste en que los homenajes deben ir acompañados de avances concretos en la identificación y juzgamiento de los verdaderos responsables detrás del asesinato.

“Tengo entendido que ahora hay una cooperación entre Paraguay y Colombia, creo que están intercambiando datos, pero no se sabe realmente, yo creo que la orden no solo salió solo de Paraguay y es un grupo más bien a nivel internacional, pero esas son suposiciones mías, porque no hay mucha información sobre eso”, expresó.

Los indicios apuntan a organizaciones criminales vinculadas al narcotráfico, en grupos asociados al prófugo uruguayo Sebastián Marset, Miguel Ángel Insfrán, alias Tío Rico, y Jaime Andrés Franco Mendoza, ambos paraguayos recluidos en cárceles de Paraguay. Incluso, el presidente colombiano Gustavo Petro apuntó en reiteradas ocasiones al uruguayo en sociedad con un capo en Colombia como responsables de haber ordenado y financiado este crimen.

El clamor por la justicia

En marzo de este año, la familia presentó una demanda contra el Estado colombiano y el hotel donde ocurrió el crimen, señalando fallas de seguridad y omisiones graves. La familia pide un resarcimiento de USD 2,4 millones y su defensa alegan se suministraron datos de suma relevancia y se facilitó el acceso de los asesinos a lugares reservados.

En Colombia, la investigación ha tenido avances significativos, pero también retrocesos dolorosos. El asesinato en prisión de Francisco Luis Correa, quien habría sido un testigo clave por su rol de coordinador entre los autores materiales y los autores intelectuales, fue un golpe a la causa. Para muchos, su muerte representa una muestra más de la capacidad de las estructuras criminales para obstruir la justicia incluso dentro del sistema penitenciario, puesto que existen severas dudas de que su fallecimiento haya sido simplemente producto de una rencilla entre reclusos.

Desde organismos internacionales hasta embajadas extranjeras, la presión para esclarecer el caso se mantiene. Estados Unidos ha reiterado su compromiso en apoyar la lucha contra el crimen organizado en Paraguay, y asociaciones de fiscales de toda Iberoamérica han elevado su voz para exigir justicia y recordar el legado de Pecci.

En Asunción, este nuevo aniversario estará marcado por conmemoraciones y recordaciones organizadas por la familia Pecci y por sus excompañeros del Ministerio Público, a quien les une el reclamo de poder llegar a la verdad, porque a tres años del crimen, la justicia sigue siendo una deuda pendiente.

Muere el que es olvidado y él siempre está vivo, a menudo le hacen homenajes y siempre se le recuerda. Él está aunque no esté presente de cuerpo con nosotros, su alma está entre nosotros”, cerró diciendo su Maricel.

Maricel Albertini, madre de Pecci, señaló que la familia siente la presencia de su hijo. Foto: Gentileza

Déjanos tus comentarios en Voiz