- Claudio Acosta
- Director del Club de Ejecutivos
Paraguay está viviendo un momento único. El presidente Santiago Peña no se cansa de decirlo: somos “el secreto mejor guardado” de América Latina, una “gema escondida” llena de oportunidades. En el foro CAF-WIP 2025 lo dijo claro: “Este es un país lleno de oportunidades y lo tiene que saber el mundo”. En Londres agregó que nuestro grado de inversión será “un trampolín para incrementar la inversión internacional”.
Pero cuando esas inversiones millonarias tocan tierra paraguaya, se topan con la realidad: falta infraestructura, los trámites son un dolor de cabeza, no hay suficiente gente capacitada y las instituciones van más despacio de lo que necesita el mundo de los negocios hoy.
Los números no mienten. Estábamos hace unos años en el puesto 97 en infraestructura, con un déficit de miles de millones de dólares por cubrir. El gobierno anunció un plan de 5.500 millones para cinco años y la ampliación de la PY02 con 180 millones más.
Suena bien, pero el desafío va más allá del cemento y las rutas: faltan ingenieros, sistemas que funcionen eficientemente y profesionales capacitados para, por ejemplo, gestionar pedidos de financiamiento de altos tickets como los que ofrece el BID Invest.
¿Qué hacemos entonces?
El Estado debe hacer que las alianzas público-privadas funcionen con reglas claras. Crear ventanillas únicas por sector y capacitar funcionarios para digitalizar trámites, mejorar la atención, y convertirse en asesores de negocios.
Los empresarios no podemos solo quejarnos de la falta de mano de obra calificada. Debemos tomar el toro por las astas y formar a la gente que necesitamos mediante convenios con universidades y pasantías, mayor inversión interna, participación activa en eventos de conceptos actualizados de negocios, etc.
Las universidades tienen que investigar lo que verdaderamente importa a nivel país: energías renovables, agroexportación, logística, innovación tecnológica. Y la sociedad civil debe colaborar en el control ciudadano de estas inversiones y oportunidades.
Y lo más importante: trabajar juntos. Necesitamos una mesa donde se sienten gobierno, empresarios, universidades y sociedad civil. Que planifiquemos juntos y anticipemos problemas antes de que lleguen las inversiones.
El presidente tiene razón cuando “vende” a Paraguay como una joya. Nuestras condiciones macroeconómicas son muy buenas y estables, el grado de inversión recibido hace poco tiempo nos abre puertas importantes. Pero una cosa es la intención positiva y la buena voluntad y otra la realidad.
Si queremos que funcione realmente, no basta con abrirnos al mundo. Tenemos que estar preparados adentro para recibir y aprovechar esas oportunidades. Y eso requiere que todos (todos) pongamos el hombro. Ya.
El camino ya está ahí. Solo falta que lo caminemos.